Ascender como la luz de la Menorá

Compartimos un comentario y un relato a partir de la parashá Behaalotejá.

Seleccionamos de la parashá

1. La importancia de mantener encendida la menorá en el Templo.

2. Los levitas reemplazan en el servicio del Templo a los primogénitos.

3. Alcanzar la paz para disfrutar de la bendición constante.

4. La maledicencia acarrea muchas maldiciones.

5. El Sanedrín –Senado judío- como central en la organización nacional en su carácter legislativo y judicial.

6. La humildad –conocer las propias limitaciones, los logros y potencialidades- es indispensable para vivir en armonía.

7. Moshé como el máximo profeta de todas las épocas y lugares.

 

Dice la parashá:

"…Cuando asciendas las lámparas…"

(Bemidbar / Números 8:2)

El fuego de la Menorá debía encenderse para que ascendiera hasta su máxima altura posible. Que su llama descubriera los límites de su plenitud y no que solamente ardiera hasta extinguirse.

Esto representa la meta personal de alcanzar la plenitud en cada plano de la vida.

¿Cómo se podría conseguir?

Preguntándose y respondiéndose:

1. ¿Quién soy, aquí y ahora?

2. ¿Cuál sentido de vida estoy construyendo con mi forma de ser?

3. ¿Estoy haciendo mi parte para alcanzar la plenitud?

4. ¿Cómo puedo ayudar al prójimo en lugar de concentrarme en mi egoísmo?

5. ¿Qué tengo que dejar de hacer y qué tengo que hacer?

 

Relato: El valor del billete de 50

Alfredo, con el rostro entristecido se reúne con su amiga Marisa a tomar un café. Angustiado le contó sus pesares: que el trabajo, que el dinero, que la relación con su pareja, que su vocación…todo parecía estar mal en su vida.

Marisa introdujo la mano en su cartera, sacó un billete de 50 dólares y le dijo:
– Alfredo, ¿quieres este billete?
Él, un poco confundido al principio, inmediatamente le dijo:
– Claro Marisa…son 50 dólares, ¿quién no los querría?
Entonces Marisa tomó el billete y lo arrugó hasta hacerlo una pequeña bolita. Luego se la mostró a su amigo y volvió a preguntarle:
– Y ahora, ¿lo quieres?
– Marisa, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 50 dólares, claro que los tomaré si me lo entregas.
Entonces Marisa desdobló el arrugado billete, lo tiró al piso y lo restregó con su pie en el suelo, levantándolo luego sucio y marcado.
– ¿Lo sigues queriendo?
– Mira Marisa, sigo sin entender que pretendes, pero ese es un billete de 50 dólares y mientras no lo rompas conserva su valor…
– Entonces Alfredo, debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o pisotee, sigues siendo tan valioso como siempre lo hayas sido. Lo que debes conocer es lo que vales en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un momento determinado.
Alfredo se quedó mirando a Marisa sin decir palabra alguna mientras el impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro.
Marisa puso el arrugado billete de su lado en la mesa y con una sonrisa cómplice agregó:
– Toma, guárdalo para que te recuerdes de esto cuando te sientas mal, pero me debes un billete nuevo de 50 dólares para poder usar con el próximo amigo que lo necesite.

 

Preguntas para repasar y reflexionar

1. ¿Cuál es la moraleja de este relato?

2. ¿Cómo lo relacionas con el contenido de la parashá?

3. ¿Te parece que tiene alguna relevancia para la vida cotidiana?

4. ¿Conoces algún otro relato o anécdota que tenga similar contenido?

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