Feliz año nuevo, desde Roma con amor

Hay muchas maneras de concretar una conquista, no solamente confiscando territorios y maltratando físicamente poblaciones.
Una conquista muy poderosa, profunda, que difícilmente se pueda vencer es la cultural.
Cuando el conquistador se sustenta en penetrar en el sistema de creencias de los conquistados, dominar desde allí los pensamientos, manipular los sentimientos, ejercer el control “amistosamente”, de modo tal de hacer desaparecer los límites que separan para integrar en una masa homogeneizada.
Veamos un poco más de esta dominación intensa.

Januca es una de las fiestas que los judíos celebramos es la que nos recuerda que estuvimos al borde de la extinción, pero nos salvamos. El opresor venía con armas y tecnología, había impuesto un reino de terror y asfixiante, pero su instrumento más eficiente fue inyectar sus valores y creencias, sus rituales e ideologías, para así amancebar a la población e incorporarlos a la masa.
La festividad de Januca, que hace poco menos de un mes estuvimos celebrando, nos viene a recordar este pozo profundo siempre abierto ante nuestros pies, a la vista pero que no reconocemos. Así como también nos viene a alentar a romper el yugo, salir de la celdita mental, atrevernos a ser nosotros y no copias de otros a las cuales llamamos nosotros.
Porque, el imperio de aquel entonces no quería “solucionarnos finalmente” al estilo de Amán, el amalecita de Persia, o Adolfo, el amalecita de Austria.  Ellos tenían claro que no por las armas, ni con la crueldad corporal y miseria material se lograría su macabro objetivo. Por ello, la solución de los helenistas incluía torturas físicas desgarradoras y privaciones materiales sin par, pero su eje era la incorporación de los judíos al helenismo, derribando al judaísmo y exterminándolo, logrando así lo que el feroz colonialismo físico no consigue.
Es decir, que vivan los judíos pero que muera el judaísmo… ¿no eran tétricamente brillantes? La cosa es que los judíos sin judaísmo son linternas que no están encendidas…
En aquella ocasión les ganamos, al menos por un rato, ya que no pasaron más de un par de generaciones para que se notaran los efectos del trabajo que Atenas había realizado entre los judíos.

Pero, los judíos son tercos, duros de cerviz diría la traducción de la “biblia”.
Y por más que muchos se desvíen y otros se pierdan de vivir/pensar/sentir/hablar de acuerdo a la cultura judía, podemos encontrar que las chispas de su identidad perduran, sí, hasta en los que están lejos, bien lejos de la hoguera sagrada de luz y vida. Hay rasgos que perduran, que están inscriptos en el Yo Esencial de cada uno, que pueden aflorar a través de las pesadas capas de máscaras y cáscaras que el Yo Vivido representa y con el cual distorsiona la verdad interior.
Por tanto, los diferentes imperios, todos adoradores del dios EGO, procuran recubrir esas chispas de LUZ con diversas adquisiciones “culturales”, que impidan el rebrote de la chispa sagrada. Nos tapan con su publicidad y propaganda, nos meten en sus bailes y torneos, nos quieren para adornar sus recámaras y llenar sus pantallas de videos; para que el judaísmo desaparezca, abarrotado de tanto EGO consumista.

El mayor imperio actual, que lleva más de dos mil años funcionando y ejerciendo su dominio, es el romano, llamado Edom, para los amigos afectos a los nombres del Midrash.
Con gran flexibilidad y gracia de prestigitador circense el imperio romano supo reconvertirse tras el paso de hordas enemigos, así como con la adquisición de conocimiento y tecnología, y por el ingenio para aprovechar sus propios errores y tropezones. De verdad, son maestros en estas artes los miembros del imperio romano. Para valorar positivamente su resiliencia, creatividad, perseverancia, disposición… todas cosas positivas, lástima que empleadas para el «lado oscuro de la Fuerza».
Astutos y poderosos (en el poder externo es decir el del EGO, no en el verdadero que es el reducir al EGO a su función específica y natural) no pierden la chance para metamorfosearse y reinventarse. Son varias sus ramas, pero no dejan de pertenecer al mismo tronco imperial.
Por supuesto que las denominaciones cristianas, todas ellas incluidos “judíos mesiánicos”, netzaritas, efraimitas y similares falsos “hebreos”, también son integrantes del conglomerado imperial. No importa que su capital esté asentada en Roma/Vaticano, porque el lugar físico del trono es irrelevante para este imperio. Por tanto, pueden tener su trono en algún lugar de Rusia, Miami o la Gran Bretaña, o estar desperdigado en células sin aparente rey que les organice, no dejan de ser parte del imperio.

