Algunos disfrutan de sus siete años de abundancia,
para luego penar en el tiempo de la miseria.
Otros llegan a limitarse hasta la penuria rodeados de plenitud,
con tal de prevenirse para los postreros años de pobreza.
Y están los que viven de manera espiritual,
que disfrutan de lo permitido cuando está al alcance,
se apartan de lo prohibido,
y cuando llega la hora oscura,
han ahorrado con sabiduría e ingenio,
así disfrutan también entonces.
¿Cuál es el mejor ahorro, para este mundo y la eternidad?
Construir SHALOM siempre.
Ten presente este consejo, tanto para las cuestiones “mundanas” como las espirituales.