¿Ya has reído hoy?
Espero que sí, porque si no lo has hecho… ¡no sabes de lo que te has perdido!
Aprovecha ahora, ¡ríe!
¿Cómo dices? ¿No tienes motivos? ¿Todo es oscuro y pesado? ¿No tienes “suerte”? ¿Tu esposa se fue con otro? ¿Te despidieron? ¿Tu mejor amigo está gravemente enfermo? ¿No tienes ni para comer? ¿Perdiste todos tus ahorros en una “inversión milagrosa” que pronto se descubrió como fraude? ¿Tus vecinos son molestos? ¿El gobierno corrupto se instaló eternamente en el poder? Sí… pareciera que tienes razón, que no hay motivos para reír… ¿no?
Pues, ¡todo lo contrario!
Éste es el momento justo para hacerlo.
Claro, respetando la situación emocional de cada uno, porque, por ejemplo, no es cosa de ir a un velorio a reír a mandíbula batiente,¿no te parece?
Por ahí tú tienes una visión diferente acerca de la muerte, la cual no es trágica sino solamente un pasaje, un hecho necesario, un hasta luego; ¿pero eso lo comparte la gente que está de duelo? Por ahí eres tú quien tiene razón al respecto, e incluso el ánimo jocoso –en una dosis mesurada- sería un bálsamo para los dolientes, pero… ¿sería respetuoso de los sentimientos de esas personas y de sus creencias?
Entonces, cuando puedas, y espero que sea todos los días, encuentra el tiempito para reír, soltar la sana carcajada, disfrutar del sonido de tu felicidad.
¿Qué dices? ¿Sigues sin tener motivos? Bueno, déjame que te diga un par de datos.
Reír, es un excelente tónico. Vitaliza, energiza, quita penurias, limpia el alma, permite enfocar el pensamiento, estimula el buen placer.
Dispara cambios positivos en el organismo, regula tus sistema endócrino e inmune, reduce el estrés, disminuye el dolor, silencia el sufrimiento, fortalece el sistema cardiorrespiratorio, baja el colesterol, equilibra la presión arterial, controla el peso corporal, entre otros beneficios.
La risa es contagiosa, te hace sentir mejor y a quien está a tu lado.
En pocas palabras te estoy diciendo que reír beneficia a tu salud multidimensional.
Claro, la risa saludable, no aquella que se basa en burlas, malicia o cuestiones ligadas a pecados.
Porque, una cosa es la risa saludable y otra muy diferente el ladrido del burlón y sus compinches, tómalo en cuenta.
Te pondré un ejemplo, de cientos disponibles. Es personal, quizás no muy elevado, ni trascendente, ni con aires científicos, pero es una experiencia de primera mano que quizás te permita entender los alcances de reír.
No sé si es porque corro casi todos los días de la semana varios kilómetros, o porque así es mi contextura, pero el hecho es que se me encarnan las uñas en ambos pulgares de los pies. Con paciencia y destreza es mi señora, médica ella, la que se dedica a extirpar esos callos dolorosos. Debo confesar que no es una operación pacífica, sale sangre, hay mucho dolor, pero si no se hace la cuestión empeora. Sí, el dolor es terrible. Imagina un pedazo de tu carne que es desgarrada lentamente y arrancada de cuajo. Bien, se puede gritar, llorar, quejarse o abstraerse de la realidad (las herramientas básicas del EGO ante la sensación de impotencia), pero por experiencia propia ninguna de ellas es efectiva para reducir el dolor o hacer más llevadera la cuestión. ¿Sabes qué ayuda (además de contratar a una podóloga especializada)?
¡Reír!
No sonreír, ni una mueca tímida que parezca alegre, sino una verdadera y sonora risa.
Aunque no haya motivo, de seguro que no lo hay. Pero, al hacerlo el dolor se reduce e incluso deja de percibirse. Se siente uno mejor, aunque se esté en un trance doloroso.
Reír, aunque pareciera que es un contrasentido.
Lo he probado, no una sino varias veces, y he visto sus notables resultados.
Con esto y con otros asuntos (por ejemplo, prevención de ataques cardíacos).
Mucho más ahora, a poco de comenzar el mes de Adar (I, en este año 5774), el cual está relacionado en la Tradición con la alegría.
Pero no es solamente un mes, o un día, o una festividad, sino una vara constante. Atiende:
"Por no haber servido al Eterno tu Elokim con alegría y gozo de corazón por la abundancia de todo,
(servirás a tus enemigos que el Eterno enviará contra ti, en medio del hambre, de la sed, de la desnudez y de la falta de todas las cosas…"
(Devarim / Deuteronomio 28:47-48)
¿Comprendes?
Uno pude tener “abundancia de todo” y sin embargo ser un desgraciado, esclavo del EGO.
Como el vil Amán, dueño de TODO, menos de su propia vida al no ubicar al EGO en su lugar. Atiende:
"Aquel día Amán salió alegre y contento de corazón.
Pero cuando Amán vio a Mordejai [Mardoqueo] en la puerta real, y que no se levantaba ni temblaba delante de él, se llenó de ira contra Mordejai [Mardoqueo].
Sin embargo, Amán se contuvo y se fue a su casa. Entonces envió llamar a sus amigos y a Zeresh [Zeres], su mujer.
Y Amán empezó a referirles la gloria de sus riquezas, la multitud de sus hijos, todo con que le había engrandecido el rey, y cómo le había enaltecido sobre los magistrados y los servidores del rey.
Y Amán añadió: -También la reina Ester a ninguno hizo que viniera con el rey al banquete que dio, sino sólo a mí. Además, para mañana yo seré su invitado junto con el rey.
Pero todo esto de nada me sirve cada vez que veo al judío Mordejai [Mardoqueo] sentado junto a la puerta real."
(Ester / Esther 5:9-13)
Desgraciado el malvado, quien teniendo absolutamente toda la abundancia, riqueza, poder, gloria, y sin embargo se ahogaba en su propia ira, en su fracaso al no ser amo de su propia vida.
Tal es el destino de los esclavos del EGO.
Pero, al reír sanamente, se está acorralando al EGO para llevarlo a su útil rincón y no permitirle que sea él quien se encargue de manejar nuestra existencia.
Detrás de la sana risa se encuentra la confianza en el Eterno, la EMUNÁ, que nos fortalece y vitaliza. Que brota desde nuestro Yo Esencial y nos recorre dándonos la seguridad de que tenemos un Padre Celestial, que es Rey de reyes.
Entonces, si la vida es complicada, si te parece que no tienes motivos para reír, quizás es tiempo de que empieces a hacerlo.
¡Ríe, ríe por tu vida!
Interesante. Últimamente estoy siendo golpeado de todos lados (familiar y económicamente). Probare la terapia de risa sana. Antes cuando iba a secundaria solía reírme de cosas no buenas. Pero me di cuenta de mi error y cambie para siempre, de lo que antes reía ya no me da risa. incluso esas carcajadas maliciosas con mis compañeros de curso eran una terapia. Bendiciones y muchas gracias por compartir moré.
reir, pero tambien hacer!
espero q le sirva