Sus tentáculos rodean y se entromenten con la humanidad completa, hasta en aquellos lugares que nunca sus emisarios, embajadores y soldados pisaron personalmente.
Recordemos, tienen el poder a través de la conquista cultural también, la cual han sabido emplear con magistralidad.

Entonces, cuando paseando por Jordania o Riad nos encontramos con un McDonald’s con carne jalal, o en Jerusalén y Buenos Aires con certificación kasher, no estamos solamente ante la evidencia de la aldea global, sino ante el imperio universal (católico, según vemos en su origen etimológico, sea que uno forme parte de esa religión o no).
Y si en Japón, Papua, Zimbabue, Shenzhen o el Tibet se usa el calendario gregoriano, igual que en Alemania, Tasmania, Brasil o Canadá, algo nos está indicando.
Porque, aunque la gente que emplee esa manera de ordenar el tiempo no esté afiliada a la religión del personaje Jesús, y puede que ni tengan idea de sus mitos y construcciones sobre ellos, igualmente están siendo adoctrinados a servir al imperio de Edom.
Lo sepan o no, lo crean o no.

Y voy a hacer una advertencia, que en realidad es innecesaria luego de varias decenas de miles de textos de mi autoría publicados y de libre adquisición en internet. NO soy un conspiranoico ni ando suponiendo oscuros complots de sionistas, masones, ilumninatis, alienígenas, fachos, zurdos o cristianos.
Por tanto, no es un texto que fue escrito desde el terror provocado por la fragilidad emocional/mental, sino uno que ve desde la perspectiva histórica y analiza los hechos actuales con la mayor frialdad.
Que es lo que pido al lector que haga, despojándose en la medida de lo posible de sus preconceptos y prejuicios, dedicándose solamente a evaluar los hechos y a buscar información para procesarla.

Retomando, el imperio ha decretado que ayer cambiara el mes y el año. Son sus cálculos y elaboraciones lo que llevó a que cientos, o miles, de millones de personas estuviesen celebrando hace unas horas el “año nuevo”. Sin saber o darle importancia que es la fecha de la circuncisión del niño judío Jesús, que no existió, y de haberlo hecho no nació el 25 de diciembre, pero no importa, ya es parte de la “tradición”. O que se festeja el día de «San» Silvestre, personaje terrible y tóxico en la historia de la humanidad y en especial para los judíos.

Como sea, la gente no creo que lo asocie con esto, sino simplemente están felices/emocionados/angustiados/alerta porque empieza otro ciclo, cambiamos la hoja del calendario, dimos vuelta al sol, etc.
Está bueno celebrar, reunirse con amigos y familia, soñar con un mundo mejor, cerrar etapas… sí señor, todas cosas muy bonitas…
Y festejan y se saludan y algunos tiran cohetes y se emborrachan y tienen accidentes por manejar intoxicados y se desean lindas cosas y se reúnen a comer y se enojan con el tío de las bromas pesadas y soportan a la tía pesada y hacen proyectos y promesas y evalúan el año que pasó y…

Es el triunfo del imperio, que logra manejar nuestra manera de ordenar el tiempo.
En aparatos tecnológicos, en contratos, en viajes, en citas médicas, en festejar eventos familiares, en darnos parte de nuestra identidad social, en todo… ¡en todo!
El imperio está presente y gozando con su poder, sin derramar adrede ni una gota de sangre.

En los países que todavía se usa otro calendario de manera oficial, como en Israel, Irán, Pakistán… ¿acaso en sus cheques dejan de poner la fecha del cristianismo? ¿Y el avión lo toman de acuerdo a si están en el mes del mono o en Nissan o en Shawwal?
¿Cuando se conectan a internet, sus celulares usan el calendario universal (llamado hebreo generalmente) o el hijri (calendario musulmán)? (Supongo, aunque no estoy seguro porque tanto no sé de tecnología que probablemente usen una versión modificada del calendario juliano, que también es cristiano.)
Sí, el imperio está por todas partes metido y sin que nos demos cuenta, lo que lo convierte en una muy eficiente y efectiva herramienta de dominación.
Pero, no te quedes solamente con el ejemplo de la cadena de comidas rápida o el calendario, encuentra todo lo que le “debemos” a Roma (le debemos, ¿entiendes la ironía? Ironía como en el título de este texto).
Comparte con nosotros, aquí debajo en la sección para comentarios, lo que descubres que viene de Roma y contribuye a que sigamos siendo ovejitas de ese imperio.

Muchas gracias por haber leído hasta aquí y si quieres desear un feliz/buen año, todos los días son especiales para ello.