Somos NESHAMÁ, es decir una chispa de la Divinidad, esencia espiritual, el Yo Esencial que no se modifica.
Mientras tanto, estamos siendo este Yo Vivido, que vamos armando a lo largo de nuestra vida y que otros también van ensamblando y desensamblando componentes. Este Yo Vivido se compone de recuerdos, de fantasías, de deseos, de proyectos, de mandatos sociales, de terrores, de trampas del EGO, de falsos recuerdos, de mentiras que nos contamos a nosotros mismos, de mentiras que nos contaron pero atesoramos como cosas sagradas, de creencias, de torpezas, de conocimiento, de experiencia, de aciertos, de muchos errores…
Evidentemente el Yo Vivido se viste con multitud de disfraces, todos ellos ocultan al Yo Esencial.
Lo bueno y maravilloso sería vivir de tal modo que nuestro Yo Vivido pudiera ir revelando cada vez más ese Yo Esencial.
Que nuestros pensamientos, palabras y acciones estuvieran sincronizados con los parámetros espirituales, para que de esa forma nuestra vida estuviera en armonía con nuestra verdadera identidad, y con ello en paz con el prójimo y con el Altísimo.
Pero, no resulta fácil realizar esta tarea tan sencilla, de vivir siendo quien realmente somos.
En parte nos cuesta tanto porque el Creador no nos permitió conocernos directamente; es decir, la NESHAMÁ que somos no aparece en un espejo y la podemos visualizar, ni la podemos pesar o medir, ni siquiera tenemos órganos para escucharla y atender sus impresionante sabiduría.
Es como si dijéramos que tenemos la posesión de una fortuna casi infinita, pero nadie nos avisó de eso; y de habernos enterado, nadie nos dice adonde ir para recoger nuestro dinero; y de saberlo, nadie nos confió la llave o el código de acceso.
Así andamos como pobres, a oscuras, en ignorancia de nuestra verdadera identidad y luchando y sufriendo con la identidad que fuimos ensamblando y que creemos que somos.
No sé si llego a expresar con claridad el terrible sufrimiento que el ser humano padece, por el hecho de ser eso: humano.
Si pude expresarlo, te agradecería que me lo dijeras en un comentario aquí mismo.
Si no tuve esa capacidad de enseñanzas, también te pido que me lo hagas saber.
Lo que sí sé es que ni yo, y absolutamente nadie, te podrá decir quien eres exactamente.
Nadie tiene el poder para describir tu NESHAMÁ y darte una clara lista de tus cualidades esenciales.
Si alguien te dice que puede, te está engañando.
Entonces, si ni siquiera tú puedes llegar a conocer realmente tu esencia espiritual, tu identidad espiritual: ¿cómo pretende tu Creador que construyas una personalidad que la represente en este mundo?
Es como si alguno le dijera a una persona ciega de nacimiento que describa un amanecer, con todos sus detalles y colores.
¿Podrá el ciego hacerlo?
Podría contar su experiencia con los sonidos, aromas, sensación térmica, pero no llegaría a impactarnos con la imagen; porque no tiene cómo hacerlo.
A no ser que… alguien se lo cuente y entonces de alguna forma, no sé cómo, se lo imagine y cree en su mente esas imágenes que nunca vio ni podrá ver.
Nosotros tenemos lo que el Creador nos ha ido revelando acerca de la NESHAMÁ, por tanto, de cierta forma podemos decir aquello que imaginamos de la NESHAMÁ a partir de lo que el que «la ve» nos ha contado.
Pero claro, no deja de ser nuestra imaginación que no tiene ni un 0.00001% de posibilidad de imaginar lo que es el mundo espiritual, y por tanto la NESHAMÁ.
Hacemos lo posible, comparándola con energía, luz, algo hermoso, poder, sabiduría… ¡qué sé yo!
Pero nada de eso la describe realmente. No tenemos manera de hacerlo. Tal como tampoco ninguna fantasía o pensamiento puede decir alguna cosa real de la esencia de Dios.
Son asuntos absolutamente por fuera de nuestra mente.
¡Pero, Dios nos pide que vivamos de tal modo que representemos a nuestra NESHAMÁ¡
Para ayudarnos nos ha dado explícito el código ético/espiritual.
A la humanidad, desde el inicio, le ha dado siete mandamientos.
Luego, cuando la evolución social lo permitió, tomó a un pequeño grupo para que profundizara y trabajara como maestros de los demás, para ser de guías en la senda del conocimiento de la NESHAMÁ. Ese pequeño grupo, los judíos, recibieron por tanto 606 mandamientos más, además de miles de reglas y enseñanzas, porque tenían y tienen que aprender y ejercitar muchísimo para poder cumplir con su tarea sagrada de guiar a toda la humanidad y al ecosistema completo hacia la vida espiritual en este mundo material.
Ahora que sabes que eres NESHAMÁ, espero que tu vida mejore, que cambie para bien.
Que no precises de religión, ni superstición, ni rituales extravagantes, ni de nada que te aleje de tu verdadero ser.
Que puedas vivir tu identidad espiritual, tal como Dios quiere que hagas, porque así serás pleno, auténtico, verídico, feliz en este mundo y obtendrás tu beneficio eterno en el mundo eterno.