En el relato de la Torá de los seis períodos de la Creación, cuando finaliza cada uno de los días se emplea la fórmula:
“vaiei erev vaiei boker” – “fue la noche –confusión- fue la mañana –determinación-“,
y luego se menciona el ordinal del día:
ejad, shení, shelishí, revií, jamishí;
pero al llegar al sexto hay una variación, pues se establece que es
HAshishí,
es decir,
“EL sexto”.
¿Por qué emplea la Torá el artículo para este período en particular y no así para los anteriores?
Tal vez porque nos quiere indicar que todo el cometido de la creación apunta a este sexto día,
todo el resto cobra su sentido trascendente y esencial a causa de este período.
Si lo vemos con la mirada antropocéntrica, entonces fácilmente nos percatamos que es el tiempo en el cual ADAM, la humanidad, hizo su aparición.
Por tanto, en las eras previas se fue preparando el terreno, dotándolo de bienes, organizándolo, lubricando el funcionamiento del complejo ecosistema para que finalmente hiciera aparición aquel que le dota de una presencia física y a la vez sobrenatural, como lo hace el ser humano.
Así pues, es EL día para el cual los otros días han colaborado,
ya que es el que les unifica bajo su cobertura del sentido.
Tomemos en consideración que el hombre está en búsqueda y construcción de sentido,
de manera habitual se pregunta por los motivos y razones,
así como pretende lidiar con las incertidumbres y concretar sus esperanzas en realidades.
Pero, sin un Dios no existe tal sentido,
ya que la naturaleza es indiferente por completo a él.
Si estamos librados a un mundo ausente de un Dios, DEL Dios,
entonces, lo único que tenemos es ilusión de sentido,
pasajero y resguardador sentimiento de que algo vale más que la misma nada.
Por ello resulta tan fundamental el día sexto,
con la aparición de nuestra especie,
portadora de la antorcha sagrada denominada NESHAMÁ (espíritu).
Para que todo el infinito cosmos sea valioso para alguien,
para este humilde observador y comprendedor,
el cual le brinda un sentido finito, limitado, el de nuestra capacidad terrenal,
pero también el sentido trascendente, vinculado a la santidad, de nuestra esencia eterna.
Por otra parte, el iom HAshishí también puede estar diciendo que todo tiene significación a causa de ESE día sexto del mes que cambió para siempre la realidad,
el 6 de siván,
cuando el Eterno reveló Su Torá al pueblo de Israel en el monte Sinaí.
Cuestión que recordamos y celebramos cada 6 de siván, en la festividad de SHAVUOT.
Es con la Torá que un pueblo en la tierra encuentra claves para iluminar a sus hermanos, los otros pueblos del mundo,
y así no solamente obtener la claridad desde la NESHAMÁ,
sino también desde la instrucción revelada por Dios y resguardada por la santa nación de Israel.
Siendo así, podemos considerar la revelación en Sinaí como el punto hacia el cual se dirigían todas las acciones anteriores,
como si fuera la cúspide de la historia humana.
Ahora, estamos viviendo aún el día séptimo,
que finalizará al iniciarse finalmente la nueva semana celestial,
con el comienzo de la Era Mesiánica.
Estamos entre ambos días,
el sol de la primer semana ya está apagándose, hemos entrado ya en la oscuridad que permite ver las primeras estrellas del primer día mesiánico.