Esta semana corresponde leer la parashá llamada Bejukotai ("En mis decretos") que es la décima y última del tercer tomo de la Torá, el sefer Vaikrá, conocido en español como "Levítico".
La parashá Bejukotai consiste principalmente en un fuerte llamado de atención a la nación judía para que mantenga firmemente al cumplimiento de los preceptos de la Torá, de modo de preservar en estado saludable la alianza eterna que existe entre Dios e Israel.
Si bien esta alianza, sellada entre Dios y los judíos en Sinaí un Shavuot de hace unos 3300, es a perpetuidad, inquebrantable, insustituible, Dios nos da en las breves líneas de esta sección varios motivos y razones para serLe fieles, de la única manera posible, que es cumpliendo con Sus mandamientos. Y así nos específica que acatando las obligaciones que Él nos impone, seremos benditos, gozaremos de abundancia económica, estaremos con tranquilidad de espíritu, seguros en una nación en paz, satisfechos con prosperidad material, rodeados de una cariñosa y estimulante familia, creciendo con el Beit Hamikdash en funciones, etc.
Y nos dice también muy claramente acerca de los dolorosos castigos que sobrevendrían si es que las personas prefieren hacer lo que su corazón les indica y así se apartan de lo que es el exacto y sano mandamiento de la Torá. Realmente, son tan pesados los castigos para los que desobedecen las reglas de la Torá, que ya se sufre con el simple hecho de leerlos tal como los enumera nuestra parashá.
Sin embargo, no es para obtener recompensas, ni por temor al castigo, el primer fundamento para obligarse uno mismo a ser una persona correcta a ojos de Dios.
Sino, que el principio lo podemos hallar en las palabras del amado rey de Israel:
"Se consume mi alma por anhelar Tus preceptos en todo tiempo"
(Tehilim / Salmos 119:20)
Así que, hay algo más importante que cualquier promesa de castigo o premio, para ser fiel a Dios.
Hay algo en el alma judía reclama incesantemente por perfeccionarse, por crecer, por ayudar a desarrollar justamente al prójimo, por sostener con integridad a la sociedad, por alcanzar las mayores alturas espirituales.
Algo en el alma judía anhela naturalmente a Dios.
Algo en el alma judía está sediento de Dios, y busca el refresco correcto.
Y esa santa sed se sacia únicamente con Torá y adecuado cumplimiento de mandamientos.
Cada paso que nos aleja de Torá y mitzvot, es una gota más de sed que soportar… cada paso en el sendero correcto, es más valioso que el oro y las joyas.
¡Les deseo Shabbat Shalom!
Moré Yehuda Ribco
Relato
Envuelto por el desierto, el príncipe perdido va desfalleciendo de desesperanza, de hambre y sed.
Hace como dos días que perdió el rumbo, y las pocas provisiones que tenía consigo desaparecieron casi sin advertirlo. Había estado de excursión cuando se extravió por distraerse y perder de vista al guía.
Y ahora, no sabe bien adónde dirigirse, pues no encuentra un camino de referencia, ni señales que le conduzcan con precisión.
Tampoco recuerda las viejas lecciones del rey, su padre, quien le enseñara los rudimentos astronómicos que sirven para determinar la posición y el curso. En su tiempo desechó estas enseñanzas, por considerarlas tontas y faltas de provecho… y ahora, ¡cuánto lo lamentaba!
En su cansancio mortal dudaba si mantener su pesado paso sin rumbo, o dejarse caer y esperar el final.
Imprevistamente, cuando el calor se le hacía más insoportable, y la sed consumía sus últimas energía, una avioneta planeó suavemente para aterrizar unos cientos de metros más adelante.
Exhausto pero con ánimos corrió al encuentro de esta providencial salvación.
Sorprendido descubrió que el piloto era su padre.
Pero, sin tiempo ni energías como para sorpresas o saludos, con urgencia le rogó por agua.
Y como toda respuesta escuchó: "¿Cómo es esto príncipe? Hasta hace un par de días despreciabas el agua, porque decías que los príncipes nacieron para beber solamente bebidas refinadas y sabrosas. Decías que el agua era para las bestias o para las personas de baja condición social ¿Y ahora te conformas con un poco de agua de una cantimplora caliente?"
Y llorando mientras bebía respondió: "Padre, ahora hasta una gota de esta agua es para mí más valiosa que cualquier tesoro en la tierra… ¿Podrás perdonar mis fanfarronadas y enseñarme a ser un verdadero príncipe?"
Preguntas para meditar y profundizar:
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¿Cómo se puede relacionar este relato con el comentario que brindamos de la parashá?
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Lo dicho por el profeta verdadero: "Aunque se le tenga piedad al impío, no aprende justicia; en tierra de rectitud hace iniquidad y no considera la majestad del Eterno" (Ieshaiá / Isaías 26:10), ¿cómo lo relacionamos con el relato?
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¿Por qué la Torá se ha simbolizado tradicionalmente como "agua de vida"?
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¿Qué está denunciando el profeta con la frase de parte de Dios: "Porque dos males ha hecho Mi pueblo: Me han abandonado a Mí, que soy fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua." (Irmiá / Jeremías 2:13)?