¿Te ha pasado de repente de encontrarte endeudado?
Gracias a Dios si te has dado cuenta y has llegado aquí, porque quizás encuentres alguna idea que te ayude ahora y en adelante.
Comencemos por el comienzo, ¿qué es estar endeudado?
El diccionario nos trae una rápida respuesta: “contraer deudas”.
Ok, genial.
Ahora está clarísimo, ¿no?
Veamos qué sería una deuda:
- Obligación que una persona tiene de pagar o reintegrar el dinero que debe
- Cantidad que se debe
- Obligación moral contraída con alguien
Ah, ok.
Entonces tiene que ver con deber algo a alguien.
Parece que por una parte es una cantidad de dinero, o algo que tenga similar valor simbólico para la gente; y por otra parte hay deudas morales, obligaciones de determinadas conductas hacia ciertas personas.
Quedémonos por ahora con la cuestión de estar obligado a pagar algún dinero que se debe.
Alguien endeudado es alguien que, por algún motivo legal y permitido, ha entrado en algún gasto que no pudo abonar a su determinado tiempo.
Si estamos de acuerdo, entonces ya a futuro tenemos una clara idea de cómo no estar adeudados: no adquiriendo cosas/servicios que no se pueden pagar.
Apoderarse de manera consciente, teniendo noción de los límites y no traspasándolos.
Es decir, si no tienes plata, no gastes la plata que no tienes. Es la mejor manera de evitar adeudar alguna suma, que sea legal y permitida.
¿Estamos de acuerdo?
Sobre las deudas ya contraídas, hablaremos en un rato, quizás, porque ahora quiero dar otra idea para estar libre de deudas en tu futuro.
Porque ya te estoy escuchando argumentar que a veces no tienes más remedio que ponerte en gastos NECESARIOS y para los cuales no tienes cobertura monetaria.
Por ejemplo, si no tienes para comer, no te vas a morir de hambre si tampoco tienes para pagar contado.
Ni vivirás de prestado o mendigando.
Ni pedirás bonos o planes sociales, haciendo de la mendicidad tu forma de supervivencia.
¿Estamos de acuerdo?
Así como con la alimentación, seguramente hay otros importantes motivos para romper los límites de lo que tienes actualmente.
Por ejemplo, conseguir fondos para invertir en un avance laboral, empresarial, etc. ¡Qué sería del mundo moderno sin préstamos!
Entonces puede resultar necesario a veces ponerse en gastos y pasar a ser deudor.
Supongo, todo esto es suposición porque no soy economista, ni pretendo serlo; ni conozco de historia de la moneda tampoco… decía que supongo que esto explica uno de los motivos del surgimiento del crédito y del préstamo (y con ellos los intereses, la usura y las prohibiciones de la Torá a lucrar indebidamente jugando con las necesitados de los necesitados).
Siendo así, tendríamos que separar entonces entre al menos dos tipos de deudores (supongo que habrá más, como por ejemplo el que haciendo todo de forma coherente, inteligente, prudente, de repente sufrió un revés inesperado de salud, o una crisis financiera, o una guerra, o vaya uno a saber que lo descolocó de sus previsiones, transformándolo de un rato al siguiente en un deudor; y sigo suponiendo que debe de haber otros tipos de deudores):
- los que se extralimitan y no hay una necesidad real detrás,
- los que no tienen más remedio, a la vista, para lograr subsistir, desarrollarse, promoverse, etc.
Llegados hasta aquí tendremos que decidir con cual de los dos tipos seguiremos, y propongo con el primero, si te parece.
Por lo que supongo, que es lo que estoy haciendo todo el tiempo, esta persona de alguna manera también supuso, imaginó, fantaseó, sintió, creyó que adquiriendo producto o servicio a costa de ponerse fuera de su límite era un factor que le reportaría felicidad, placer, confort.
Si tengo el nuevo smartphone mi vida será mejor, aunque el de él funciona perfecto y tiene una capacidad inmensa aún inexplorada.
Entonces el buen tipo se deja seducir por algún marketing o fuente de deseo oculta y termina comprando ese celular que no precisa, que no sabe usar, que no le brinda mucho en realidad. ¿Y cómo lo compra? En 24 cuotas, pagando finalmente unas 8 veces más caro que si hubiera comprado contado. O unas 100% de veces más caro que si se quedaba con su antiguo celular, tan moderno y útil como el recién adquirido.
Como sea, pasó a ser deudor pudiendo haber sido feliz.
Porque, seamos honestos solo un rato, ¿realmente tener sobresaliendo de su bolsillo trasero de pantalón ese ladrillo de cristal fácilmente rompible, es el factor clave para su felicidad?
¡Qué sé yo!
