Cinco de Iyar del 5708, 14/15 de Mayo del 1948 Declaratoria de la Independencia del Estado de Israel.
Esa semana correspondía la lectura de la parashá KEDOSHIM, la cual sería leída en su totalidad a pocas horas de oficializado el nuevo Estado.
Es una sección intensa, profusa en contenidos, rica en enseñanzas.
En ella encontramos pasajes célebres, quizás el más afamado (¿y menos cumplido?) que reza: “Ama a tu prójimo como a ti mismo, Yo soy el Eterno”.
En uno de sus versos menos repetidos por el refranero popular, pero igualmente de valioso y sagrado, la parashá indica:
"Cuando hayáis entrado en la tierra y plantado toda clase de árboles frutales, os abstendréis de sus frutos que serán como bloqueados para vosotros.
Por tres años os serán bloqueados, y su fruto no se comerá.
El cuarto año todo su fruto será santo, una ofrenda de alabanza al Eterno.
El quinto año podréis comer de su fruto, para que os aumente su producción.
Yo soy el Eterno, vuestro Elokim."
(Vaikrá / Levítico 19:23-25)
Es curioso que precisamente sea esta porción la que presenta un “ki tavohu el haaretz” – “Cuando hayáis entrado en la tierra”, es decir, el ingreso de los judíos a “la tierra”, a su nuevo país, a su nuevo Estado.
¿Casualidad?
¿Podemos admitir que se den estas “casualidades” en asuntos tan trascendentales?
Es una posibilidad, por supuesto, pero mejor sería pensar en una sincronía, esto es, “una coincidencia en el tiempo de las diferentes partes o funciones de un proceso” (DRAE).
Como si estuviera sincronizado, orquestado finamente cada evento para la realización de un determinado fin.
Cada pieza encaja en ese ballet cósmico, del cual no tenemos idea, no nos damos cuenta, a no ser que alcemos la mirada y contemplemos con perspectiva multidimensional y sin prejuicios y cegueras de limitada humanidad.
Pero bueno, ¿a qué viene tanta alharaca por una “sincronía” aparente o probable entre una declaración política (con su consiguiente realización) y un pasaje de la Torá?
Veamos…
Más interesante puede resultar cuando se buscan precisamente esas mismas palabras llamativas en toda la Torá y se encuentra que solamente aparecen en cuatro ocasiones, las tres restantes son:
"Cuando hayáis entrado en la tierra que el Eterno os dará, como Lo prometió, guardaréis este rito.”
(Shemot/Éxodo 12:25)“’Habla a los Hijos de Israel y diles: ‘Cuando hayáis entrado en la tierra que Yo os doy y hayáis segado su mies, traeréis al sacerdote un manojo de espigas como primicia de vuestra siega.”
(Vaikrá / Levítico 23:10)“’Habla a los Hijos de Israel y diles que cuando hayáis entrado en la tierra que Yo os doy, la tierra tendrá reposo para el Eterno."
(Vaikrá / Levítico 25:2)
Pueden advertir una interesante “omisión” en el versículo que corresponde a la semana del nacimiento del moderno Estado laico de Israel.
Te doy un momento para que releas las cuatro citas y encuentres en qué se diferencia este pasaje del resto de los pasajes.
Tal vez lo descubriste, en las otras tres oportunidades se recalca que es la tierra que Dios ha dado a los judíos, pero en nuestro pasaje en particular esto no se menciona.
Relee, revisa, acude a tu “biblia” (a tu jumash, en hebreo original; si eres gentil lee en español de exclusiva traducción judía erudita), allí lo podrás corroborar.
Los antiguos comentaristas notaron que en este pasaje ocurría esto y proveyeron de sabias explicaciones.
Por ejemplo, que allí adonde los judíos lleguen para asentarse habrían (condicional, no obligatorio, ver TB Kidushín 39a) de poblar las tierras de árboles frutales, favorecer el desarrollo ambiental, producir alimentos, dedicarse a cultivar la tierra como si fuera la propia, la prometida, aquella que es el hogar eterno e inquebrantable de la nación judía: la tierra de Israel.
Por supuesto que por razones históricas, mayoritariamente ajenas al poder y voluntad de los judíos, esto no pudo efectuarse como regla general.
Ahora bien, creo que es hora de ver otro sentido, sin por ello pretender que sea verdad revelada ni incuestionable.
Sabemos que muchos judíos observantes de las mitzvot (ejemplo aquí) se negaron y niegan a reconocer derecho de existencia al Estado de Israel, entre otros argumentos enfatizan que se debe aguardar a que esta diáspora culmine con la instauración del reino mesiánico en Israel, que sea Dios quien a ojos vista devuelva a los judíos a su tierra patria y que no sea por medio de batallas u otras formas humanas de retorno.
Por supuesto que la naturaleza laica, y muchas veces contraria a la halajá, del Estado es otro fuerte incentivo para la oposición acérrima.
Los debates se han dado entre grandes personajes de Torá, por supuesto que los líderes observantes que son sionistas no se quedan atrás a la hora de presentar pasajes sagrados que demuestran el valor trascendental de la gesta heroica sionista (ejemplo aquí, otros datos aquí).
Pero… ¿Qué nos está diciendo la Torá?
Según nos parece, es nuestra idea humilde, nos está dando autorización para ingresar a la tierra de Israel, tomarla, sembrarla, cosecharla, respetarla, amarla, vivir en ella, hacer nuestra patria y luchar para perpetuarnos en ella.
Aunque Dios no lo haya autorizado “directamente” aún. Porque no han habido milagros espectaculares manifiestos, no se han abierto cielos ni mares (aparentemente), no se diezmaron ejércitos enemigos bajo espadas angelicales (que se pueda afirmar de manera contundente)… han habido infinidad de milagros silenciosos, perceptibles para quien tiene el ojo y el corazón bien dispuesto, la mente limpia de prejuicio. Es una hazaña sobrehumana el retorno al terruño, la permanencia, el desarrollo.
Aunque sea con la fuerza humana, con contratiempos, con altibajos, gracias a la santidad implícita en lo material (estudiar al Rav Kook), con el esfuerzo de los “laicos” y de algunos “religiosos sionistas”, sin la “bendición” de los “ortodoxos” renuentes a dejar las celdas de la esclavitud diaspórica.
Una primera vez se ha ingresado por mano de Dios, tras la muerte de Moshé, bajo el liderazgo de Ieoshúa.
Una segunda vez, temblando, de manera inconclusa, tras el exilio babilónico y con el beneplácito del rey Ciro.
Una tercera, la estamos esperando, cuando se instaure el reino mesiánico.
Y tenemos esta cuarta, que nosotros ubicamos antes de la redención final, en la cual se ingresa aunque Dios no haya “declarado abiertamente” que entrega la tierra para poseerla.
Es el ingreso motivado en el corazón humano, detrás de ideas nacionalistas, con el peso del Holocausto detrás, apoyados por naciones culposas y vacilantes, atrozmente angustiados por enemigos de toda clase. Pero allí está la nación judía, cumpliendo su “destino”, regresando adonde es su lugar “natural”, invocando derechos nacionales como cualquiera de las otras naciones del mundo, pero en el fondo, allí en donde está oculto, está Dios.
Es una gesta sagrada, disfrazada de laicidad.
Es una gesta que no será quebrada por la ferocidad del enemigo, ni silenciada por el poder económico social del imperialismo extranjero, ni echada a perder por la desesperanza de algunos judíos, ni asesinada por los enemigos de Dios (y por tanto de los judíos).
Es un proceso lento, pero seguro.
Con altibajos, pero de firme horizonte.
Los ideales sionistas han muerto.
El idealismo es un mito pasado.
Las dificultades se acrecientan.
La batallas se libran para supervivencia.
Las armas aún no nos dejan convertirlas en tractores y arados.
Los recursos todavía no se pueden dirigir por completo a la construcción de sendas pacíficas.
El enemigo está sediento de sangre y robar la tierra, para profanar lo sagrado, por tanto se debe empuñar el sable defensor.
Los misiles enemigos llueven, por lo que es preciso abrir paraguas tecnológicos.
Las mentiras del imperialismo agreden desde los medios de comunicación masiva internacional, por lo que la víctima judía es presentada como un feroz loco/lobo.
El fruto se ha visto “bloqueado” por algún tiempo.
Pero el Socio no defrauda a Israel.
Es el comienzo de la redención final, para el pueblo judío y para el mundo.
Le pese a quien le pese, lo acepte quien lo acepte…
Por tanto, feliz cumpleaños Estado de Israel.
Felicidades, aquellos que se regocijan en el Eterno.
http://www.jewishideasdaily.com/content/module/2011/5/10/main-feature/1/israel-the-miracle