Somos NESHAMÁ, espíritu, Yo Esencial.
No es un “algo”, ni ocupa espacio, ni transcurre en algún tiempo.
Simplemente es, en una realidad completamente diferente a lo que nuestra mente puede comprender, percibir, imaginar.
Está, por tanto, más allá de cualquier definición.
Siendo así, cuando hablamos de NESHAMÁ simplemente dejamos de pretender dominar la cuestión y nos dedicamos a compartir la información que los Sabios han recibido y transmitido, y como podemos la entendemos y a su vez la esparcimos con nuestra modesta capacidad.
No está en nuestro interior, pues el cuerpo no es en verdad una prisión para ella.
Tampoco es su vehículo.
La NESHAMÁ, esa chispa de la LUZ Divina, no comparte este aquí y ahora, y sin embargo está y es en el presente.
Es nuestra identidad perpetua, la conexión con la Divinidad, aquello que nos mantiene ligados sin interrupción a todo lo que es trascendente.
En su tiempo sin fecha, en su espacio sin lugar, está en conexión con todo, absolutamente todo.
Siendo parte de la IEJIDÁ (unidad), aquello que en definitiva es el universo.
Todo el conocimiento teórico es accesible a la NESHAMÁ, sin restricciones, sin impedimentos.
Pero sin embargo, muy poco de ello alcanza a nuestra conciencia, contenida por nuestro organismo absolutamente limitado.
Es por ello que nuestro cerebro, con su mente, sirve como interface, pues permite la unión entre ese mundo espiritual y este mundo.
Pero al mismo tiempo funciona el cerebro como un enorme bloqueador, que habilita la recepción de escasos girones de conocimiento.
Teniendo esto en mente, podemos comprender algunos fenómenos que pudieran resultar sobrenaturales.
Como por ejemplo el que conozcamos cosas que físicamente y racionalmente no pudiéramos conocer. Fenómenos como la telepatía, la precognición, el conocimiento de eventos ajenos y pasados y que sin embargo algunos pueden percibir borrosas imágenes y datos.
También esta conexión con el infinito, y al mismo tiempo estar la información retaceada, es que hace creer a algunos que son reencarnaciones de otras personas ya muertas, pues se tiene intensos recuerdos de ellas, se saben detalles que solamente aquellas podían conocer, se habla en lenguas ajenas y etc. No porque un alma fuera impregnada por un espíritu de un difunto, sino porque esos retazos de información están especialmente ligadas a la mente de esta persona, que se siente “reencarnada”.
Imagina lo tremendo que es poder acceder a esta internet cósmica, espiritual.
Que explica las visiones proféticas así como las veces que esos videntes mundanales embocan en sus visiones.
Todo porque pedacitos infinitesimales de la información universal alcanza la conciencia, o la preconciencia, de aquel que percibe estos datos.
El día que en verdad nos penetre la convicción de que somos IEJIDÁ, de que ni siquiera la NESHAMÁ nos hace diferentes, entonces será posible la materialización de las profecías de un mundo unido y rindiendo loas al Uno y Único.
Ese día estaremos atentos a que somos individuos, diferentes y separados por el cuerpo y nuestras circunstancias físico-temporales, pero en la esencia somos unidad.
Como las olas del océano, como sus gotitas, como su espuma. Todo ello puede sentirse separado, individual, y de cierta manera es así. Pero son océano, el agua unificada que no está en modo alguno dividido.
Hasta aquí hay muchísima información que probablemente te sea novedosa.
Pueden resultar terribles bombas que explotan en las cajas que guardan los Sistemas de Creencias, esas que nos mantienen presos de las celditas mentales, en esclavitud del EGO.
Estos datos que estoy compartiendo contigo, no nacen en mi creatividad, ni en divagues metafísicos; sino que son mi manera de exponer el conocimiento que de antaño está confinado en la Tradición.
Te animo a que leas, estudies, aprendas, desaprendas, y te encamines en la tarea de construir SHALOM, dentro y fuera, a cada momento.
Con pensamientos, palabras y acciones de bondad y justicia.
Para así sincronizar tu Yo Vivido con tu Yo Esencial, encontrando entonces la expresión más refinada de tu potencial en este mundo.
Para finalizar, cada experiencia, cada sensación, cada sentimiento, pasa a ser acumulado a ese fondo común de sabiduría, en esa internet espiritual.
Son cuestiones que solamente pueden recibirse a través del cuerpo, por lo cual, ignoradas por la NESHAMÁ que no ha tenido alguna encarnación.
Por lo cual, al gozar de lo permitido estás aportando tu milimétrico granito de arena a mejorar el universo completo.
Vive de acuerdo a Su Voluntad.