Sentimos impotencia, que es algún no-poder, entonces automáticamente se dispara el EGO con sus reacciones.
Éstas nos llevan a aparentar una fortaleza externa, que no coincide con la debilidad interna. Es solo una máscara, no una realidad. Por tanto, a través de esta impostura de poder estamos embarcados rumbo al fracaso. Sin embargo, puede parecer un mecanismo provechoso, ya que en la actuación de dominio alguno podría, efectivamente, llegar a dominar alguna cosa, aunque solo fuera de manera agresiva, hostil, dictatorial, amenazante, opresiva. Es la estrategia perversa que emplean sicópatas y otros atrevidos para someter al prójimo a vejámenes, maltratos, hostigamientos, esclavitud, y similares.
Pero también las reacciones automáticas del EGO nos pueden llevar a sumergirnos en la impotencia, aumentarla, a dejar de lado todo disfraz de control para mostrarnos (interna y/o externamente) inseguros, dudosos, empobrecidos, incapaces, inútiles, temerosos, cualquiera fuera la manifestación usada para representar la impotencia. También este camino es de fracaso. Pero con él no se controla directamente, sino a través de trucos, manipulación, engaños, generar lástima, mortificar con lamentos y similares.
(Serviría que pensaras ejemplos de cada uno de los dos modos, porque a través de ellos tal vez se comprenda más claramente lo que expresé recién.)
Obviamente que ambos modelos de comportamiento mantienen a la persona, y generalmente su entorno, bajo el mando del EGO.
También se aprovecha el EGO del miedo, que siempre es una anticipación de un no-poder, el cual aquí y ahora es inexistente.
Para no dar energía al EGO, que utiliza en nuestra contra, lo mejor es darse cuenta del miedo, admitirlo, y no proveerle más de energía. ¿Cómo? ¡Enfrentándolo!
Recuerda, aquello que temes no existe en este momento, es solamente una fantasía a futuro.
Cuando deja de ser una fantasía futura y está aquí y ahora, entonces ya no es más miedo, podría ser susto, angustia, desesperanza, pero no más miedo.
No regales tu energía, que es tu vida, por cosas que no tienen valor.
En ocasiones ni siquiera precisas enfrentar aquello que temes, sino sencillamente quitar el foco y concentrarte en lo que realmente te da placer, satisfacción, alegría, bienestar, o simplemente es tu deber.
Este tema es de una profunda raíz espiritual, aunque no se esté repitiendo párrafos de textos bíblicos, ni se memoricen lemas de sabios renombrados.
Aunque el carente de sentido no comprenda su poder espiritual, aquí está para el que lo sabe y quiera aprovechar.