Parashat Shoftim

Esta semana leeremos la sección llamada Shoftim.

En nuestra Tradición se nos dice que para Moshé había cuatro elementos sustanciales que quería quedaran firmemente asentados en el pueblo judío, y en este momento del relato de la Torá, cuando estaba a pocos días de terminar su trabajo como líder y maestro, estaba intensificando estas enseñanzas:

  • Dios es uno y único; por tanto, no debemos recurrir a otros dioses, ni intermediarios, ni nada que nos aparte de Él.
  • La importancia de la Torá que Dios entregó a Israel.
  • La santidad de la tierra que Dios prometió como hogar perpetuo para el pueblo judío.
  • La centralidad de construir y mantener una sociedad justa. Por una parte la justicia con la que cada individuo debe conducirse, luego la justicia que la sociedad debe implementar, y por supuesto la que los jueces (ayudados por el sistema judicial) deben administrar.

Todos estos temas indudablemente están presentes en nuestra parashá, haciendo aquí hincapié en el perfil de liderazgo requerido de la gente para que la sociedad funcione y se oriente de acuerdo a estos 4 principios que mencionamos:

  • el rey, a cargo de administrar los asuntos internos y externos del estado;
  • el juez a cargo del sistema legal;
  • el sacerdote, a cargo de la ley ritual; y
  • el profeta, a cargo del código ético.

El texto enumera los males y las distorsiones que pueden surgir cuando fracasan los sistemas de liderazgo, así como la forma adecuada de evitarlos y mantener un liderazgo justo.
Es una máxima a tener siempre presente: “Dime quiénes son tus líderes y te diré quién eres”. También: “Cada sociedad tiene el liderazgo que se merece”.

Te invito ahora a conocer un poco más acerca de Shoftim siguiendo el orden de aliot laTorá.

1ª y 2ª aliot: Moshé detalla las características más importantes de un Shofet (juez): la capacidad de permanecer objetivo y la fuerza para rechazar el soborno. El enfoque singular del Shofet debe ser llevar a cabo la voluntad de Dios como se detalla en la Halajá (norma judía). Nada debe hacerlo desviarse al momento de llevar a cabo su misión de tratar de establecer justicia.
Aquí tenemos el archifamoso verso: “Tzedek, tzedek tirdof” – “Justicia, justicia perseguirás”. Porque una sociedad que cuenta con jueces corruptos, es necesariamente una sociedad sin paz, sin estabilidad, sin futuro.

Podría parecer fuera de tema que inmediatamente se menciona que las prácticas idólatras deben ser erradicadas y castigadas. Pero nos damos cuenta de la relevancia de mencionarlo acá, pues, la adoración de ídolos representa la mayor perversión de la justicia al reemplazar la justicia divina con fallas y deseos humanos. Es que, en su base toda idolatría es esclavitud a la falsedad.

El Sanedrín, es decir Suprema Corte de Justicia y también Senado, es nuestro vínculo directo con la intención Divina, y como se indica en el verso 17:11, vemos las decisiones e interpretaciones de la Corte Suprema como directivas Divinas.

Nuestro Monarca debe ser seleccionado por su compromiso inquebrantable con Dios, la Torá y la gente. Es por eso que debe escribir su propio Sefer Torá y llevarlo consigo en todo momento. Debe ser ante todo un Shofet, un Juez, que imparte justicia de acuerdo a la Voluntad de Dios.

Ésta es la visión ideal del rey escogido por Dios: uno que sea justo y promotor de justicia, que no se aprovecha de su cargo para ganancias corruptas, que se encarga de promover el mensaje espiritual y no solamente de gobernar políticamente.

3ª y 4ª aliot: Moshé se dirigió nuevamente al lugar de la tribu de Levi, volviendo a enfatizar el cuidado y la atención que les debe el resto de la nación. Originalmente los miembros de esa tribu debían servir como maestros de todo Israel, compartiendo las enseñanzas espirituales que atesoraban. Sin su instrucción, no se entendería ni seríamos capaces de aplicar correctamente la justicia. Cabe apuntar que con el paso del tiempo ese rol tan fundamental fue derivando hacia los maestros de Torá, grupo que incluye a los rabinos, que surgieron muchos siglos más tarde.

5ª aliá: De acuerdo a la visión de la Torá, para que la justicia exista debe ser aceptada como una regla divina.Por la propia naturaleza humana, la justicia de los hombres está limitada, pero  se puede confiar en que la justicia de Dios tendrá en cuenta todas las variables y posibilidades, por tanto nada queda sin juzgar como corresponde. Es el deber del ser humano hacer lo posible para que la justicia reine en este mundo, pero finalmente, la última decisión siempre queda en manos de Dios.
En esta sección también Moshé instruyó a su nación sobre el verdadero Navi (profeta) y del falso profeta. Ninguna otra forma de conocimiento místico puede usarse para determinar la justicia de Dios, y todos los falsos profetas y métodos de adivinación deben ser evitados por completo.

Además, el valor de la vida humana está determinado por nuestro sistema de justicia, y Moshé revisó las leyes del asesinato involuntario en contraste con el asesinato intencional.

6ª y 7ª aliot: Aquí trata sobre los testigos verdaderos y falsos, así como el enfoque de la Torá sobre la guerra. Parece estar la idea de que que la calidad judicial de una nación pueda evaluarse por su comportamiento durante la guerra, más que en tiempos de paz. No es raro que suceda que en épocas de guerra pronto se olviden las reglas más básicas de comportamiento civilizado, y eso precisamente es lo que quiere evitar la Torá. Establece que no sea la guerra una excusa para conductas depravadas o que puedan causar mayores tragedias que la guerra en sí misma. (Más de esto veremos en la parashá siguiente, con  la ayuda de Dios).
Entre las reglas que se aplican cuando se va a la guerra, tenemos aquella que da la posibilidad de que algunas personas regresen a casa y no vayan al combate Entre estos está aquel que ha construido una casa y aún no ha tenido tiempo de inaugurarla. Aquellos que han plantado una viña y aún no han tenido tiempo de cosechar el comienzo del fruto. También se quedaba aquel que estaba aterrorizado por la guerra.
Como vemos, de acuerdo a lo establecido por la Torá, sólo después de un riguroso proceso de selección, los soldados llegan a sus unidades y entran en batalla. Se trata de preservar a cada individuo, pero también a la organización de los combatientes, para que no haya debilidades que puedan resultar en desastres a la hora del duro enfrentamiento.

La parashá concluye con la mitzvá única de Eglah Arufa y el proceso a través del cual la comunidad asume la responsabilidad de los crímenes sin resolver. Esta ceremonia, que refleja el inestimable valor de la vida, podría ser la expresión más elocuente del sistema judicial de Dios.

Como reflexión final te dejo una pregunta ¿Cómo nos anima la Torá a cuidar de que nuestros asuntos privados no sean a expensas de los públicos?
Creo que es un punto a considerar, en toda época y lugar.

¡Shabat Shalom!

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