LA INTERNACIONAL FUNDAMENTALISTA – ISLAMICO – MARXISTA

LA INTERNACIONAL FUNDAMENTALISTA – ISLAMICO – MARXISTA
Por Ulrich Sorensen

El conflicto en Gaza ha puesto de relavancia una vez más, la acción coordinada y simultánea de la estrategia y las actividades de dos peligrosos fundamentalismos contemporáneos: el islámico y el de la izquierda radical.

El primero es de corte teocrático. El segundo, ateo y marxista. Parecería, en principio, que del punto de vista ideológico nada pueden tener en común estas virulentas expresiones fanáticas. Sin embargo, nuevamente en la historia vuelven a juntarse ideologías dispares y hasta totalmente opuestas, por razones de estrategia, destinadas a alcanzar objetivos comunes o parecidos. Recordemos, como ejemplo, el eje nazi-comunista formado por Hitler y Stalin. En su tiempo, asombró al mundo. Hoy día ya casi ni asombra, por su frecuente reiteración, con otros ropajes, pero con la misma esencia.

Los fundamentalismos se caracterizan por el absolutismo de sus conceptos, el sentirse poseedores de la verdad absoluta, por la descalificación y demonización de los adversarios, por la utilización de la violencia y el agravio, por el apoyo directo o indirecto al terrorismo, por la avalancha masiva sobre los medios de comunicación, y por ignorar o enfrentar todo aquello que pone en evidencia sus tremendas contradicciones. En el fundamentalismo no impera la lógica, sino las consignas basadas en el resentimiento, el odio y la confrontación. Todo aquel que no coincide con ellos es considerado enemigo o infiel. Pueden utilizar la democracia, para una vez usurpada, vaciarla de contenido y socavarla desde adentro en sus raíces morales, conceptuales y de valores esenciales. Instaurarán luego sus regímenes tiránicos y absolutistas.

Durante ocho años, el Estado de Israel y sus ciudadanos estuvieron recibiendo miles y miles de misiles en sus fronteras norte y sur. Mataron, hirieron y atemorizaron indiscriminadamente a miles de seres humanos, mayoritariamente judíos, sin que la Internacional Fundamentalista Islámico-Marxista hiciera la más mínima condena contra esta flagrante y descarada violación de los derechos humanos de la gente de Israel. Guardaron sepulcral silencio y no pidieron apoyo humanitario a los atacados israelíes. También guardaron silencio ante las virulentas y abiertas amenazas de los líderes de Hamás y Hizbollah, como del presidente iraní, de «destruir a Israel».

La Internacional Fundamentalista Islámico-Marxista respaldó con su cómplice silencio estos designios nefastos. Lo que resulta más incomprensible aun es el silencio o pasividad de las propias Naciones Unidas, tan prestas en condenar a Israel, y tan renuentes en condenar a sus juramentados enemigos, los cuales violan todos los principios y razón de ser de las propias Naciones Unidas.

Basta que Israel ejerza su derecho a la legítima defensa (como se lo respalda la propia Carta de las Naciones Unidas, de la cual es miembro desde que fue creado por las mismas Naciones Unidas en 1947), para que los peores agravios, las mentiras más falaces, las manifestaciones coordinadas en varios países del mundo, las tergiversaciones de las noticias, fotografías y otros aspectos del conflicto en Gaza ahora o en Líbano hace dos años, las amenazas desembozadas de «liquidar a Israel» y atacar a las comunidades judías, las campañas propagandísiticas de cuño antisemita, exploten de manera coordinada y totalmente similar en sus manifestaciones. ¿Hay quienes inteligentemente no se sorprendan de esta coordinación y simultaneidad?

De acuerdo a la «lógica» de estos agresivos fundamentalismos, lo que está prohibido a Israel y a los judíos, está permitido y es apoyado cuando se trata de países islámicos teocráticos y de las organizaciones terroristas juramentadas a destruir a Israel. Dicen defender a los palestinos, cuando olvidan y no condenaron la masacre cometida por los palestinos de Hamás contra los palestinos de Al Fatah, porque estos últimos están dispuestos a reconocer a Israel y a negociar con sus autoridades, para crear el Estado palestino y vivir en paz ambos Estados.
Esta Internacional Fundamentalista no proclama la paz y armonía entre israelíes y palestinos. Dice apoyar la creación del Estado palestino, pero no respeta el derecho de los judíos a tener el legítimo Estado de Israel. Sus metas están bien claras: borrar a Israel del Medio Oriente, y seguir avanzando posterior y simultáneamente en socavar la civilización occidental defensora de la democracia verdadera y los derechos humanos, y donde prosperan valores y conceptos de respeto a la dignidad humana.
El Fundamentalismo Marxista se agravia cuando se violan los derechos humanos.

