Los cinco planos en la Sucá

Recordemos que de acuerdo a nuestra tradición podemos indicar cinco planos que conforman a todo ser humano. En su orden de menor a mayor trascendencia: físico, emocional, social, intelectual y espiritual.
¿Cómo repercute la festividad de Sucot en cada uno de estos planos?

Daremos ahora una respuesta, que esperamos sirva de aliciente para que ustedes continúen su estudio y profundización.

Plano físico: Como el 99% de los preceptos, es necesaria una acción, un ejercicio en el plano concreto. Poner en juego el cuerpo, para relacionarlo con otras personas y objetos. En el caso de esta festividad es evidente cómo se realiza. Pues, debemos morar en la medida de las posibilidades dentro de la Sucá. Debemos tomar el grupo de los Arbaat HaMinim en nuestras manos para bendecirlos. Debemos participar en las tefilot y lecturas complementarias específicas de esta fecha. Es decir, nuestro cuerpo está ejercitando su rol, su papel esencial para el correcto cumplimiento de lo que nos compete. Más allá de las kavanot, de las intenciones, de los sentidos, de las profundizaciones filosóficas o metafísicas, más allá de toda explicación se encuentra el cumplimiento de los preceptos, tal cual son delimitados por las halajot, las normas del judaísmo.

Plano Emocional: Esta festividad es indicada como el momento en el cual debemos regocijarnos a plenitud, nosotros con nuestros allegados e incluso facilitar a los que no nos son cercanos su regocijo. Es que en estas fechas respirtamos ampliamente, con la esperanza de que nuestra tarea de reconciliación interior y exterior, que hemos desarrollado desde Elul hasta Kipur,  ha alcanzado su meta, que hemos conseguido un equilibrio dinámico para nuestra vida y para nuestras relaciones personales. Esta esperanza, teñida de certeza, nos brinda un relajamiento del estrés lo que permite el surgimiento de la emotividad positiva.
Tenemos también la confianza de que así como nuestro Padre celestial nos ha conducido desde los horrores de los hornos de muerte de Egipto, hasta la Tierra de Promisión que mana leche y miel, nuevamente lo hará en la próxima época de la redención, en la Era Mesiánica. Y tal como hizo y seguramente hará, también lo hace constantemente, a diario, aunque no lo percibamos, aunque no lo reconzcamos: Él es nuestro fuerte y fortaleza, quien nos conduce, protege y sostiene. Él es nuestra protección y esperanza. En nuestro alrededor siete nubes de Gloria nos brindan un abrazo de seguridad y crecimiento. Al saber esto, ¿cómo habremos de permitir que la angustia, la desesperanza, la depresión nos ganen siquiera un minuto de nuestra preciosa vida?

Plano Social: Sucot es para ser vivida en comunidad, en compañía. Como mencionamos, el gozo es personal pero se debe compartir con nuestros allegados y con los que no lo son. Porque la base de la sociedad es el individuo, y luego la familia, y por eso las relaciones familiares saludables son las que construyen una sociedad saludable. En Sucot debemos morar, y debemos compartirla. En Sucot debemos tomar a cada uno de los cuatro elementos de los frutos indicados por la Torá, puesto que cada uno de los cuatro representan a un tipo básico de personalidad: el sabio, el íntegro en su ingenuidad, el rebelde, el desentendido. Los cuatro, los cuatro tipos básicos representados en los Arbaat HaMinim simbolizan toda la sociedad, que cuando están reunidos en una actividad santificada, se convierten en un pueblo de gente santa, aunque originalmente estuvieran entrenados para otra cosa.

Plano Intelectual: Como sabemos, éste es el plano de las posibilidades. ¿Qué mundo de posibilidades nos abre el vivir como corresponde Sucot?
Pues, nos enseña a valorar correctamente las cosas. A jerarquizar poniendo en orden de trascendencia los asuntos de nuestra vida. Nos insta a explorar el fondo de nuestra casa, para limpiarlo de excesos, para borrar las faltas, para enderezar lo torcido, para construir lo que aún falta.
Vivir en una chocita nos enseña tantas cosas, como por ejemplo el valor del confort, reconocido que debe ser empleado como medio para alcanzar la meta de la trascendencia, y no como finalidad en sí misma.
Vivir en una Sucá nos entrena a sobresalir en épocas de dificultad, cuando parece que lo material se derrumba y que podría acabar el cuento, y entonces descubrir que somos algo más que un puñado de átomos formando moléculas, descubrir que somos algo más que animales evolucionados.
Para esto, entre otras cosas, vivimos en Sucot.

Plano Espiritual: Es lo que debemos hacer, a la Luz del Eterno.
Abandonar nuestra mansión anual para morar en nuestra chocita temporal, solamente porque Él lo ha decretado, es la mejor evidencia de que uno ha estado entrenándose para desarrollar los mejores potenciales, en procura de lo bueno.

Estas son algunas ideas, te insto a que continúes tú.

Jag Sameaj

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