Las fiestas de Dios te enseñan a ser poderoso todos los días

Dictamina la Tradición para el primer día de la festividad de Sucot, que la lectura de la Torá se haga de Vaikrá/Levítico 22:26-23:44, además de leerse en un segundo sefer el Maftir en Bemidbar/Números 29:12-16.

El contenido de la lectura del primer día de Sucot puede resumirse como la enumeración de los “moadei kodesh”, es decir, “las sagradas convocatorias”, que son las fiestas que marca la Torá para que celebre el pueblo judío en su calendario:

  1. El día de Shabat semanal.
  2. La presentación de la ofrenda de Pesaj en 14 Nisan; la fiesta de Pesaj de siete días que comienza el 15 de Nissan; la presentación de la ofrenda del Omer de la primera cosecha de cebada en el segundo día de Pesaj, y el comienzo, en ese día, de la Cuenta del Omer de 49 días.
  3. Shavuot, tras completar la Cuenta del Omer.
  4. El “Día del Recuerdo de la Teruá”, el 1 de Tishrei.
  5. El solemne día de ayuno, el 10 de Tishrei.
  6. Sucot, durante esta festividad se espera que residamos en sucot (chozas) durante siete días y tomemos en nuestras manos los “Arbaat haMinim”, los “Cuatro Tipos” de especies vegetales, comenzando el 15 de Tishrei y hasta el 21 del mismo mes.
  7. La festividad de Shemini Atzeret, que añadió Dios para que celebre el pueblo judío y se regocije inmediatamente al finalizar Sucot.

Aparte de conocer nuestras festividades y realizar aquello que corresponde a cada una, ¿cuál podría ser la otra enseñanza que obtenemos de esta lectura?
Te compartiré una, de muchas varias que tenemos en nuestro cofre de los tesoros de enseñanzas de la Torá.

La vida se compone de lo monótono y de lo diferente, que es aquello que rompe la monotonía.
Está bien que así sea y no debiéramos radicalizarnos en llevar una existencia sin variaciones, donde todo está controlado (supuestamente), cronometrado, medido, programado de manera rígida; ni tampoco dejarnos caer por la pendiente del caos constante, sin un rumbo, sin planificar, reaccionando a los acontecimientos repentinos.
La cuestión es que, no tenemos el control de muchas cosas en nuestra vida, pero la Torá nos anima a que donde realmente dominamos, lo hagamos; en tanto que dejemos de pretender controlar aquello que está fuera de nuestro poder. De esta manera seremos mucho más felices y brillantes.
Nos postula la Torá que tengamos nuestros límites marcados, conocidos y respetados, pero que eso no nos convierta en autómatas que se rigen por un riguroso programa que impide la flexibilidad.

Aprendamos a disfrutar del orden así como del esporádico caos, sin permitir que ninguno de los dos nos agobie y esclavice.

Podrías preguntarte: ¿acaso las festividades son un caos?
La respuesta es que: implican una ruptura de lo cotidiano, un esfuerzo para reorganizarnos para cumplir con sus preceptos y costumbres. Por tanto, es necesario entrar en un estado de caos momentáneo, que quebró la rutina, y disfrutar rehaciendo nuestra vida en ese período. Lo interesante es tener la capacidad de extender esa energía renovadora de Shabat y festividades al resto de los días de la semana y el año, para convertir en extraordinario aquello que es ordinario.

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