¡Lo que sé es que el capital debe movilizarse, para que los engranajes del mundo moderno sigan girando y proveyendo de ¿bienestar? por doquier!
Pero ahí anda el infeliz, ahogándose en sus deudas.
Porque como el nuevo celu no fue suficiente, también tuvo que ampliar su deuda para la nueva tele llegado el mundial, y un par de tatuajes, y ropa de marca que puede usar una o dos veces nada más, y el viajecito a X para sacarse la selfie y subirla a su Red, etc.
Y podría seguir haciendo una lista de los gastos, a mi parecer innecesarios, de este pobre tipo que se aleja cada vez más de la felicidad corriendo detrás de ella y siendo perseguido por sus tarjetas de crédito, bancos, prestamistas, padres, ex-amigos… todos ellos queriendo cobrar lo que les debe, más intereses, moras, recargos, comisiones y qué sé yo…
Por lo visto para arrepentirse, hacia el pasado, ya es tarde.
Hay que afrontar con responsabilidad y hacerse cargo de la deuda, o ver cómo se maneja en la justicia.
O escapar del país, o pedir un amable préstamo al hampa.
¡Qué sé yo!
Pero sí puede hacer un mejor planteo hacia el futuro, que es el fundamento principal de la TESHUVÁ, el proceso de retorno a la buena senda.
Porque las deudas hay que pagarlas, pero lo más importante es evitar caer en los viejos errores.
Hacer un cambio profundo de conducta, eliminar viejos hábitos negativos para implantar en su lugar nuevos constructivos.
Por tanto, dejar de ser esclavo de la pasión necia y de la mentira hábilmente justificada y ponerse en serio a conocer sus límites, darse cuenta de sus necesidades, delinear sus posibilidades y aprender a fabricar los chispazos de felicidad con lo que realmente los produce y no con la magia tonta del gasto descarado.
¿Se entendió?
Probablemente no será sencillo, y menos teniendo montones de plata que pagar para ponerse al día.
Lo cual, muy probable, genere una calesita de préstamos sucesivos, el siguiente que viene a tapar el agujero del anterior, en un ciclo que parece interminable.
Y esto que te puede estar pasando a ti, le pasa a tu país, casi seguro.
Volver a una vida sencilla, metódica, saludable, sustentable, y que no ahogue a las economías de producción, ¡qué sé yo de eso!
Mi hijo es el futuro experto en economía, si Dios quiere y él también, yo solo soy un maestro de espiritualidad.
Ahora bien, asumir tu responsabilidad en este tipo de deuda es absolutamente indispensable.
No fue Dios, o dioses, ni astros, ni tu pareja, ni tu educación, la sociedad, el sionismo internacional, los masones, ni tu mala suerte.
Fuiste tú y tus decisiones.
¿Quedó claro?
Ni echar culpas, ni rencores, ni autocompadecencia, ni angustia, ni escapes, ni…
Lo que tenga que ser resuelto en tribunales, que lo sea.
Pero lo que tiene que ser resuelto en tu interior, eres tú el que tiene que hacerse cargo.
Aprender a quererte más, a respetarte, a trabajar por estar bien de verdad y no comprando una falsa alegría.
Y no esperes que Dios te lo solucione, por favor, ¡no lo hagas!
Está bien que confíes en Él, que le pidas que te de una mano, que te facilite las cosas, que te dé fuerzas para perfeccionar tu personalidad, está bien eso y más.
Pero eres tú el que tiene que aprender a ser diferente y serlo.
Dios no quiere marionetas en la especie humana, quiere socios que hagan cada uno su parte.
¿Te quedó clara esa verdad espiritual?
Espero que sí.
No dejes de hacer TEFILÁ, pero no hagas solo TEFILÁ.
Lo que sí te va a dar una enorme ayuda de Arriba es si, sin ponerte en gastos, comienzas a dar TZEDAKÁ, es decir, plata a pobres o a personas –como yo- que enseñamos gratuitamente Torá y espiritualidad.
Cuando colaboras con dinero para favorecer a quien lo merece, eres bendito y de bendición.
Recibes tu paga de Arriba pero además estás entrenando cabalmente tu personalidad para ser exitoso y próspero, ésta es una verdad espiritual inamovible.
Pero no des un centavo a pastores, ni “rabinos” mesiánicos, ni “rabinos” payasos, ni hampones de la fe y otros por el estilo.
Nada para ellos, ni los buenos días.
Ya comenzaste ahora el camino para ser dichoso, para vivir libre de deudas fabricadas por tus elecciones.
De nada, ha sido todo un placer para ti que puedes manifestar donando aquí generosamente: http://serjudio.com/apoyo
https://youtube.com/yehudaribco