En nuestra parashá nos encontramos con la siguiente ordenanza:
"El Eterno habló a Moshé [Moisés] y a Aarón diciendo:
‘Los Hijos de Israel acamparán a cierta distancia alrededor del tabernáculo de reunión. Ellos acamparán, cada uno junto a su estandarte y con las enseñas de sus casas paternas.’"
(Bemidbar / Números 2:2)
¿Cuál es la enseñanza que podemos extraer para nuestros días, para nuestra diaria actividad?
Los Hijos de Israel son una nación, una identidad, una pertenencia.
Son un grupo que adquirió vida propia, metas y sentido de existencia como nación.
Son una nación, y no una mera reunión de desplazados que hallan afinidad y cohesión solamente en su soledad y en su carencia de pertenencias nacionales.
Sin embargo,
la Torá nos advierte que el estar inmerso en un conjunto mayor no ha de usarse como excusa para hacer olvidar las individualidades,
las propias características,
el valor intrínseco del individuo particular,
sus ideas, sueños, ideales, proyectos y autorrealización.
Podemos apreciar como los Hijos de Israel como pueblo estaban todos reunidos en torno al Santuario,
girando en torno al eje que otorga verdadera trascendencia a los hechos,
unidos por la Torá, por los preceptos, por la ferviente convicción de estar avanzando en pos de la Tierra que Dios prometiera a los patriarcas.
Tenían mucho de valor por lo cual dejarse sumergir en el gran océano de la masa anónima,
en la cara disfrazada como careta nacionalista,
en la irresponsabilidad de echar la responsabilidad personal sobre hombros de algún otro.
Sin embargo,
por orden del Altísimo
no debían estar dispersos en una mezcla indiferenciada
y falsamente homogeneizante.
No habían de ser fagocitados por el totalitarismo,
que es una máquina de ideología fascistoide en la cual la totalidad es la que debe supervivir,
ya que la masa como tal es lo único relevante,
y sus líderes y/o iluminados los únicos autorizados a dirigir y prosperar,
en tanto que el individuo masivo es un mero engranaje que puede ser descartado cuando pierde su utilidad.
Por el contrario,
era en la heterogeneidad en la cual hallaba sustancia cada uno de sus miembros.
En el respeto al individuo,
es que se encontraba fuerza para sostener al conjunto.
Por eso,
el modelo de persona basado en la Torá
señala que la persona ha de tener fuertes relaciones
con lo nacional,
así como con lo familiar,
también con las instituciones amplias que dan marco y cabida a la familia,
e indudablemente contar con todo lo requerido para gozar de una saludable identidad personal-individual.
Si la persona queda como individuo, como uno encerrado en sí mismo,
o queda como parte, como un algo indiferenciado dentro de una masa indiferente,
entonces,
la persona no está desarrollando adecuadamente las potencialidades con las cuales Dios le ha dotado para existir.
En palabras de Hilel haZaken:
"Si yo no estoy para mí, ¿quién estará para mí?
Y si yo estoy solamente para mí, ¿qué soy?
Y si no es ahora, ¿cuándo?"
(Avot 1:14)
¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!
Moré Yehuda Ribco
Relato
Sobre el dicho de Hilel: "Si yo no estoy para mí, ¿quién estará para mí? Y si yo estoy solamente para mí, ¿qué soy?"
enseñó R. Mijael Iejezkel:
"’Si yo no estoy para mí’,
quiere decir que
si mi esfuerzo no es egoísta,
sino que me sumo al bien colectivo,
entonces,
‘¿quién estará para mí? ‘,
es decir, alguien del colectivo trabaja y es en mi beneficio.
Pero, cuando ‘yo estoy solamente para mí’,
es decir, mi esfuerzo no es para el bien colectivo,
entonces ‘¿qué soy?’,
por lo cual,
todos mis actos egoístas son considerados por el Creador como nulos y vacíos".
Preguntas y datos para meditar y profundizar:
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¿Cómo se puede relacionar este relato con el comentario que brindamos de la parashá?
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¿Qué otra idea puede usted deducir de la enseñanza de Hilel en Avot?
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La Torá ordena tácitamente: "No seguirás a la mayoría para hacer el mal. No testificarás en un pleito, inclinándote a la mayoría, para pervertir la causa."
(Shemot / Éxodo 23:2).-
¿Acepta la Torá que una persona rescinda su facultad intelectual-ética, merced a los dictados de la mayoría?
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No se permite seguir a la mayoría para hacer lo malo, pero, si la mayoría insiste para hacer lo que es bueno y correcto ante el Eterno, ¿hay que seguirla entonces?
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¿Cómo podemos identificar a una mayoría que resulta perjudicial para el grupo y el individuo? ¿Conoce ejemplos en la Historia? ¿Y en sus familiares o allegados?
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El profeta anunció: "El número de los Hijos de Israel será como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y sucederá que en lugar de lo que se les dijo: ‘Vosotros no sois pueblo de Dios’, se les dirá: ‘Ustedes son los hijos del Elokim viviente.’" (Hoshea / Oseas 2:1).
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En la actualidad, algunas sectas idolátricas acusan a los judíos de "no ser más el Pueblo de Dios", y hasta tienen el malvado descaro de denunciarlos como "hijos de Satanás";
¿es esa la opinión del mismo Dios hacia los judíos, según las palabras del profeta arriba mencionadas? -
¿En algún momento ha cancelado Dios su promesa de hacer de la nación judía, un pueblo numerosísimo e independiente, que tiene como misión principal la de servir al Eterno y guiar a las otras naciones a la Verdad?
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Shalom: