El saludo tradicional para ROSH HASHANÁ es que sea un año bueno y METUCÁ, o sea, dulce.
¿Por qué precisamente dulce?
Pudiendo ser sagrado, pleno, bendito, saludoso, saludable, poderoso, rico, etc.; ¿qué motivó a que se decantara por dulce?
Te daré dos respuestas, quizás encuentres más.
La primera de ellas es histórica, la segunda es práctica.
El TANAJ relata un encuentro de Rosh HaShaná (antes de que se llamara así y de que tuviera ese sentido):
«(9) Nehemías, que era el gobernador, el sacerdote y escriba Esdras y los levitas que enseñaban al pueblo decían a todo el pueblo: -¡Éste es un día santo para el Eterno vuestro Elohim! No os entristezcáis ni lloréis. Porque todo el pueblo lloraba al oír las palabras de la Torá.
(10) Luego les dijo: -Id, comed ricos manjares, bebed bebidas dulces y enviad porciones a los que no tienen nada preparado, porque éste es un día santo para nuestro Señor. No os entristezcáis, porque el gozo del Eterno es vuestra fortaleza.
(11) Los levitas hacían que todo el pueblo guardara silencio, y decían: -Callad, porque el día es santo; no os entristezcáis.
(12) Así todo el pueblo se fue a comer y a beber, a enviar porciones y a regocijarse con gran alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado.»
(Nejemiá / Nehemías 8:9-12)
¿Entendiste por qué dulce entonces?
Segundo motivo.
Cuando mencionamos dulce estamos haciendo referencia a un concepto vivencial, no a una compleja construcción abstracta.
A la mayoría nos gusta, o gustó, lo dulce.
Experimentamos el placer por su intermedio, no es una cuestión ajena y que da para interpretaciones.
Dulce, es dulce.
Cada cual lo siente a su manera, pero es una sensación compartida y de beneplácito.
Así pues, el deseo que sea un año dulce, para que lo vivenciemos, lo tengamos registrado sin confusiones, y sepamos qué estamos deseando para el otro y nosotros.
Que sea para todos un buen y dulce año, el primero de muchos y mejores.