El camino espiritual es el que ha diseñado exclusivamente el Creador.
Es parte esencial de la NESHAMÁ (espíritu, Yo Esencial, chispa Divina) que es cada ser humano.
Es su código ético, de actuación, que viene incorporado en cada uno de nosotros, sin necesidad de que tengamos que aprenderlo, ni que nos lo impongan, o nos sumerjamos en fe para conocerlo interiormente.
Ese código ético es el que el Eterno luego lo expresó como Siete Mandamientos para los Gentiles; y más tarde como la Torá con sus 613 mandamientos para la familia judía.
El camino espiritual no traer rituales, tampoco dogmas, ni manipula emocionalmente, ni esclaviza de forma alguna.
La espiritualidad libera, da sentida, conecta con la trascendencia, marca la senda de actuación en este mundo, llena de dicha, entrelaza a cada ser vivo en una Unidad Suprema.
Por su parte la religión es un producto socializado del EGO.
No tiene un origen sagrado, ni parte de la LUZ.
Por el contrario, su origen está en la oscuridad, en la impotencia, en el terror, en el desespero por sobrevivir, en el materialismo.
Si bien cuenta con algún que otro rasgo que pudiera evaluarse como positivo, es lamentable que lo negativo excede en mucho lo que se pueda rescatar de ella.
La religión medra con el miedo, con la manipulación emocional; precisa con desespero de mantener en ignorancia a la gente (que tal vez podría ser muy inteligente e instruida, pero ser ignorante a la instrucción espiritual).
No en vano multitud de guerras y tragedias nacieron de la religión, cualquiera de ellas. (Recuerda que el noajismo y el judaísmo NO SON, ni deben ser tomadas como religión; aunque tristemente algunos las vivan de esa manera).
Pero también la religión precisa con desespero de la mentira, la confusión, el engaño, para que la LUZ no destelle y libere; para que las cadenas de la opresión se mantengan apresando a las víctimas.
Entre sus mentiras más frecuentes se encuentra la de disfrazarse de santidad; porque… ¿Qué sentido tendría si no tuviera vínculo con ella? Por eso se apropian de símbolos, palabras, gestos, ideas, fechas, lugares, y todo lo que pueden de la espiritualidad para usarlos como máscaras que oculten su feo rostro. Si vas entendiendo y no prejuzgando, ni juzgando desde tu Sistema de Creencias, puedes darte cuenta de la verdad de cada una de estas afirmaciones que estoy compartiendo contigo. Tómate tu tiempo, evalúa, sé sincero, investiga, pregunta, analiza…
No permitas que confusión siga reinando en tu vida.
Apártate de esos que se hacen llamar maestros y son líderes religiosos, o lobos en piel de ovejas.
Especialmente de los que son guías “espirituales” del mundo de la idolatría.
Ellos suelen ser mercaderes de la espiritualidad, traficantes de la “fe” que corrompen la santidad de la espiritualidad con la oscuridad de la religión.
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