La compasión no es sentir lástima
ni actuar de manera contraria a lo justo y bueno.
La compasión no es mirar desde arriba,
de forma condescendiente, a aquel que está ayudando.
La compasión brota del aporte de la bondad y la justicia
e impulsa al receptor a crecer y encontrar en sí mismo su gran valor,
su identidad esencial.
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