Reseña de la Parashá Beshalaj, mucho más que fe

La Parashá Beshalaj es una de las secciones más dramáticas y emocionantes de la Torá. En ella, el pueblo de Israel, recién liberado de Egipto, se encuentra frente al Mar Rojo, atrapado entre las aguas y el ejército egipcio que los persigue. En un momento de desesperación, el pueblo clama a Moshé, quien, siguiendo las instrucciones de Hashem, extiende su mano sobre el mar. Entonces, a su debido tiempo y con los factores adecuados, ocurre el milagro: las aguas se dividen, y los israelitas cruzan en tierra seca, mientras los egipcios, un rato más tarde, son tragados por el mar al intentar seguirlos.

Este evento no solo es un acto de salvación física, sino también una manifestación profunda de la providencia divina. La Torá relata que, al presenciar este milagro, el pueblo creyó en Hashem y en Moshé, Su siervo. Luego, en un momento de alegría y gratitud, entonan el Shirát HaYam, el Cántico del Mar, una expresión poética y espiritual que celebra la grandeza de Hashem y Su poder sobre la naturaleza y la historia.

La Parashá también incluye el maná, el alimento celestial que sustentó a los israelitas en el desierto, y la batalla contra Amalek, que simboliza la lucha constante entre el bien y el mal. Beshalaj nos enseña sobre la emuná (que se suele traducir erróneamente como fe) en momentos de incertidumbre, la importancia de confiar en Hashem incluso cuando el camino parece imposible, y el poder de la gratitud y la alabanza.

Este Shabat es conocido como Shabat Shirá, el «Shabat del Cántico», debido al Shirát HaYam que se lee en la Parashá Beshalaj. Este cántico no es solo un relato histórico, sino una expresión eterna de la lealtad hacia Dios y nuestro y reconocimiento de Su obra en nuestras vidas. En muchas comunidades, se acostumbra a colocar comida para los pájaros en este Shabat, como un acto de bondad que refleja la provisión divina para todas Sus criaturas.

El Shirát HaYam es único en su estructura y contenido. Está escrito en la Torá en un formato especial, semejante a ladrillos alternados, lo que simboliza la fortaleza y la estabilidad que provienen de la profunda apertura mental a través del trabajo por construir shalom interno . Este cántico no solo fue entonado por los israelitas en ese momento, sino que también se recita diariamente en las plegarias de la mañana, recordándonos que cada generación tiene su propio «Mar Rojo» que no nos permite avanzar, sea que está presente en nuestra mente o materialmente, y que Hashem sigue actuando en nuestras vidas de maneras milagrosas.

Shabat Shirá es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, hay lugar para la alegría y la alabanza. Es un llamado a elevar nuestra voz en agradecimiento, reconociendo que Hashem es la fuente de toda salvación y bendición

En este Shabat Shirá, mientras leemos la Parashá Beshalaj, somos invitados a reflexionar sobre los «mares» que enfrentamos en nuestras vidas. A veces, como el pueblo de Israel, nos sentimos atrapados, sin salida, con el enemigo pisándonos los talones y las aguas del desafío frente a nosotros. Pero la Torá nos enseña que, justo en ese momento de aparente desesperación, Hashem actúa de maneras que no podemos comprender. El Mar Rojo se abre, no porque lo merezcamos, sino porque Él es fiel a Su promesa y está siempre con nosotros. Por ello, debemos adecuarnos para ser realmente merecedores de sus constantes favores y mercedes. Pues, es bueno ser agradecidos, lo cual nos promueve a encontrar la mejor versión de nosotros mismos.

El Shirát HaYam no es solo un cántico del pasado; es una melodía que resuena en cada generación. Es el canto de aquel que perdió su trabajo y encontró uno mejor, de aquel que enfrentó una enfermedad y vio la curación, de aquel que sintió soledad y encontró comunidad. Es el canto de la emuná que nos sostiene cuando todo parece perdido.
E incluso, la consolación cuando estamos ante un fracaso, la derrota, la pérdida y no vemos solución, es necesario darnos cuenta que hay un Jefe que controla todo, y eventualmente, tendremos una respuesta positiva para nuestra vida.

Este Shabat Shirá, recordemos que la emuná no es solo creer que Hashem puede hacer milagros, sino confiar en que Él está con nosotros incluso cuando los milagros no son visibles. La gratitud no es solo por lo que recibimos, sino por la certeza de que Él nos guía en cada paso. Y la alegría no es solo por lo que vemos, sino por lo que sabemos que está por venir.

Que este Shabat nos inspire a cantar nuestro propio Shirát HaYam, a elevar nuestra voz en agradecimiento y a confiar plenamente en que Hashem nunca nos abandona.

Shabat Shalom uMevoraj.

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