"Hashem tu Elokim te manda hoy que cumplas estos estatutos y derechos; cuida, pues, de ponerlos por obra con todo tu corazón, y con toda tu alma”
(Devarim 26:16)
El famoso Rabi Israel de Salant enviudó y fue a pasar por un tiempo a casa de un adinerado seguidor suyo.
Un día los discípulos que siempre rodeaban al maestro se sorprendieron, pues lo vieron hacer Netilat Iadaim (lavado ritual de manos) apenas con el agua suficiente para cumplir con la mitzvá.
La sorpresa de los estudiantes radicaba en que en la palangana había agua en abundancia, como para poder cumplir con la mitzvá tal como es sugerido por el código legal: "derramando agua con generosidad".
¿Por qué el sabio maestro era tan avaro con el agua usada?
Por respeto no quisieron molestar al rabino con su pregunta. Pero el dueño de casa, con extrema cautela un día interrogó: "Disculpe Rabí, pero estoy intrigado en aprender un poco de Torá, así que, sepa disculpar si lo molesto. ¿Por qué usa tan poca agua para Netilat Iadaim, siendo que hay tanta como para gastarla con holgura?"
El sabio maestro respondió:
"He visto que tu empleada doméstica es muy pequeña y anciana, y que todos los días debe ir al pozo de agua que queda tan lejos, y luego, cargar con los baldes de agua, subiendo la empinada calle hasta acá. Vi su esfuerzo y cansancio.
Acaso, ¿debo yo beneficiarme embelleciendo una mitzvá pero haciendo que alguien sufra?"
Cumplir las mitzvot no sólo es meritorio, es además una exigencia que H’ nos pone frente a nosotros.
Y embellecer la mitzvá a cumplir, es ciertamente excelente.
Pero, cuando cumplimos con las mitzvot debemos estar atentos a no perjudicar a nadie con nuestras acciones.
Preguntas:
- ¿Cuáles personajes relacionados con la historia judía fueron descendientes de Amalek?
- ¿Por qué hay que ofrendar los Bikurim – primicias a H’?
De la parashá:
Los años del Desierto
"Moshé pues llamó a todo Israel, y díjoles; ustedes habéis visto todo lo que Hashem ha hecho delante de sus ojos en la tierra de Mitzraim a Faraón y a todos sus siervos, y a toda su tierra;
Las pruebas grandes que vieron tus ojos, las señales, y las grandes maravillas.
Y Hashem no les dió corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oir, hasta el día de hoy.
Y yo les he traído cuarenta años por el desierto; sus vestidos no se han envejecido sobre ustedes, ni tu zapato se ha envejecido sobre tu pie. No habéis comido pan, ni bebisteis vino ni sidra; para que supieseis que yo soy Hashem su Elokim.
Y llegasteis a este lugar, y salió Sijón rey de Hesbón, y Og rey de Basán, delante de nosotros para pelear, y herímoslos; Y tomamos su tierra, y dímosla por heredad a Rubén y a Gad, y a la media tribu de Menashé.
Guardaréis, pues, las palabras de este pacto, y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo que hiciereis."
(Devarim 29:1-8)