¿Sacrificio o cumplimiento?

Esta semana corresponde leer la parashá llamada Emor ("Dirás") que es la octava del tercer tomo de la Torá, el sefer Vaikrá, conocido en español como "Levítico".

Durante varios versículos la Torá impone reglas estrictas para los cohanim (sacerdotes de la estirpe de Aarón) y luego anuncia numerosos procedimientos rituales, particularmente algunos concernientes a sacrificios y ofrendas para presentar en el Templo.
Y entonces, como corolario la Torá declara:

"Guardad, pues, Mis mandamientos y ponedlos por obra.
Yo soy el Eterno.
"
(Vaikrá / Levítico 22:31)

La pregunta evidente que debería surgir es:

¿Qué tiene que ver el cumplimiento de los mandamientos con todo lo que hasta ahora fuera referido en la parashá?
¿No hubiera más sido coherente con la temática tratada si terminara la sección diciendo por ejemplo: "Sean cuidadosos con las cosas del Templo, pues Yo Dios amo los sacrificios, la sangre y los rituales"?

En verdad que si de coherencia se tratara, indudablemente que alguna frase alusiva al deseo de Dios por sangre y sacrificios y rigidez en los rituales sería lo esperable.

Sin embargo, a Dios no le agradan especialmente los sacrificios, ni el derramar sangre inocente, ni los rituales carente de sentido; sino que lo que Él espera y exige es la fidelidad en el servicio por parte de Sus criaturas.
Es decir, Dios pide nuestra fidelidad en cada acto que realicemos, y no meros gesto simbólicos o palabras de fe.
Tal como fuera dicho por su profeta fiel:

"¿Se complace tanto el Eterno en los holocaustos y en los sacrificios como en que la palabra del Eterno sea obedecida?
Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención es mejor que el sebo de los carneros.
"
(1 Shemuel / I Samuel 15:22)

Precisamente por este deseo de Dios, es que la sección que nos atañe finaliza haciendo especial referencia al cumplimiento de los mandamientos y no a los sacrificios.
Pues la Torá quiere dejar bien en claro qué es lo que privilegia Dios, y qué es lo mejor para la persona.

Aquel que quiere adherirse al Eterno, y actuar en concordancia con Su Voluntad, ya sabe lo que es su deber hacer, y qué es lo que no redunda en reales beneficios.

¡Les deseo Shabbat Shalom!

Moré Yehuda Ribco

Otras interpretaciones de este pasaje de la Torá, y más estudios los hallan HACIENDO CLIC AQUÍ y AQUÍ.

Relato

El nieto fue a la casa el zeide como cada día.
Pero hoy, en unos instantes, aprendería algo que le llenaría por el resto de sus días.
El zeide le dio dos tarros de galletas cerrados, y le dijo: "Las galletas de uno de estos tarros serán todo tuyas, ¡escoge ahora un tarro y sólo uno!"
El pequeño vio ambos frascos idénticos, ambos idénticamente cerrados, ambos con similar promesa de placenteras golosinas. Y sin mucho pensarlo supuso que su abuelo era un anciano sin mucho qué hacer ya que le proponía una juego de adivinanzas tan tonto.
Así que apresurado por recibir placer el nieto tomó la primera de las latas entre sus manos, sin aguardar mucho la abrió para encontrarla casi vacía.
Mientras el abuelo abría la otra lata, y le mostró una cantidad enorme de galletitas.
Entonces el nieto rogó: "Zeide, dame esa lata y yo te doy esta".
Abuelo: "No querido, el juego era que eligieras tú, y que lo que escogieras sería lo tuyo".
Nieto: "¡Pero zeide!, Aquí tengo poquitas galletas, y tú tienes montones. ¡No es justo!"
Abuelo: "¿No es justo? ¿No tenías acaso la oportunidad de elegir libremente, y escogiste la lata que tenía pocas galletas?"
Nieto: "Sí, pero yo no tenía cómo saber…"
Abuelo: "¿No tenías cómo saber? ¡No tenías cómo saber! Ay querido mío, hubieras levantado ambas latas y te hubieras dado cuenta de cuál era la que más galletas contenía. O las hubieras movido un poco, y el mayor ruido te hubiera dicho cuál era la que estaba más vacía…"

Al crecer el nieto, la lección del zeide lo acompañaba en cada momento.
Si se encontraba con alguna persona que quería imponer su presencia con gritos, violencia, charla superficial constante, presunción o desprestigiando injustamente a otros, sabía que estaba en presencia de alguien con pocas ricas galletas espirituales para compartir…

Preguntas para meditar y profundizar:

  • ¿Cómo se puede relacionar este relato con el comentario que brindamos de la parashá?

  • ¿Cuándo al expresarse el superficial y el trascendente comparten alguna característica en común? Ayudarse con este consejo: "Cuando calla, hasta el insensato es tenido por sabio; y el que cierra sus labios, por inteligente." (Mishlei / Proverbios 17:28).

  • ¿Por qué el abuelo empleó esa técnica vivencial en lugar de dar una lección?

  • ¿Qué quiere decir Salomón, con la frase: "Los labios del necio causan su propia ruina. El comienzo de las palabras de su boca es necedad, y el final de su hablar es locura nociva." (Kohelet / Predicador 10:12-13)?

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