Disputas

Cuanto más presionas a alguien para que tome conciencia de lo erróneo en su Sistema de Creencias (SdeC), más se endurece y atrinchera en rincones oscuros de su SdeC.

Por tanto, el método de martillar al otro para que cambie de ideas, no suele provocar cambios favorables, sino justamente el efecto contrario. El otro se cerrará más, se introducirá más profundo en su celdita mental, retrucará hasta lo inimaginable, inventará justificaciones, se victimizará, agredirá, se apartará de tu lado, subirá el tono violento… en síntesis habrá abundante de: llanto, grito, pataleo y desconexión del entorno.

¿Te suenan conocidas estas cuatro últimas?
Si eres un seguidor de mis humildes enseñanzas, seguramente que sí, porque las reconoces como las herramientas primitivas, instintivas, originales del EGO.
Los mecanismos básicos para reaccionar a situaciones de impotencia con las que estamos dotados (igual como muchas especies animales) desde el nacimiento y de esta manera sobrevivir.

Por como somos criados, el EGO expande su accionar y no queda solamente reservado a esos particulares momentos de falta de poder que podría llevar a la muerte, sino que está presente casi a cada rato, y se hace fuerte en las impotencias imaginarias (cuando es nuestra mente la que supone que no estamos en dominio, o pretende dominar aquello que no es para que dominemos).

Por tanto, vivimos con la conciencia alterada, reaccionando desde lo más primitivo de nuestra existencia. Con tales reacciones generamos conflictos, internos y externos, propiciando reales situaciones de impotencia.

Es decir, vamos ahondando nuestro drama por no entrenarnos en percibir nuestros sentimientos, evaluarlos, elaborar respuestas adecuadas en lugar de meramente reaccionar automáticamente, dejándonos llevar por los mecanismos del EGO.

Entonces, supón que tú tienes tu idea, razonada, pensada o meramente un fragmento ideado desde el SdeC, al respecto de X cuestión.
Algo parecido sucede con el otro, con sus ideas brotadas desde su SdeC, de la misma X cuestión.
Cada uno de ustedes se supone con cierto poder, puesto que “saber” es poder. (Saber entrecomillado, porque es una idea que te da la satisfacción de saber, no es necesariamente conocimiento verificado, comprobado, verídico. ¿Comprendes la diferencia?).

Si las ideas del otro y tuyas son similares, o compatibilizan, o se complementan, o son diferentes pero no chocan; es probable que no se dispare el EGO, puesto que no se siente la impotencia de que el “saber” esté puesto en dudas. Digo que es probable, porque quizás tu Yo Vivido está tan débilmente adosado que cualquier divergencia o posibilidad de no poseer el control total es vivido/sentido como una experiencia catastrófica, un ataque a tu integridad, una agresión que será repelida desde el EGO. Pero, supongamos que tanto tú como el otro tienen la fuerza suficiente como para aceptar que no son dueños de la “verdad completa”, que no sienten terror a la falta de detalle o al no control total.
Entonces, sus ideas acerca de la cuestión X no provocan reacciones EGO.

Ahora supón que cuando planteas una idea diferente el otro se ofende por ello, o eres tú el sensible por lo que el otro opina de la cuestión X.
Ninguno está insultando, no se está agrediendo, simplemente hay una visión no concordante.
Pero la persona percibe que se está menoscabando su poder, que se se le está amenazando de alguna forma, por tanto la reacción del EGO se dispara.
Entonces, por lo general no se continuará debatiendo acerca de la cuestión X, sino que se pasará a una puja por el dominio.
La cual probablemente incluirá agresiones, violencia o cualquier otra conducta directa o derivada de los mecanismos del EGO.

Es por esto que cuando la disputa es de EGOs, a mayor oposición, más fuerte será la oposición y las posibilidades para concordar.
Cuando tú insistes en machacar desde tu postura, el otro más se meterá en su posición.
Las posibilidades para negociar y concordar se alejan, de hecho, se profundiza el enojo y la incapacidad para la Comunicación Auténtica.

Existe otra opción, que es también la lucha desde el EGO que por tanto no busca el acuerdo y el conocimiento, sino el dominio, pero en este caso uno de los dos tiene una posición débil y pasa a ser “conquistado” por el adversario. Entonces, pareciera como que los no-argumentos de uno acallaron al otro, el cual acepta esta nueva idea para ser integrada a su SdeC.
En este caso pueden suceder posteriormente un par de cosas.
La primera es que el “nuevo creyente” pase a ser un fanático, que defenderá rabiosamente la nueva adquisición. Si bien hasta hace dos minutos no la aceptaba y la rechazaba, al momento de su “conversión” es movido a sostenerla como si su vida dependiera de ello.
La segunda es que el “nuevo creyente” aceptó la opinión del otro, en apariencia dejó de combatir, porque como dijimos estaba sosteniendo una posición débil. Pero ahora en vez de hacerse fanático y defender la idea, guardará rencor hacia quien le venció. Tal vez ni siquiera sea consciente de ese sentimiento amargo, pero en su interior estará plantada la semilla de repudio hacia esa persona. Eventualmente la semilla dará frutos y sobrevendrán episodios trágicos.

Llegados a este punto, una pregunta para que reflexionemos y tratemos de responder.
¿Qué método es más eficiente, a largo plazo, para lograr modificar en algo el SdeC del otro?
Ir con un garrote, dando palos, a lo bruto, imponiendo a la fuerza la propia idea y dejando hecho trizar al otro.
Ir con amabilidad, con un palo fabricado con plumas, para que no se produzcan choques de EGOs innecesarios y de a poco pudiera encontrarse puntos para ir trabajando.
¿Tú que opinas?
Cuando opines, fundamenta.

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