Le escribo con una interrogante que tengo:
El caso es que se que recordamos para que sea de guia para nuestra vida pero a veces los recuerdos se hacen mas agudos y existen recuerdos buenos de vivencias que jamas regresaran mi prenguta
¿cual es el objetivo de los segundos recuerdos que solamente son vivencias quedadas en el pasado estaticas o tienen algun tipo de proposito mas profundo dentro del plan del Eterno bendito Sea?
Gracias de antemano
Shalom
Alex Danilo Lopez Velasquez
Guatemala
Shalom,
"¡Bendito el que viene en el nombre del Eterno!" (Tehilim / Salmos 118:26).
Bienvenido y gracias por enviarnos su interesante misiva.
No sé si entiendo bien su pregunta.
¿Me pregunta acerca de los buenos recuerdos del pasado que no pueden ser revividos?
Debe entender que la personalidad se fundamenta en la memoria.
Todo lo que nos forma es, digámoslo así, sujeto de ser transplantado sin modificar nuestra esencia. Podemos recibir un corazón ajeno, y seguiremos siendo "yo", ese que conocemos. Podemos donar nuestros ojos, y aquel que los reciba verá el mundo desde su "yo", ese que conoce. Nos puede faltar dientes, pelos, brazos, etc, pero permanecemos siendo "yo".
Pero, cuando nos falta la memoria, cuando sufrimos de amnesia, ¿nos reconocemos como "yo"?
El amnésico no conoce su "yo", debe reinventarse, renacer, elaborar una nueva identidad.
Si la tecnología algún día nos posiblita mudar nuestra memoria a una computadora, o al cuerpo de otra persona, o a un robot, y la tecnología permite que esa memoria tenga conciencia de ser; sin dudas que nuestro "yo" corporal será bien distinto, radicalmente otro, pero mantendremos nuestro "yo". Probablmente sufriremos el shock de la mudanza, del nuevo envase físico, pero luego de ese golpe emocional, surgirá el viejo "yo", aquel que conocemos como nuestro "yo".
De acuerdo a nuestra Tradición, al partir de Este Mundo son nuestros recuerdos los que permanecen adheridos a la eternidad. Eso que llamamos espíritu bien puede describirse como la información de cada instante de nuestra vivencia. Una vida terrenal plena de sentido, cuidadosa del cumplimiento de los preceptos, y enaltecida por el estudio de la Torám sin dudas que es un espíritu lleno de información trascendente, la idónea para el mundo inmaterial que es el Mundo Venidero. En él, cada recuerdo es sentido a plenitud, cada fragmento de la memoria es preservado y recreado con precisión, desplegándose así todo el potencial energético que el recuerdo contiene.
Así pues, quien somos en Este Mundo, y lo que cosecharemos en el Mundo Venidero depende absolutamente de nuestros actos y del registro mnémico que de ellos quedan.
La divina Misericordia nos dotó de numerosos filtros para el espíritu, nuestro cerebro es un gran filtro para las innumerables percepciones que nos recorren, atraviesan, forman, etc.
De no contar con estos filtros, la persona quedaría absolutamente paralizada a causa del atascamiento de la información que se tendría que procesar a cada instante. Información útil, accesoria e irrelevante. Y es así que nuestro cerebro cataloga, clarifica, censura, etc., para posibilitar un mayor ejercicio de nuestra vitalidad.
Uno de los filtros es sin dudas el olvido.
Si recordáramos cada bit de información que hemos recogido, estaríamos saturados e imposibilitados para seguir adquiriendo y procesando nueva información.
Pero, como la divina Misericordia nos ha dotado de olvido, los registros pasan a guardarse en el "disco duro" de nuestra mente (que luego de nuestra muerte se volcarán al "gran disco duro" de la eternidad), en una carpeta alejada, anidada, de difícil acceso. De modo tal de posibilitarnos el continuar con nuestro crecimiento, con nuestro aprendizaje, con nuestro desarrollo personal.
Pero, en ocasiones algunos registros permanecen activos, o en un lugar de fácil acceso para la conciencia.
Estos registros activos suelen ser los que precisamos para nuestra vida diaria, números de teléfono, nombres de compañeros, aniversarios, reglas morales, etc.
Se fijan en carpetas de fácil acceso por la energía que se ha depositado en su grabación (por la memorización, que deposita energía pequeña pero frecuentemente; por el impacto de una gran afluencia energética repentina, como en el caso de un hecho traumático; por vivencias similares, que por asociación no permiten grabar en lo profundo el recuerdo; etc.).
Cuando hay recuerdos fijados, estáticos como usted denomina, que resurgen en la conciencia de manera frecuente, intempestiva y quizás molesta, lo que debemos hacer es encontrar el origen de la energía que los mantiene activos.
¿Son asuntos que nos han marcado de cierta manera, y que no hemos sabido procesar adecuadamente su energía? (Recuerdo de una novia abandónica, fallecimiento de un familiar con el cual nos quedaron asuntos pendientes, etc.).
¿Son hechos que permanecen activos porque no permitimos que se desvanezcan en los pozos de nuestra memoria?
¿Son recuerdos que se asocian a acciones similares que estamos emprendiendo habitualmente?
¿Son aspectos que el Eterno no quiere que se esfumen de nuestra conciencia, pues son cosas que tenemos que resolver, aspectos que mejorar, enseñanzas que no asumimos, etc.?
Como puede comprobar, es necesaria la indagación detallada y precisa del recuerdo activo, de las circunstancias de vida, entre otros factores.
Hasta aquí mi respuesta por el momento.
Si le quedan dudas pertinentes, hágalas llegar.
Iebarejejá H’ – Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom.
Moré Yehuda Ribco
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