Hemos mostrado en otras ocasiones que la religión, cualquiera de ellas, es una expresión del EGO.
Ese falso dios interno, ese falso salvador, ese falso poder dentro nuestro, ese falso todopoderoso, ese falso amo, llamado EGO se proyecta hacia fuera del sí mismo y se constituye en creencias, dogmas, fe, fantasías, ritos, invocaciones, deidades, pecados, infiernos, todo lo que hace a la religión.
Por ser un producto del EGO, la función de la religión es esclavizar, mantener al hombre en la impotencia, someterlo a lo que se cree que tiene el poder –cuando es solo una apariencia-.
En una zona diferente se encuentre lo espiritual, cuya función es conectar, liberar, fortalecer, proveer de energía y sentido a la vida.
Una de las trampas habituales, y más productivos, del EGO en el ámbito religioso es hacer creer que religión es similar a espiritual, o que religión es camino espiritual, o que religión sustituye a lo espiritual.
Es idéntico a que un tirano afirmara que bajo su “protección” sus oprimidos viven con mayor seguridad que siendo libres.
De hecho, en muchas dictaduras (y tras ellas) se ha escuchado el argumento de que se vivía con mayor seguridad en ellas que en democracia. Puede que en ciertos aspectos sea cierto, que los crímenes sean menores, que la delincuencia esté contenido, pero al costo de la libertad de todos, incluso de los inocentes y justos.
Algo así como sentenciaba Vladimir Lenin: “La libertad es un bien tan valioso que hay que racionarlo… Libertad ¿para qué?”. No, no es un chiste, porque con esta idea es que se produjeron tremendos males, los custodios del bien valioso que lo niegan según sus egocéntricos criterios, lo habitual en cualquier dictadura (echen un vistazo a Cuba, la Venezuela de Chávez, Irán o cualquier país árabe-musulmán, el fascismo seudo progresista de lo que se hace denominar “Autoridad Palestina”, entre otros patentes ejemplos de esta realidad espantosa).
Voltaire sí lo dijo en tono gracioso, retrató con calidad a los esbirros del EGO: “Proclamo en voz alta la libertad de pensamiento y muera el que no piense como yo.”.
Por su parte, Francis Bacon, argumentaba: “Es un extraño propósito perseguir el poder y perder la libertad”, pero es así, tal cual, en el deseo de ser poderosos, de soñar con sobreponerse a la impotencia original, la persona termina siendo sometida a la esclavitud del EGO.
Las religiones son herramientas de imperios para conquistar naciones y pueblos, porque en definitiva el imperialismo y las religiones buscan lo mismo: que el EGO domine.
Donde reina el EGO se actúa un mal drama, se es esclavo de ilusiones.
La religión impone sus fantasías, domina por medio de presión y manipulación, adora al EGO con cualquier nombre de divinidad que se ofrezca al pueblo.
Recordemos, no está demás hacerlo, que el noajismo y el judaísmo NO entran dentro de lo que son religiones, aunque para muchas personas sea difícil distinguir la diferencia y reconocer lo que es espiritual de lo que es religión.
Ni judaísmo no noajismo en su esencia y finalidad son religiones, puesto que no se sustentan en el EGO, ni pretenden la domesticación del individuo y las masas.
Sino que son estilos de vida que contemplan la multidimensionalidad, que se arraigan en la espiritualidad, que pretenden armonizar todos los planos del ser, y no meramente hacer malabarismos teológicos, implantar dogmas, decretar conductas, encarcelar mentes, atemorizar corazones, reproducir ovejas que siguen ciegamente a sus pastores.
Cuando judaísmo o noajismo se convierten en mecanismos de seducción, esclavitud, religiosidad, dejan de ser lo que son para transformarse en apariencias, en trampas del EGO.
Un nuevo amigo, muy curioso, inteligente y sabio, nos ha dejado una interesante idea recientemente, que cito ahora.
Sobre esto de las religiones, a veces siento que es como si nos llegara una carta, muchos se arrodillan ante el cartero y les hacen estatuas, otros toman la carta y la colocan en un altar y le rinden culto, otro grupo extrae las letras y las transforman en figuras doradas, las adoran y las convierten en amuletos , otros más intelectuales estudian la gramática comprometida y le dan un sentido trascendente, el problema parece ser que a nadie le interesa la simple idea de comunicación que nos plantea el escritor.
Otra persona inteligente, aunque no muy espiritual (en su verdadero sentido), Benjamín Franklin tuvo un atisbo de luz cuando expresó: “No cambies la salud por la riqueza, ni la libertad por el poder.”.
Humildemente añado: no cambies el espíritu por la religión, la libertad por la fantasía de poder.
En similar sentido, Mahatma Gandhi dijo: “No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad interna.”.
Modestamente agrego: no gozaremos de nuestra libertad hasta que no consigamos romper los barrotes de nuestras celditas mentales.