Pero la geografía de su ideología y estrategia excluye la obligación de respetar y fomentar los derechos humanos en los países islámicos o en los autodenominados “países progresistas”, donde se violan TODOS los derechos humanos, y de las dictaduras de otro cuño, que se tornan «legítimas» cuando se proclaman de izquierda.
Su óptica selectiva silencia la condena contra Putin y sus secuaces, cuando han masacrado a pueblos enteros, por no querer someterse a su poder. ¿No les duele la flagrante violación de los derechos de dichas poblaciones, y la forma cruel en que han sido asesinados segmentos numerosos de sus sociedades? ¿O es que el pasado comunista y KGB de Putin lo viste con un manto de impunidad?
Imaginemos si toda esa energía y movilización desplegada por la Internacional Fundamentalista, se dirigiera a proclamar la paz entre árabes e Israelíes, y a promover la creación de un Estado Palestino democrático, conviviendo en paz y buenas relaciones con el Estado de Israel.

¿Esta actitud no sería más coherente con toda la fraseología, slogans y manifestaciones masivas, que dicen defender la autodeterminación de los pueblos (mientras niegan a los judíos su derecho a la misma), la defensa de los derechos humanos (que sistemáticamente violan varios de los países que integran esta Internacional Fundamentalista), y su tan reiterada defensa de la paz (que no les interesa cuando se trata que árabes y judíos vivan en paz en Medio Oriente). La humanidad saldría ganando, y se contribuiría a generar una era de convivencia en lugar de confrontación.
En lugar de ello, prefieren apoyar al terrorismo, sembrar el odio contra los judíos y el Estado de Israel, y pretenden que los terroristas palestinos puedan atacar impunemente a Israel y que Israel no se defiendan.
Sólo pensar en el eje «progresista» Chavez – Ajmadinejad (incrementado por Evo, el boliviano), y todos sus secuaces en el mundo, despierta la preocupación no sólo por el destino y la suerte de Israel, sino de Occidente como civilización. Muchos líderes islámicos lo dicen desembozadamente, mientras el déspota venezolano utiliza otra terminología, aunque sus designios son coincidentes con la estrategia islámica, a la cual ayuda a penetrar en América Latina.

Por ello quiere perpetuarse en el poder y seguir liderando con todos los recursos y medios, esta peligrosa ingerencia de la Internacional Fundamentalista Islámico-Marxista en América Latina.
Israel está determinado a vivir y a defenderse. No está dispuesto a aceptar pasivamente que se cumplan los designios del tirano iraní (acompañado por otros líderes de la Internacional Fundamentalista) de borrar a Israel y a sus judíos del mapa.

¡Cómo les cuesta entender que Israel y el pueblo judío no permitirán otro Holocausto! Los judíos de hoy no están dispuestos a dejar su destino en otras manos que no sean las propias.

¡HAN APRENDIDO DE LA HISTORIA!

Y las propias Naciones Unidas, tan sensibles a condenar a Israel, deberían hacer algo para defender a este pequeño país que ellas mismas contribuyeron legítimamente a fundar, y deberían condenar y sancionar a Irán por amenazar desde dentro de las propias Naciones Unidas, la existencia misma del Estado de Israel.
Pero Occidente y sus democracias no pueden ser indiferentes ante el problema de Israel. Ya Occidente se dejó seducir por el palabrerío de Hitler, y tuvo que pagar más tarde un precio terrible. Occidente debe aprender A TIEMPO, que debe tomar en serio las amenazas y acciones destinadas a socavar su propia existencia. Muchos países occidentales ya tienen dentro suyo a las quinta columnas integrantes de la Internacional Fundamentalista Islámico-Marxista, que mientras gritan y actúan contra Israel, están también demostrando que están preparando el momento de apoderarse de Occidente, para imponerle sus retrógrados regímenes.

¿Habrá aprendido Occidente su propia historia?

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