(Esta semana corresponde leer la parashá llamada Haazinu ("Oigan") que es la décima, del quinto tomo de la Torá, el sefer Devarim, conocido en español como "Deuteronomio").
Moshé, a modo de despedida de su amado pueblo, entona un cántico, mediante el cual quiere dejar en claro ciertos aspectos que son fundamentales para llevar una vida de bendición.
El canto comienza con la invocación:
"Prestad atención, oh cielos, y hablaré;
escuche la tierra los dichos de mi boca."
(Devarim / Deuteronomio 32:1)
Este sencillo preludio, nos afirma una enseñanza básica del judaísmo, que es de impresionante utilidad para todos los que desean ser fieles a Dios, respetuosos del prójimo, y que se estiman correctamente a sí mismos.
La enseñanza es:
no separes el cielo de la tierra,
lo espiritual de lo material,
ya que la finalidad de la persona es
unirlos
para vivir y gozar con ambos aspectos.
Es difícil integrar ambas dimensiones a la vida cotidiana.
Es muy trabajoso poder dirigirse al mismo tiempo a los cielos y a la tierra,
atender con dedicación e integridad tanto a lo trascendente como a lo mundano.
Sin embargo,
la dificultad no es excusa para no hacerlo.
El gran esfuerzo para alcanzar la meta, no es pretexto para dejar de esforzarse por alcanzarla.
¡Justamente lo contrario!
Lo fatigoso debiera ser el motivo por lo cual se acepta redoblar con sabiduría el esfuerzo…
Tenemos entonces que,
tanto los que renuncian arbitrariamente a los bienes del mundo (ascetas por ejemplo),
así como los que desechan el rigor propio de lo espiritual (hedonistas, o idólatras por ejemplo),
están desperdiciando la oportunidad que tienen para llegar a ser aquella mejor persona que podrían llegar a ser.
Hablar a/de los Cielos, en tanto se habla a/de la Tierra,
tal como constantemente hace la Torá y los que son sus seguidores…
¡ese es el camino hacia la Verdad, la Paz y la Vida!
¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!
¡Jatimá Tová!
Moré Yehuda Ribco
Relato
R. Eliahu Jaim Meisel acostumbraba dar una gran cantidad de dinero para tzedaká. Sus conocidos lo amonestaban por esto, ya que los Sabios con precisión estipularon que para caridad no debe darse más de un quinto de los ingresos.
R. Eliahu Jaim entonces respondía: ‘Tienen razón, y estoy en un gran predicamento del cual no encuentro salida. En una ocasión violé el mandato de no sobrepasar el quinto de los ingresos para tzedaká. Para arrepentirme, obviamente que di tzedaká, pues es lo más recomendable para enmendar la conducta y apartarse del pecado. Pero. al hacerlo, pequé nuevamente, pues me sobrepasé otra vez del quinto de mis ingresos que pueden ser destinados para tzedaká. Y entonces, para arrepentirme di dinero para caridad. Y desde entonces estoy atrapado en un círculo vicioso del cual no encuentro la salida…’
Preguntas y datos para meditar y profundizar:
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¿Cómo se puede relacionar este relato con el comentario que brindamos de la parashá?
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¿Está pecando realmente R. Eliahu en esta anécdota de su vida?
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¿Cómo se puede vincular la bendición, por ejemplo: "Bendito eres Tú Eterno, Rey del universo, creador del fruto del árbol", con la enseñanza que nos da el comentario de la parashá?
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Shem MiShemuel en la parashá Ekev se planteó: "¿Por qué está dicho: "Comerás, y te saciarás y bendecirás al Eterno tu Dios" (Devarim/Deuteronomio 8:10) ¿Acaso no es suficiente que hayamos comido, para entonces bendecir a Dios? (¿Por qué añade: "te saciarás") Y la respuesta es: como un niño, si el cuerpo no está contento, entonces el espíritu no puede permanecer centrada en el cumplimiento de su misión, que es la de servir a Dios…"
Vincular esta reflexión al comentario de la parashá.
(El Rebbe Sokatchover (Rabí Avraham Borenstein, 1830-1910, es el autor de " Shem MiShmuel", un comentario de la Torá impregnado de jasidismo y Cabalá).