Muchas veces nos preguntamos: ¿qué me está pasando en la vida, con mi vida?
Por lo general cuando estamos en una racha negativa, o ante un tropezón.
¿Qué me está pasando?
Y también el tan común: ¿Por qué a mí?
No sé si notas que está pregunta evidencia pasividad, falta de responsabilidad, ser víctima y no actor, estar sometido y no ser creador.
”Me está pasando”.
Como si hubiera un destino, como si uno no fuera personaje y autor, sino mero títere.
Hay algo que acontece, que me ocurre y que pareciera estar por fuera de mi alcance.
Desde una perspectiva más integral podemos decir que no nos está pasando nada, sino que estamos recibiendo respuestas.
¿Respuestas?
¿Respuestas a qué?
A cómo estás viviendo.
A las decisiones que tomas.
A las decisiones que pospones.
A las decisiones de las que crees escapar por no decidir.
A lo que estás haciendo.
A lo que estás dando.
No amigo querido, no es respuesta a lo que piensas, ni a lo que sientes, ni a lo que crees.
El mundo interno es muy importante, tiene un grado en el arte de modelarnos y a nuestro entorno, pero no es la clave.
Lo esencial es cómo vivimos, qué hacemos, qué dejamos de hacer.
Te daré un ejemplo muy simple.
Puedes pensar en que tu comida es saludable, sientes que estás ingiriendo alimentos sanos, crees que tu dieta es balanceada y correcta, tienes plena fe en esto; pero en los hechos, en los actos, estás comiendo comida chatarra, llena de azúcar, fritos y refritos, en cantidades desaconsejables, con mucha sal, etc.
¿De qué vale tu pensamiento, sentimiento, creencia, si a la hora de las acciones estás falto de equilibrio, provocando tu desarmonía?
Luego te quejas de sobrepeso, de pesadez, de malestar estomacal, de taquicardias, de insomnio, de fatiga crónica, de falta de aliento, de problemas emocionales, de conflictos con tu pareja, de…
La vida te está respondiendo a lo que estás haciendo con ella.
Recuerda, las buenas intenciones son hermosas, sí señor, pero cuando están acompañadas de conocimiento y equilibrio. Pues, cuando las buenas intenciones vienen solas, carentes de sabiduría, adecuación y armonía, suelen resultar en desastres. (Lee la definición de diletante, si gustas).
Oh sí, el pensamiento, sentimiento, palabra, que son positivos tienen su efecto positivo.
Sin dudas que sí.
Somos multidimensionales, no meras máquinas de hacer cosas.
Una bella palabra a tiempo puede cambiar una vida, para bien. Una palabra a destiempo, puede hacerlo para mal.
Pero es una palabra dicha, es decir, hay una acción, diste algo de ti. Para bien o para mal.
Si te quedas solo en el pensamiento positivo, en el sentimiento ídem, y nada más, no cambias al mundo, ni te mejoras para nada a ti mismo.
Que la acción sea un vestido acorde con tus pensamientos y sentimientos, entonces sí: piensa bien y será bien.
No por magia, sino porque es la ley de causa-efecto, acción-reacción, modifico de alguna forma el sistema y éste me responde.
La vida me responde a lo que doy,
Ciertamente las emociones han de acompañar al pensamiento, darles esa energía vital de la cual carecen los pensamientos.
Piensa bien, entonces encuentra dentro de ti la emoción positiva y encárnala en una acción constructora de Shalom.
O al revés, siente tu “neshamá”, tu esencia espiritual, tu pura conexión con la Eternidad, siéntela vibrar, descúbrela, enlázala con algún pensamiento favorable y entonces haz la obra necesaria para construir Shalom.
Por supuesto, en medio estará el EGO perturbando el accionar.
La emoción luminosa será opacada por deseos del EGO.
El pensamiento correrá hacia excusas para justificar lo negativo.
Las acciones serán torpes o confusas.
Entonces, luego no te quejes preguntando qué pasa con tu vida, pasa lo que estás haciendo con ella.
Porque, por lo general nos vamos auto engañando, creyéndonos más buenos, sabios, justos, leales, inteligentes, perfectos, armoniosos, iluminados, santos, etc. de lo que en verdad estamos siendo.
Es una de las trampas del EGO, la desconexión de la realidad.
