El estudio de Torá (parte 3)

 

La búsqueda

El muchacho se levanta a la mañana y decide que ‘debe buscarse a sí mismo’. Cuelga su mochila al hombro, bastón en mano al estilo “mochilero” y sale… ¿a donde? A buscarse a sí mismo. ¿y donde se encuentra a sí mismo? Acaso no en cualquier lugar que esté, ahí mismo el está? No! El señor se busca a si mismo…

Un gran Jesed ha hecho con nosotros Hakadosh Baruj Hu, nos a ayudado a ‘encontrarnos’. Nos entregó un libro en donde figura quienes somos y qué somos. Este libro es la Torá, que es la explicación y la guía de como utilizar todas nuestras fuerzas y energías interiores. Como volcar toda nuestra riqueza interior hacia afuera, como irradiar nuestra luz al mundo.

Esto no quiere decir que cada uno se encontrará a si mismo inmediatamente. No por lo menos como individuo, pero si se encontrará a si mismo desde la parte colectiva. Y se sobrentiende que para saber encontrarse así mismo como particular, antes debe encontrarse a si mismo en lo ‘grupal’, colectivo.

En otras palabras, antes de conocerse como individuo particular, debe saber que tipo de persona es, a que pueblo pertenece.

Entonces cuando nosotros estudiamos Torá, estudiamos y aprendemos también a conocernos, a conocer el ‘YO’ nuestro, nuestra propia persona, el Yo auténtico. Contrario al verse al espejo, en donde solo ve la parte exterior de su persona, cuando se estudia Torá se verá la faz interior, nuestro verdadero rostro.

El estudio de Torá es el estudio de nosotros mismos.

“…que nos escogió de entre todos los pueblos, y nos entregó su Torá…”

El Creador nos creó y formó como pueblo y nación, y nos entregó Su Torá

 

Quizás cuestiones: todo muy lindo, pero en la práctica como estudiando la Mishná y la Guemará ocurren todos estos cambios? ¿cómo al estudiar las leyes referentes acerca de un  toro que corneó a una vaca me encuentro a mi mismo?

Hay que entender, la Torá no está escrita en la forma occidental europea, es secas ordenes y reglas. Sino a través de comparaciones, ejemplificaciones, eufemismos, metáforas, insinuaciones.

¿Y por qué así? Sería más fácil en tajantes reglas para aplicar. Ante situación “A” actuar de tal forma. La respuesta es que en la realidad este tipo de reglas no funcionan, el mundo es compuesto, no siempre sencillo, depende de diferentes y variados factores. No siempre se puede encasillar, etiquetar.

La regla, orden, solo es un episodio aislado. En la ejemplificación podemos encontrar el conjunto de episodios. En la realidad no encontraremos episodios y situaciones totalmente “A” o puramente “B”. No es así como funciona el mundo. Es por eso que la Torá utiliza ejemplificaciones, analogías, paralelismos, analogías.

Por eso en el estudio de Torá la persona se encontrará consigo mismo.

La alegría:

En el estudio de Torá, la persona estudia también su propio mundo, su mundo interior, y no sólo su mundo interior particular y personal, sino el mundo del ‘ser humano’ a nivel colectivo también.

Una grave prohibición es estudiar sin alegría. Incluso el cumplimiento de los preceptos se debe llevar a cabo con alegría:

“… y servirán a su Señor con alegría…” (Tehilim/Salmos 100:2)

Maimonides (Hiljot Lulav 8:15) dice que una gran prohibición es realizar las mitzvot (preceptos) sin la adecuada alegría: “…debido a que no serviste a tu Dios con alegría, y felicidad de corazón…” (Devarim/Deuteronomio 28:47)

Sin embargo si viene una persona y dice hoy no me colocaré tefilín porque no estoy contento. No me agrada ayudar al otro, hoy no estoy de humor. Le contestamos, cíñete de voluntad y fuerza y cumple la mitzvá.

Pero si nos dice no estoy contento hoy para estudiar Torá, le está prohibido estudiar! Ya que este tipo de estudio que no es con alegría se contradice contra su ser, su esencia personal. Cuando la persona estudia Torá se encuentra consigo mismo, su Yo, y de allí deviene y brota la felicidad del estudio. (1)

Pero si no está contento con el estudio es señal de que ese estudio le es ‘extraño’, lo daña. Si es así realmente que ese estudio lo ‘lastima’ Dios no quiera no debe estudiar. “no estudia la persona sino lo que su corazón desea” (Avodá Zará 19a).  estudiá otro tema, otro campo de la Torá, Halajá, hagadá, etc. ¿no te apegas a ningún tema? No puede ser posible!! La Torá es más que amplia en sus temáticas, y líneas de exposición.

