La gente -incluidos nosotros- hacemos lo que podemos con lo que nos cuentan, con lo que nos dicen.
No siempre, ¿casi nunca?, respondemos como el otro espera de nosotros que lo hagamos.
Varios podrían ser los motivos para ello.
Por otra parte, ¿tenemos que responder como el otro espera?
Te comentaré un ejemplo para ilustrar, no para demostrar, esta limitación en la comunicación.
Una buena persona había mencionado en su muro de Facebook que estaba en un período de sufrimiento personal, por cuestiones totalmente particulares, lo traía a conocimiento pero manifestaba que no quería expresiones de aliento, simplemente lo dejaba saber públicamente y notificaba su deseo.
Decía más o menos: “Hoy sí estoy triste de verdad, ya no tengo ganas de nada, ni siquiera de palabras alentadoras de esas que en este momento no entenderé, en fin.”
¿Cuál fue la respuesta generalizada de quienes leyeron ese post en su muro?
Lo que la gente hizo fue expresar consuelo, alentar con emoticones, decir palabras dulces y cosas por el estilo.
Por lo visto, en directa confrontación con el pedido de la persona.
¿Está mal actuar así?
¿Acaso es malo ser buena onda y especialmente con alguien que confiesa abiertamente estar pasando por un momento amargo?
No sé, no me corresponde juzgar esto.
¿Alguien me puso de juez de estas amables personas?
Pero, analicemos las conductas, eso sí está permitido y es necesario.
La persona que posteó el mensaje explícitamente requirió no tener ganas de palabras alentadoras, hasta explicó su motivo: “no entenderlas en ese momento”.
Pasa a veces, ¿no? Pasa que no queremos la alegría del otro, o la máscara de tal; porque lo más que podemos en ese tiempo es ser sinceros con nuestro sentimiento pesaroso. No hay nada de pecaminoso en estar triste, ni en pasar por un rato de zozobra emocional, ni de no querer disfrazarse para dejar contento al otro, aquel que amablemente nos viene a alegrar sin habérselo solicitado.
Porque es falso que es obligación “espiritual” estar siempre alegre y que el que tiene su rato de tristeza está pecando. El sufrimiento, y su admisión, son parte natural de nuestra existencia humana. Son parte también de las experiencias que nuestra NESHAMÁ tiene que recoger durante nuestro pasaje por nuestra vida.
Por supuesto que si es un estado permanente y que provoca al deterioro de la salud, es imprescindible recurrir a mecanismos apropiados para ver las causas y/o eliminar los síntomas, para devolver la flexibilidad emocional que es lo “normal” del humano.
En este caso en particular la persona fue explícita, su pedido fue claro, directo, sincero. No presenta dobles intenciones, ni realiza malabarismos con el idioma para dar a entender otra cosa.
Lisa y llanamente solicita una respuesta muy concreta: que se le acepte y respete; ¿cómo? Y, aparentemente con el silencio comprensivo, o lo que valga similarmente.
Podría decirse que esperaba la presencia del otro, no el rebuscado intento de hacerle sentir algo que en ese momento no quería ni podía sentir.
¿Acaso tenemos que dibujarnos una sonrisa por compromiso con la buena onda del otro, o por su angustia ante la amenaza a su propia insatisfacción existencial?
Releo esta pregunta y me digo: “mirá que lo escribiste difícil, ¿vos te entendés? ¿Te entenderá quien te lea?”.
Espero que sí.
Por ello te pregunto: ¿se comprende la idea?
Según mi entender, que puede estar errado, la persona está pidiendo la presencia del otro, que esté ahí con el idioma del silencio, o al menos con palabras que no pretenden encubrir lo que se está sintiendo, o emocionar con aquello que no se tiene.
Y la gente con buena onda, o encubriendo su angustia, estaban irrespetando el pedido, por tanto a la persona que respetuosamente lo había solicitado.
¿Qué otra cosa podrían haber hecho?
¿Tú cómo hubieses reaccionado?
Y, ¿còmo relacionarlo con Sefirat haOmer? Una respuesta està vinculada al motivo habitual que brinda la tradición para la muerte de los 24000 alumnos de rabi Akiva.
Mira que es difícil ser persona, gracias a Dios tenemos la Comunicación Auténtica, entre otras herramientas de la Cabalaterapia.
No me quiero perder mucho del tema
Creo que lo de hoy es el monólogo
Suponer que es lo que quiere la persona no creo que sea lo correcto.
Pero un silencio alentador es mas que una apapacho inteligente
Yo encuentro la respuesta aquí en su párrafo.
Podría decirse que esperaba la presencia del otro, no el rebuscado intento de hacerle sentir algo que en ese momento no quería,ni podía sentir.
Lo que si es muy claro es que requerimos retomar el tema de comunicación auténtica en donde escuchar y atender al otro seria la invitación.
Lo cierto es que todo lo que se publique en las redes sociales está sujeto a reacciones y eso no lo controlamos.
Las RS no son lugar para compartir lo que debe quedarse en privado.
Y si, detras de «no me escriban», «soy soltero y feliz», «nada como estar solo», «el dinero no da felicidad», «soy feliz siendo gordo/flaco», etc… Hay un grito desesperado por todo lo contrario.
Qué hubiese hecho yo?
1. No le escribo
2. Escribiria por privado
La uno seria mi primera opción siempre.
si, la comunicación Auténtica es imprescindible como lo es el noajismo
Es cierto y lo que dice Jonathan respecto a la privacidad.
También veo que a veces decir lo q de piensa no es mejor q pensar lo que se dice.
Gracias
Como ahora que presioné comentar sin corregir. 😱