Resumen de la parashá Noaj

¡Shalom, queridos lectores! ¡Qué bueno reencontrarnos ya nuevamente en el sefer Bereshit y comenzando el mes de Jeshván!

Les paso a contar brevemente un resumen de la parashá Noaj, que abarca Bereshit/Génesis 6:9 – 11:32.
Inicia donde fue dejada la narración la semana pasada, con la historia de Noaj/Noé, un hombre justo en un mundo corrupto. Habían pasado diez generaciones desde Adam, y en este momento, Dios decide recomenzar a la humanidad, para que se pudiera dejar la maldad que estaba impregnada en cada rincón de aquel viejo mundo. Por ello, elige a Noaj y su familia para salvarse, para ser la semilla de la nueva humanidad, y de una manera diferente de relacionarse con el ecosistema.
Dios ordena a Noaj que construya un arca, una enorme embarcación, que serviría para refugiarse del diluvio que destruiría al mundo. Durante 120 años, paso a paso, Noaj va cumpliendo con su misión, pero no va pregonando que hay tiempo de arrepentirse, de cambiar de conducta, para así evitar el desastre. Se limita a cumplir y a quien le pregunta por esa extraña obra, un barco en medio de la nada, él con desgano informa de que se viene la feroz inundación. Por supuesto que entre la actitud general, su desánimo, la incongruencia de imaginar tal catástrofe, la gente pasa de largo, burlándose del constructor y de su Dios.

Tras terminar su tarea, recoge animales que hoy son considerados kasher, al tiempo que Dios se encarga de que los animales de todas partes vengan a refugiarse en esa arca. Comienza a gotear suavemente, pero sin pausa, la gente no asume que están siendo advertidos. Hasta que, finalmente, se desbordan las aguas, se desata el terror, pero ya era tarde. La maquinaría de destrucción, que ellos mismos habían fabricado, estaba funcionando a tope. Luego de 40 días de tormenta agobiante, la lluvia cesa, pero el diluvio se mantiene cubriendo la superficie de la tierra todo un año.

Una vez que las aguas retroceden, Noaj y su familia emergen y reciben la promesa divina de que no se volverá a destruir la tierra con agua. Dios establece un pacto con Noé, simbolizado por el arco iris, y le da instrucciones sobre la vida y la moralidad, en las que se conocen como “Las Siete Leyes de Noaj”.

La parashá también incluye la historia de la Torre de Babel, donde la humanidad, unida en su deseo de alcanzar el cielo, desafía a Dios. Como resultado, Dios confunde sus ideas y eso lleva a que se dispersen las personas, que van formando familias que se transforman en naciones, por toda la tierra.

La parashá concluye presentando a Avram y su familia de origen, del cual seguiremos conversando, Dios mediante, en la próxima parashá.

 

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