Físico, emocional, social, mental y espiritual: así estamos “hechos” para nuestra existencia en este mundo.
El Creador ha manifestado Su Voluntad de esta manera.
Siendo Él infinito, por tanto sin límites, podría habernos “fabricado” de otra manera, de una que ni siquiera podríamos imaginarnos.
Pero, ha sido este el diseño.
Sabiduría y Amor han planteado esta configuración, la cual debemos conocer, agradecer, cuidar, amar y poner en funcionamiento para que alcance sus máximas dotes.
Por tanto, está en tus manos llevarte por el buen camino en cada uno de estos planos.
Si te desvías, eres tú quien fracasa, pero además probablemente estás llevando contigo a otros.
Cultiva, nutre, ejercita, balancea cada uno de los planos.
Que sea una tarea sagrada de cada día.
Pero también, encuentra el punto de coordinación entre los planos.
Quizás en determinado momento uno de ellos adquiera centralidad, debas enfocarte y trabajar con más esmero en él.
Está bien, hazlo.
Igualmente, ten en cuenta la obligación natural de la armonía multidimensional.
Si bien es el espíritu el único de los planos que sobrevive al pasaje por este mundo, no por ello es el único en el cual concentrarse.
Ni siquiera podríamos afirmar que fuera el más relevante en cada ocasión.
Pero sí, la brújula necesaria para orientarte y brindarte la claridad en la zozobra oscura.
¿Estás haciendo lo bueno y justo en cada uno de tus planos?
¿Y en las relaciones entre ellos?
¿Encuentras algún obstáculo para crecer y fortalecerte?
¿Tienes la disposición y conocimiento para hacer del obstáculo con un trampolín?
¿Estás dejándote llevar por aquello que no te nutre ni vivifica?
¿Te das permiso para engañarte y luego inventar justificaciones?