Estimados lectores,
En estos tiempos que corren, es muy importante recordar los valores más nobles de nuestra tradición. Uno de ellos, tal vez el más relevante en la práctica cotidiana, es el llamado a realizar buenas acciones y ayudar a nuestro prójimo.
La Torá dice que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Esto implica que no podemos ser indiferentes ante el sufrimiento ajeno. Cada uno de nosotros tiene el poder de cambiarle el día, la semana o quizás hasta la vida entera a alguien con un solo acto de bondad.
No importa cuán pequeña sea la ayuda que podamos brindar. Podemos donar parte de nuestro tiempo para acompañar a una persona enferma, podemos visitar a ancianos solitarios, podemos hacer voluntariado para asociaciones benéficas, podemos tutorear gratuitamente a niños en riesgo. Existen infinitas posibilidades de mejorar el mundo a nuestro alrededor.
Además de ayudar materialmente, también podemos hacerlo con palabras de aliento, una sonrisa, una llamada o un mensaje para alegrarle el día a alguien que atraviesa un mal momento. A veces con poco podemos lograr mucho.
En estos tiempos en que abunda el egoísmo y la falta de solidaridad, cada buena acción cobra un valor enorme. Es una forma de recordar los ideales judíos de justicia social, compasión y ayuda al prójimo.
No dejemos que el apuro de cada día, la rutina o la pereza nos impidan cumplir con esta mitzvá tan importante. Cada uno de nosotros tiene el poder y la responsabilidad de llevar más luz al mundo con nuestros actos. Intentemos mejorar un poco, al menos, la vida de una persona por día.
Por supuesto que la bondad debe ir acompañada por la justicia, y no ayudar, ni siquiera indirectamente, a que los perversos prosperen ni que la mentira se difunda.
Espero que estas palabras los motiven a ustedes también a realizar al menos una buena acción hoy. Juntos podemos lograr que este mundo sea un poco mejor.
Con bendiciones de paz, vamos a construir shalom en pensamiento, palabra y acción.
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