«וַיֹּ֤אמֶר יַֽעֲקֹב֙ אֶל־פַּרְעֹ֔ה יְמֵי֙ שְׁנֵ֣י מְגוּרַ֔י שְׁלֹשִׁ֥ים וּמְאַ֖ת שָׁנָ֑ה מְעַ֣ט וְרָעִ֗ים הָיוּ֙ יְמֵי֙ שְׁנֵ֣י חַיַּ֔י וְלֹ֣א הִשִּׂ֗יגוּ אֶת־יְמֵי֙ שְׁנֵי֙ חַיֵּ֣י אֲבֹתַ֔י בִּימֵ֖י מְגֽוּרֵיהֶֽם:
Y Iaacov [Jacob] respondió al faraón: –Los años de mi peregrinación son 130 años. Pocos y malos son los años de mi vida, y no alcanzan al número de los años de la vida de mis padres en su peregrinación.»
(Bereshit/Génesis 47:9)
Nos dicen los Sabios que por esta frase el patriarca Iaacov decretó en las esferas celestiales que su vida se acortará en unas décadas.
Nosotros, con humildad agregamos lo que es obvio, no solamente por estas palabras sino por el constante pensamiento que encerraba en su mente el patriarca que quedó expresado en la frase trágica que citamos.
Él se había convencido, aferrado a un sistema de creencias, que su vida era mala y dramática, que el sufrimiento era inseparable compañero de sus días.
Si bien era cierto que la Torá nos relata muchas desventuras en su transcurso, el patriarca tenía el poder y la LUZ como para interpretar las cosas de manera diferente, con un atisbo de optimismo veraz.
Pero, se fue dejando vencer, lentamente, golpe a golpe, tormento a tormento, hasta llegar a sentirse una sombra que pasa en dolor y amargura.
Lo cual expresó al joven faraón cuando este inocentemente le preguntó por su edad, al verlo tan viejo, o quizás mejor diríamos avejentado.
La enseñanza para nosotros: construyamos SHALOM en todo momento, para dentro y fuera, en pensamiento, palabra y acto.
Que tus palabras sean positivas, incluso en la oscuridad, porque ya suficientemente malo es padecer alguna desgracia como para acrecentar el malestar con una interpretación terrible.
Piensa positivo, habla en consonancia y enseña a tus músculos a no dejar de construir SHALOM, con bondad y justicia.
No quiere decir ir como tonto por la vida, negando la acidez o delirando con fantásticas resoluciones; quiere decir estar comprometido con mejorar tu vida y la de tu entorno, más allá de las posibilidades.
El resultado final no depende de ti, pero el camino es buena parte tu elección.
No hay un Dios servicial que te hará los mandados porque te llenas de esperanzas coloridas, ni el universo se orquestará para darte los gustitos, pero tu pensamiento/palabra/acción enfocada en construir SHALOM te dará paz incluso donde no la hay.
Ulertzen duzu?