Pesaj es el tiempo de la libertad.
Así fue marcado desde el inicio de los tiempos, cuando el Creador distribuyó las oscilaciones de energía, determinó que fuera por estas fechas (terrenales) el crecimiento del poder para romper con las ataduras malignas.
Quizás el más espectacular efecto de dicho momento anual de liberación se vivió hace 3330 años, cuando los hijos de Israel salieron del horno terrible de Egipto hacia la redención.
Aquella salvación y nacimiento de la nación elegida para instruir a las otras, no fue casualmente en esta fecha.
Que la idolatría haya elegido estas épocas para inventarse mitos y fantasías de redentores que mágicamente liberan del pecado, tampoco es casualidad. Porque quieren usurpar el sitial de Israel. Porque quieren aprovechar el aire en las velas de Israel para su propio barco. Pero especialmente porque sienten que es una temporada especial, de libertad. Como andan perdidos y en sombras inventan sus fraudes, tan amados por millones, pero que en el fondo, muy muy al fondo, tiene alguna conexión con la verdad.
Es la fecha de la libertad, más allá de lo que creas o supongas; lo es porque la creación está confabulada para que lo sea.
Tengamos en cuenta este importante hecho, no solamente como curiosidad guardada para sorprender a otros, sino para beneficiarnos en la práctica y ayudar a otros a hacerlo.
Piensa, con profunda atención y amplio entendimiento, en todo aquello que te está reteniendo, lo que te esclaviza y no puedes salir.
Velo como te aprisiona.
Atiende a cómo te rodean los mecanismos de la opresión y te mantienen encerrado, triste, amargado, derrotado, falto de ideas, etc.
Pueden ser relaciones tóxicas, con gente de la cual es mejor estar lejos.
Pueden ser vicios de todo tipo.
Pueden ser religiones y creencias, supersticiones y fantasías de poder.
Pueden ser labores o tareas.
Pueden ser regímenes dictatoriales, nacionales o laborales.
Pueden ser emociones perniciosas, miedos, iras, rencores, vergüenzas, faltas de autoestima, debilidad, etc.
Pueden ser tu pereza, holgazanería, problemas de peso, inconformidad con tu imagen física, aburrimiento de tu estilo de vida.
Pueden ser un trabajo que soportas porque temes atreverte a algo mejor, o una relación sentimental que fuera positiva pero ahora está acabada pero se mantiene viva artificialmente.
Pueden ser tus apatías para decir y manifestar tu amor y respeto por tus seres queridos.
Pueden ser las afecciones y las imperfecciones, así como la búsqueda obsesiva por la ficción de perfección.
Pueden ser actividades recreativas que se han convertido en pesadas obligaciones.
Puede ser, y seguramente lo es, tu EGO y el Sistema de Creencias, los cuales te hacen estar encarcelado en una celdita mental, debilucha y que no tiene poder para arrestarte… y sin embargo tú les regalas tu preciosa energía de vida para que hagan eso tan horrible contigo. Es decir… tú te estas provocando las angustias de tu Egipto personal. Tú eres cómplice del exilio de tu alma, apartada de la LUZ de tu NESHAMÁ.
Aprovecha este tiempo de liberación, de salvación, de redención, de apertura a la VIDA.
No dejes que el miedo y su hija, la vacilación irracional (muchas veces disfrazada de racionalizaciones), te hagan inventar excusas para no abrir la puerta de la celdita y salir a tu libertad.
Estás en el período del año ideal para florecer, para desarrollar tus mejores cualidades y eliminar (o al menos mitigar) lo que te pesa y confunde.
Es cierto, cada día es el mejor día para empezar el cambio positivo; pero si tienes una ayuda sobrenatural, energética universal, ¿por qué no aprovecharla?
Ponte en campaña para ser libre, porque si no empiezas a moverte, Dios no te moverá ni contribuirá a tu movimiento.
Eres tú el que tienes que hacer TU parte, para que Dios haga la suya.
Disfruta del tiempo de Pesaj, pero no solamente para comer y no comer, sino para vivir y crecer en vida.