 

“…lo que su corazón desea…”

 

 “Quien dice: me levantaré por la mañana y estudiaré cierto capítulo, cierto tratado, una gran promesa ha hecho al Dios de Israel” (Tratado de Nedarim 8a)

 

Una persona que dice que llevará a cabo cierta Mitzvá o cierto buen acto se considera un Neder-promesa, incluso que no uso el preámbulo de “…yo prometo que…”. Es por eso que mucha gente (y así debemos actuar) utiliza la expresión “bli neder” -sin promesa, cuando habla sobre dar cierto regalo o temas similares para que no se considere en caso de no cumplir un falsa promesa. (Ran insitu)

La Guemará pregunta: por qué la persona que dice ‘mañana estudiaré cierto capítulo’ realizó una promesa? ¿acaso no se prometió ya desde la entrega de la Torá en Har Sinai? Por ejemplo alguien que promete que el día de mañana se colocará el tefilín, no recae la promesa, ya que es su obligación y ya se comprometió en la aceptación de la Torá en Har Sinai, la promesa ya está hecha. ¿Acaso si no lo promete no estaría obligado de todas formas?

La Guemará contesta que a pesar de que ya está comprometido, le está permitido este tipo de promesa para ‘incentivarse’.

Pero cabría preguntar, es cierto que el ya prometió en el monte Sinai el estudio. Pero lo prometió en forma general, sin especificar tal o cual tratado, tal o cual capítulo. Ahora el promete estudiar este capítulo en particular.  Hay diferencia!

Explica el Rab Kuk (2) que la persona que promete sobre estudiar tal capítulo, demuestra y revela con esto que su corazón desea este estudio, y es por esto mismo que retroactivamente recae la obligación desde el compromiso en Har Sinai.

Esto es la esencia del estudio de Torá, ocuparse de cosas que alegren a la persona, que se sienta a gusto con lo que estudia, que lo alegre el tema. Que sienta conexión con el tema tratado.

Y esto es lo que antes comentamos previamente, que se destruyó el Beit-Hamikdash a pesar de que se estudiaba Torá en aquel tiempo, pero no bendijeron previo al estudio. No interiorizaron que Hashem nos creó y formó y nos entregó su Torá. Torá es Dios dirigiendo Su Palabra a la humanidad, ¿no debería inundar de gozo inefable el alma de la persona que se pone en contacto directo con su Creador? ¿No debería henchirse el sano orgullo por reconocerse especialmente querido por el Todopoderoso, al punto de que Él nos instruye con Su Verdad (la Torá)? Tal como está dicho: «Los preceptos del Eterno son rectos; alegran el corazón.» (Tehilim / Salmos 19:9)

Este tipo de estudio seco lleno de pena y tristeza no es adecuado a la persona. El estudio debe ser una fuente de deleite para la persona. ¿Qué es la amargura, sino la insatisfacción por no comprender que en verdad existe el Bien y la Justicia perfectos?

Cuando la amargura penetra en la existencia, y se convierte en una presencia constante (no un estado pasajero y muy normal), entonces se frustra en la posibilidad de hallar las respuestas. La Torá es la respuesta última a todas las interrogantes (y es la primera de las interrogantes), por lo que, la pena y Torá son incompatibles, pues la pena rehuye la cercanía de la Luz.

 » ¡Cuán dulces son a mi paladar Tus palabras, más que la miel en mi boca!» (Tehilim / Salmos 119:103).

El estudio debe llenar la vida de la persona de gozo, y armonía.

Sobre este tipo de estudio estamos hablando, una Torá que penetre en el ser, se vuelva parte del que la estudia y lo encamine por los senderos del bien.

Para llegar a esta meta hay que estudiar con alegría (3), imbuidos de felicidad de este gran privilegio. Que sea dulce como la miel

Quien así va al encuentro de la Torá se volverá una poción para la vida. Quien no así sale a su encuentro encontrará una poción para la muerte (ver Iomá 72b). Será entonces Dios no quiera un estudio soso, sin contenido, no lo elevará, no lo hará vivir. Solo será otra materia, teoría, como historia. No le servirá como una superación.

Sin embargo nosotros sabemos que la Torá que está escrita cual letras sobre papel, está escrita en forma de letras sobre nuestras almas.

 

Que sepamos iluminar nuestro alrededor con nuestra luz interior que brotará a través de nuestro estudio.

Que tengas un buen día.

 

(1)Maamar “haoneg vehasimjá”, hadar haiakar pag.117)

(2) notas al final de Mitzvat Reeiá, pag. 111

(3) ver prologo del libro “Iglé Tal”

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Yehuda Ribco

muy bueno!

Mario Hinestroza

Excelente, Gracias por la entrega

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