Allí en donde el esclavo encuentra un amo, se siente feliz en su miserable opresión.
Es paradójico, pero deja de serlo cuando comprendemos que la mente esclavizada detesta la libertad,
huye de ella, como si fuera una epidemia mortal.
¿Estás preparado para vivir libre o quieres seguir en tu celdita mental?
Lo que escojas, así será.