Dioses robados

Laván, tío y suegro de Iaacov, le dice a éste:

«Yo tengo poder para haceros mal,
pero el Elohim de tu padre me habló anoche diciendo: ‘Ten cuidado, no hables a Iaacov [Jacob] ni bien ni mal.’
Y ya que te ibas definitivamente, porque tenías tanta nostalgia por la casa de tu padre, ¿por qué me has robado mis dioses?»
(Bereshit / Génesis 31:29-30)

Yo tengo el poder para hacerte mal, a ti y a quienes te acompañan, dijo Laván.
En el plano material, es una afirmación temeraria pero cierta.
Laván contaba con un pequeño ejército que tenía la capacidad de infligir daños corporales a Iaacov y su gente.
Además, en el plano emocional y social, no conocían de impedimentos para llevar a cabo sus deseos sanguinarios.
Y, hasta cierto punto, en el plano mental estaba todo acondicionado para ejercer su dominio.
Sí, poder tenía.
No era un bravuconcito del barrio que pretendía lo que no poseía, que hacía gala de recursos de los que carecía. De un instante al otro él podía provocar un espantoso sufrimiento a su contendiente.

Sin embargo, un poder superior (Dios) le impedía ejercerlo, porque de hacerlo, las consecuencias que soportaría serían tremendas.
Entonces, ¿en qué quedó su poder?
¿Le reportaba beneficios, o se había girado en su contra y ahora podría explotarle en las manos y dañarlo?
En los hechos, ¿era poderoso o impotente?
¿Era realmente poderoso, y por ello hablaba desde el AMOR; o era impotente y sus palabras brotaban del EGO?

Si se contenía en sus cometidos malignos, porque el Eterno así le había mandado, y encontraba el camino para vivir en paz con ello, derivando su energía hacía fines constructivos, entonces estaría ejerciendo realmente el poder. Esta es la “magia” del perdón, el arrepentimiento, la Comunicación Auténtica, el admitir la debilidad, el agradecer, el dejar fluir lo indomeñable pero controlar aquello que está bajo nuestro dominio, el disfrutar de lo permitido, en resumen: construir shalom con acciones concretas de bien Y justicia. Tanto en lo interno como en lo externo, con uno mismo y con el/lo otro. Existiendo en la senda del AMOR.

Pero, de continuar en puja entre su poder real con su impotencia real, no tendría paz, ni estaría en paz.
El conflicto lo llevaría a malgastar las energías, a responder con los instrumentos del EGO, a doblegarse o querer doblegar.

Por lo general, vivimos bajo la sombra del EGO, en conflicto entre poder e impotencia; o simplemente ahogados en impotencia sin más que chispazos de algún poder.
Esto es, en sufrimiento, en exilio, en desconexión.

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Otro tema.
Él ha recibido directamente el mensaje de parte del Eterno.
Dios le ha manifestado Su Voluntad y al mismo tiempo Su Presencia.
Sin embargo, el se lamenta porque cree que Iaacov le ha robado sus dioses. Esos maniquíes sin vida ni poder, pero que él adora y sirve y mantiene como sus dioses.
¿Puedes comprender esta impresionante paradoja?
Dios le ha hablado, pero él sigue aferrado a la muerte.

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Shaul Ben Abraham

Moré lo que pienso es que Labán dice eso por que él realmente no conoce a HaShem, pues se considera el mismo un poder independiente y piensa que HaShem, aunque es mayor, está lejos. No así Iaacov avinu, que como tzadik sabe que HaShem es «arriba en los cielos y abjo en la tierra»

Shaul Ben Abraham

Es decir lejos en el sentido dualista, que alejan a D´-s por que lo consideran tan sublime (como en fecto lo es) que lo alejan de nuestra vida diaria, de nuestra cotidianidad; lo cual es un engaño en el que, por causa del EGO se puede caer facilmente

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