Cuando tratas de opacar la luz de otro, en verdad solamente opacas la tuya.
Ambos son LUZ, cubierta por infinidad de máscaras y cáscaras que obstaculiza su percepción.
Por eso, en vez de trabajar para destruir a otro, ¿qué tal si te propones andar el camino de la TESHUVÁ?
Esto es, descorrer los velos, permitir que la LUZ atraviese y alcance tu conciencia, para que despiertes.
Dejar las habladurías, celos, envidias, rencores, manipulaciones, maltratos, injurias, engaños, en fin, el modo EGO para ponerse en serio a construir SHALOM por medio de pensamiento, palabras y actos de bondad y justicia.
Al permitir que la LUZ inalterable cumpla su función, y que el EGO también lo haga con la que le corresponde, te sentirás feliz, libre, ligero, conectado, pleno, con ganas de vivir y compartir tu claridad con el mundo.
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