El poder de la bendición

Este Shabat corresponde que leamos la parashá Ree, que significa “¡mira!”.
¿Qué es lo que se nos está instando a mirar?
Prestemos atención a las palabras de la Torá:

«Mira, pues; yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: la bendición, si obedecéis los mandamientos del Eterno vuestro Elohim que yo os mando hoy; y la maldición, si no obedecéis los mandamientos del Eterno vuestro Elohim, sino que os apartáis del camino que yo os mando hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido.»

(Devarim/Deuteronomio 11:26-28)

Se nos pide que pongamos mucho cuidado al tomar decisiones, porque con nuestra conducta nos abrimos a dos posibles resultados, nombrados aquí como “bendición y maldición”.

Es una propuesta terrible, que llena de temor y sin embargo es completamente real y no quiere Moshé que pasemos sin darnos cuenta.
Nos advierte, para cuidarnos y favorecernos.

Pero, ¿qué son bendición y maldición en el marco de la tradición del judaísmo?

En hebreo bendición es berajá y está unida directamente con la palabra b’reijá, que es piscina, fuente o estanque. De esta asociación lingüística los sabios interpretan que, cuando bendecimos, por ejemplo por el alimento antes de tomarlo, lo que estamos haciendo es:

  • por una parte agradeciendo al Creador,

  • por otra parte pidiendo permiso para hacer buen uso del recurso con el que hemos sido favorecidos,

  • también lo estamos quitando de “propiedad de Dios” para que pase a nuestra posesión,

  • y también estamos tomando conciencia de que el origen de nuestro bienestar proviene del Eterno.

Si lo comprendimos bien, resulta que, al pronunciar una bendición estamos siendo conscientes de que estamos disfrutando de un mundo que se rige por leyes físicas, pero que por encima de éste existe un Dios que gobierna. Él es quien genera la verdadera bendición, el bienestar para lo disfrutemos nosotros. Lo crea y lo sostiene hasta que estemos dispuestos a recibirlo. Entonces, cuando pronunciamos una bendición vinculamos lo material con lo eterno y nos elevamos por sobre las cosas cotidianas para darnos cuenta de que somos parte de la eternidad.

Por tanto, bendición es disfrute, plenitud, conexión.
Bendición es traer la Divina Presencia a nuestras vidas.
Bendición es elevar el mundo material hacia su grado máximo.

Cuando bendecimos nos damos cuenta de que no somos creadores de la Luz espiritual, pero somos quienes abren los canales para que esa Luz alcance todos los rincones de la existencia.
Siendo así, cuando bendecimos nos asociamos a Dios para que cada cosa revele su esencia espiritual, la chispa Divina que la sostiene.

En tanto que la maldición, es su contrario.

Ahora bien, tomando en consideración todo lo que hemos aprendido hasta aquí, resulta bastante sencillo comenzar a abrir canales de bendición y empezar a disfrutar de ellos.
¡Vamos a hacerlo!

¡Shabbat Shalom umboraj para ustedes y familias!

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