Entonces, cuando tomamos real conciencia de nuestra identidad, cuando nos unificamos en nuestros planos, cuando vamos armonizando nuestra existencia, cuando realmente construimos shalom a cada instante (es un ideal casi inalcanzable, pero bueno, a ello debemos aspirar), entonces allí comprendemos la futilidad de la queja, la necesidad de seguir creciendo, aún en el dolor, aun en la falta de esperanzas, aun en el amargo momento.
Pero, ten presente, tú no eres el centro del universo, tampoco eres todopoderoso, por lo cual ni tus buenas intenciones+conocimiento arropados en buenas acciones no tendrán necesariamente resultados siempre positivos en este mundo.
Porque, te lo repito, no eres el centro del universo, no eres todopoderoso.
Hay otros factores en juego, que pueden ser otras personas que se oponen a tu proceder, que son indiferentes, que producen el mal –voluntariamente o no-, que están allí y no responden de la manera esperada, etc.
Está también el mundo material, que excede en mucho tu poder, que no está a tu servicio aunque la humanidad tenga esa rara idea.
Está el sistema complejo del mundo que funciona con sus propias reglas naturales, que tiene efectos que pueden ser molestos, desagradables, mortales.
Están los designios de Dios, que suelen ser inescrutables.
Como sea, a veces podemos confesar que estamos pensando, sintiendo, creyendo y haciendo en sintonía con el Bien (con inicial mayúscula), pero igual sentimos que algo no está bien.
Es la famosa cuestión, tan milenaria, de que al bueno le va mal, en tanto al malvado le va bien.
No es aquí el momento de tratarla, porque ya lo hemos hecho en otras ocasiones antes.
Pero sí, hay cuestiones que nos sobrepasan.
Sin embargo, la clave habitual suele ser lo que te trato de enseñar aquí hoy: Lo que das, es lo que recibes.
No será 100% de las veces, pero tiende a ello.
Lo que das en esta vida, que es la única que tienes.
No hay necesidad de estar pendiente de ilusiones (o no) de vidas previas.
Ni de conceptos magias o místicos.
Busca lo simple, lo concreto, que suele ser la mejor respuesta.
¿Como encarnas en acciones tus emociones?
¿Brindas agresión, gritos, pasividad, dolor, severidad, falsedad, miedo, miseria, indiferencia?
¿Qué estás aportando al mundo?
Lo que brindas, es lo que probablemente recibirás a cambio.
Como en tu cuenta de banco. No sería lógico ni razonable enojarse y patear al cajero automático si no te da dinero, si no le has depositado nada antes.
Y si esperas dólares y depositaste pocos pesos, ¿con qué derecho reclamarás lo que no te corresponde?
Primero deposita, cuida tu inversión, añade a ella y entonces estarás listo para recibir lo que es tuyo y con creces, con buenos intereses.
Así en el amor, la amistad, el trabajo, la comunidad, el vecindario, etc.
Brinda y recibirás.
Deposita en el banco de la vida (temporal y eterna), haz buenas obras, no importa tanto en lo que crees. Haz el bien, con justicia y lealtad.
Pon en tu cuenta, de a un peso por vez si no puedes más, pero no dejes incrementar tu caudal ni bien puedas.
Brinda acciones nobles, colabora, coopera, comparte el buen pan, brinda entusiasmo, alegría, afecto, gratitud, felicidad, amor, abundancia, aprecio, reconocimiento, lealtad.
Vamos, dale eso a tu pareja, a tus hijos, a tus padres, amigos, familia, FULVIDA-SERJUDIO.com, da generosamente, no esperes NADA a cambio.
Tú brinda, haz que tu entorno sea depositario de tus buenas acciones.
Al rato estarás recibiendo con creces lo que diste.
Recogerás bienestar, si no lo estás esperando como codicioso negociante mezquino.
Construye shalom, una y otra y otra vez. No esperes NADA a cambio. Tú hazlo.
La vida te responderá con creces.
Ya no preguntarás con una respuesta hueca: ¿Qué me está pasando?
Sino que alegremente enseñarás a construir shalom, a ser quien construye tu vida y la hace receptora regocijada de bendición.
Si te gusta, compártelo, vívelo. No dejes que este mensaje de vida muera en el anonimato del EGO. Gracias.