En este mundo somos limitados, aunque nuestro núcleo esté unido al infinito.
En la realidad de las limitaciones, estamos a merced de los acontecimientos, la impotencia es una constante, mayor o menor.
Por ello, ¡qué mejor que estar feliz ahora, sin por ello arriesgar tontamente la oportunidad del futuro!
Y, si las circunstancias no lo habilitan, al menos no permitas que la amargura triunfe, espera la luz del pronto amanecer.
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