Si ha nacido de madre que es judía (realmente judía, no “judía por fe”, no “judía porque le parece”, no “judía por apellido”, no “judía por Cristo”, no “judía porque me parece que desciendo de sefaraditas”, no “judía porque alguien me lo dijo”, no “judía mesiánica/netzarita”, no el “Israel espiritual”, no “judío cristiano”, no “cabalístico”, entre otros que se creen o se hacen pasar por judíos SIN serlo),
si ha nacido de madre que es judía,
entonces usted es judío.
Si ha nacido de madre gentil pero ha realizado un proceso legal y leal de conversión al judaísmo, (NO esas falsas conversiones mesiánicas, evangélicas, por internet, reformistas, creerse judío por sentirse uno, entre otras que no tienen ninguna validez),
entonces usted es judío.
Si ha nacido de madre gentil y no ha realizado su proceso de conversión leal y legal al judaísmo,
entonces usted es gentil.
¡Qué bueno que así sea!
Significa que es hijo de Dios, hecho a “imagen y semejanza” del Padre, sin necesidad de tener fe en nada ni nadie para ser salvo. Quiere decir que ha recibido un don maravilloso, el de ser beneficiario de los bienes de este mundo y estar dispuesto para gozar los bienes del mundo eterno. Sin necesidad de rituales, sin obligaciones extrañas, sin tener que aprenderse libros enteros incomprensibles, sin poner su fe en cosas absurdas, sin necesidad de seguir a ningún clérigo o líder iluminado. No precisa nada de ello, porque usted ES hijo de Dios y tiene al acceso allanado hacia Él.
Usted es miembro del 99.98% de la humanidad, con una senda propia y sagrada hacia Dios, la cual es el noajismo.
Esto es tal cual lo que Dios ha dispuesto.
Como gentil que es, ha nacido con una identidad espiritual propia, que le representa auténticamente, que le une con el Padre Celestial, que es su Yo Esencial, que es su espíritu de vida en este mundo y en el mundo más allá.
Es su espíritu enlazado a Dios por el dorado hilo noájico.
El espíritu del noájida, que así es como podemos denominar al gentil, se expresa en su plenitud a través del cumplimiento de los Siete Mandamientos para las Naciones:
- No servir a dioses falsos.
- No maldecir a Dios.
- No asesinar.
- No tener relaciones sexuales prohibidas.
- No robar.
- No comer parte de animal con vida.
- Establecer sistemas de ley y justicia.
Estos son los preceptos básicos, fundamentales, de los cuales se derivan diferentes reglas y costumbres.
Están todos estos mandamientos basados en dos grandes pilares: la bondad y la justicia. Pues ambos deben estar contemplados en la conducta habitual de la persona. Que todos los actos sean buenos y justos, pues así se construye shalom. Así se ordena el caos, se alumbra la oscuridad, se sana a los enfermos, se da vida a los que mueren, se trae la Presencia de Dios a nuestras vidas.
Haciendo así es como cada uno contribuye a restablecer el Paraíso en la Tierra, a promover que vivamos en la Era Mesiánica.
Cada gentil ES un noájida.
No precisa conversiones, ni confirmaciones, ni documentos que lo habiliten, ni tribunales que lo sancionen, ni aplausos, ni recitaciones.
Por el hecho de haber nacido ya uno es noájida.
La cuestión estriba en saberlo y entonces actuar conscientemente de acuerdo al Plan de Dios (el noajismo).
Así pues tenemos distintos grados de cercanía del noájida con su identidad espiritual:
- El que no sabe que es noájida y tampoco vive los preceptos.
- El que no sabe pero los cumple porque son éticos, parte de la vida corriente en la sociedad moderna.
- El que lo sabe pero elige otra cosa.
- El que lo sabe, pero los cumple en parte.
- El que lo sabe, los cumple, pero los mixtura con religiones o con judaísmo.
- El que lo sabe y los cumple esperando recibir premios a cambio.
- El que lo sabe y los cumple porque para ello está en este mundo.
Usted, ¿en cuál de estos grados se encuentra en este momento?
