(Esta semana corresponde leer (días de semana hábiles y minjá de Shabat) la parashá llamada Vezot HaBerajá ("Ésta es la bendición") que es la undécima y última, del quinto tomo de la Torá, el sefer Devarim, conocido en español como "Deuteronomio").
Moshé continúa despidiéndose de su pueblo amado.
Ya los ha reprendido, y ha fustigado para que sigan por el camino de la Torá y las mitzvot, y que no se extravíen detrás de falsedades (como cualquier idolatría) ni de los deseos superficiales de sus corazones.
Él fue (y será por siempre) el más grande de los profetas y maestros de Luz, por eso sabe que sus últimas palabras no pueden ser duras o cargadas de pesada tonalidad; sino que deben portar la llama de la esperanza y el optimismo.
Deja la tojejá y hace sus palabras de nejamá.
Así que, como final despedida bendice a Israel.
A cada una de las tribus le dirá aquello que mejor le servirá como señal para actuar en el futuro, para que sepan cómo mantenerse fieles a su identidad, a su esencia, a su nación, a Dios.
Una a una se desgranan las oraciones referidas a las tribus, y cuando llegamos al final, descubrimos que falta la mención explícita (1) a una de las tribus, Shimeón/Simón no está nombrado ni bendecido.
¿Qué es lo que pasó?
¿Acaso el gran Moshé olvidó a una de las tribus de Israel?
¿No se percató de esta omisión?
¿Es un error o un acto adrede?
Para responder debemos remontarnos en la historia, hacia otra persona que también impartió bendición a modo de despedida.
Recordemos… Iaacov con su último aliento bendice a sus hijos, los que fueron padres de tribus, y en un momento dice:
"Shimeón y Leví son hermanos; sus armas son instrumentos de violencia.
No participe mi alma en su consejo, ni mi honor se adhiera a su asamblea. Porque en su furor mataron hombres, y en su desenfreno lisiaron bueyes.
Maldito sea su furor, porque fue fiero, y su ira, porque fue cruel. Yo los dispersaré en Iaacov [Jacob], y los esparciré en Israel."
(Bereshit / Génesis 49:5-7)
¿Qué vemos aquí?
Pues, siglos antes Shimeón pareciera no ser bendecido, ya que él junto a Leví reciben una reprimenda de parte del padre, quien condena su carácter violento, quien censura su propensión a dejarse dominar por las bajas pasiones.
Con el correr del tiempo y de las experiencias, los descendientes de Leví, los miembros de esa tribu, aprendieron a canalizar su enorme energía interior (hasta entonces usada para provocar desastres o sumarse a los alborotos), de modo tal que alcanzaron niveles altísimos en el servicio al Eterno y en el amor al prójimo.
Es una realidad que a la poderosísima fuerza que impulsa hacia lo negativo se le puede cambiar el rumbo, desviarla de la búsqueda de lo malo, para dirigirla en procura de lo bueno. Esto se consigue merced al trabajo por crecer y superarse, que lleva hacia lo Alto (recordemos que Moshé y Aarón eran de esta tribu).
Y de acuerdo a esto, es la bendición que reciben los de Leví tras su metamorfosis, tras su cambio de personalidad, tras su pasaje de perseguir lo nocivo a construir el Shalom:
"…ellos guardaron Tu palabra y observaron Tu pacto.
Ellos enseñarán Tus juicios a Iaacov [Jacob], y Tu Torá a Israel. Pondrán delante de Ti el incienso y sobre Tu altar la ofrenda del todo quemada."
(Devarim / Deuteronomio 33:9-10)
Por su parte, la esclavitud de Egipto, las travesías por el desierto, los milagros operados grandiosamente por Dios, las enseñanzas de la Torá, el ejemplo de Leví y tantas cosas más, para los de Shiméon no valieron de mucho.
En general, no modificaron su conducta.
No encauzaron su energía hacia el crecimiento, sino que la siguieron destinando a cosas perniciosas y apartadas de lo bueno.
Se mantuvieron en la triste senda del error.
Por eso, Moshé no los puede bendecir explícitamente, ya que no encuentra palabras que los hagan cambiar. Es que, no es con palabras que en general los descarriados encuentran el camino a la Verdad, sino que es a través de que actúen voluntariamente, es con hechos, con esfuerzo por modificar la realidad y de paso modificarse a uno mismo (2), el modo para reparar y crecer.
Sin embargo, Moshé no los deja desamparados, ya que oculta la bendición para Shimeón dentro de la que dirigió a Yehudá, con la esperanza de que el buen ejemplo de los miembros de esta tribu (los judíos de todas las épocas, que se mantienen fieles a la Tradición de Israel) finalmente pueda educar a sus hermanos atontados por las pasiones infieles, y llevarlos a lo mejor que ellos pueden alcanzar.
Esta enseñanza es muy provechosa para nuestras vidas.
Tenemos en nuestras manos el destino que nos construimos, podemos ser como Shimeón o podemos ser como Leví.
Podemos dejarnos caer o arrastrar hacia lo que es perjudicial, o podemos emplear el inmenso potencial interno que todos tenemos, para construir y crecer a la Luz de la Torá.
En nuestras manos está…
¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!
¡Gmar Jatimá Tová!
Moré Yehuda Ribco
Notas:
1- La bendición de Shimeón está oculta entre las palabras dirigidas a Yehudá.
2- Una de las finalidades generales de los mandamientos es precisamente refinar a la sociedad y refinar al que los cumple. Más datos sobre este importante aspecto, lo hallará en http://serjudio.com/cursos/rescurso2a.htm.
Relato
Una vez, al entrar Rabí Pinjás a la casa de estudio, vio que sus discípulos que habían estado hablando vivamente, callaron de pronto y lo miraron. Él les preguntó: "¿De qué hablaban?"
Ellos: "Rabí, hablábamos acerca del miedo que tenemos de que nos persiga la inclinación al mal, el Ietzer HaRá."
El les contestó: "No teman por eso. Ustedes no llegaron tan alto como para que el Ietzer HaRá los persiga. por ahora, son ustedes los que lo persiguen a él".
(Tomado de Martin Buber, "Cuentos Jasídicos I")
Preguntas y datos para meditar y profundizar:
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¿Cómo se puede relacionar este relato con el comentario que brindamos de la parashá?
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¿Qué significa que los alumnos están persiguiendo a la inclinación negativa, en lugar de que ésta los persiga a ellos?
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"Cada persona puede ser tan íntegro como Moshé o tan perverso como Ierobam/Jeroboam, listo o tonto, misericordioso o cruel… y así con cualquier tendencia, depende de su libre albedrío conducirse hacia donde quiera" (Libre traducción de Maimónides, "Mishné Torá" Hiljot Teshuvá 5:2 y ver en "Guía de los Perplejos" 3,17).
¿Cómo se aplica esta máxima a nuestra vida cotidiana?
¿Es necesario tener fe en algún redentor humano, o está en nosotros la potencialidad para ser aquello que podemos llegar a ser? -
Rav Huna en el Talmud (TB Macot 10b) dice: "El hombre es conducido por el camino que él quiere ir".
¿Qué quiere decir exactamente esta enseñanza?
¿Habla de Destino o de Libre Elección?
Uno es bueno o malo, ¿por la genética, el Destino, la educación, el medio social, la propia voluntad… algo más? Reflexionar sobre esto.