El consejo diario 451

Hace rato que te sientes
encerrado,
dolido,
manoseado por la vida,
abandonado por Dios,
atribulado por el destino,
perdedor,
inmerecedor de recibir aprecio, respeto, amor, de parte de los demás,
e incapaz de amar, apreciar, respetar, compartir porque… ¿quién querría algo contigo?

Va siendo hora de que veas también lo bueno que usted tiene y es.

Basta de fijarse solamente en lo malo que te pasó o pasa,
lo que sufres,
lo que te hicieron,
lo que hiciste,
como te duele,
lo injusta que es la vida,
lo difícil que Dios te lo pone siempre,
etc.
¡Basta!

Está bien quejarse, un poco, un poquito, una nadita,
pero no solamente quejarse.

De hecho, cuanto más energía desperdicias en la queja, menos haces por mejorar.

Así que, es hora de dejar de quejarse, tomar la medicación necesaria, trabajar, estudiar, hacer ejercicio, todo lo imprescindible para una vida saludable,
y especialmente dedicarte a ayudar a los demás sin con ello perjudicarte.

¿Dices que no puedes?
¿Que no te da la fuerza, que no sabes cómo, que nadie te ayuda, que eres poca cosa, que tu vida es un desastre?
Ok, te entiendo,
ya te quejaste,
ahora comienza a leer nuevamente este consejo hasta que lo comprendas y hagas carne.

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