Me agradaría mucho que dijera que en el séptimo, pero si no es así, cualquiera está bien en tanto se comprometa a estudiar y conocer para aplicar con conocimiento y pureza.
Espero que haya quedado claro,
usted ES noájida, sin importar lo que le hagan creer o le hicieron creer. No es cristiano, ni musulmán, ni ateo, ni umbandista, ni sintoísta, ni nada de esas cosas; usted ES noájida. Las religiones (incluida la atea) son máscaras que entorpecen el reconocimiento del propio rostro, son producto del EGO y no regalo del Cielo.
Usted ES noájida, porque esa es la condición natural de todo gentil.
Así pues, cuando descubre la senda sagrada del noajismo y decide andar por ella,
no está “naciendo” de nuevo,
ni afiliándose a una nueva religión,
ni en tránsito para convertirse al judaísmo,
ni en un movimiento que alguien puso de moda,
ni en una secta extraña,
ni formando parte de una doctrina,
ni cambiando nada en su propia esencia,
simplemente está volviendo a usted mismo,
a ver su propio rostro sagrado,
a redescubrir su identidad,
a encontrar quien es realmente
y así poder encontrar realmente a Dios (y no a los dioses, que todos son producto del EGO).
En su enorme mayoría,
con sinceridad,
lleno de buenas intenciones,
deseando la conexión sagrada con el Padre,
el gentil ha intentado por muchos medios descubrir su llama espiritual,
hacer que la Luz brille en su ser,
abrazarse al Padre,
ciertamente que mucho ha probado el gentil,
religiones y dogmas, doctrinas y creencias, fe y rituales, simulaciones de judaísmo y misticismo variado, supersticiones y renuncias,
sí, llevado por su deseo por el Padre mucho ha hecho el gentil,
pero todo ello lo desvía del sagrado sendero.
El gentil fracasa, una y otra vez.
Repito, no por malicia en su gran mayoría, no por odio a Dios o deseo del mal,
¡todo lo contrario!
Es su deseo del bien, su amor al Padre, pero la ignorancia de su identidad espiritual así como las trampas del EGO lo que lo llevan siempre al extravío y el fracaso.
Pero ahora, está usted en posesión de la clave para su felicidad, para su bendición, para su salvación, para su plenitud.
Es simple, es sencillo, es sagrado, es real.
Es el noajismo.
Es el RETORNO a su propia identidad, no a convertirse en algo diferente, sino dejar de lado los disfraces para ser usted mismo.
Regresar al HOGAR, al Yo Esencial, a ser auténtico, a estar conectado con sí mismo, con el prójimo y con el Padre.
Es un despertar, no una conversión.
Usted es noájida, ¡sea feliz por ello!
Ahora, es tiempo de despertar, de ser.
De actuar con bondad y justicia, sin religiones, sin seguir a líderes religiosos, sin rituales, sin repetición de lemas, sin vestirse diferente, sin hablar raro, sin predicar cosas que parecen “espirituales” pero poco tienen que ver con el camino que Dios ha trazado para usted.
Usted es noájida, vívalo a pleno. Solo cosas buenas obtendrá de ello.
Saludos. Me gustaría que me aclarara algo, Dios terminó la creación y descansó el séptimo día y lo santificó, luego, lo dió por mandamiento a los judíos, pero, si no analizo mal, lo santificó desde el inicio de la humanidad, entonces, aunque sea gentil, ¿No debería observarlo? Pienso que no al forma judía, porque es especial, pero creo que como gentil, tendría que haber aunque sea un respeto hacia éste, si estoy equivocado, me ilustra por favor.
Gracias.
Benigno Saldaña.
hola benigno, como va?
hace mucho tenemos en fulvida.com publicado al respecto.
se anima a buscar y encontrar y cuando lo tenga comparte aqui el link, o los links, con nosotros?
le agradezco.
bienvenido.
Me parece que deja clara la diferencia entre ser noajida y creerse ser noajida.
Con palabras propias lo pondría así: el que es no busca lo divino ni el misterio; simplemente está consciente que no está humanizado completamente y reconoce su impulso