Hemos aprendido que la ira tiene una importante función en nuestra vida: servir de alerta ante una situación de impotencia.
Es como la alarma del auto que se dispara cuando algo la provoca, cuando el coche que protege pudiera estar en riesgo (quizás luego hablemos de las alarmas que se disparan locas y sin control, por lo general de madrugada y sin motivo ni finalidad).
Está para avisar al dueño de un posible incidente, o asustar al ladrón, o advertir a los vecinos para que defiendan la propiedad del inocente. Como sea, los creadores de la alarma de carro tuvieron una visión genial para cuidar el bien expuesto a los peligros de la calle.
De similar manera el enojo, cuya función principal es llamar la atención a aquel que la padece de que se encuentra en una situación de impotencia, que lo pone en alguna clase de peligro.
Con el enojo podrían aparecer algunos inconvenientes:
1- que se transforme en eje de la vida y no en mero instrumento auxiliar útil.
2- que lleve a acciones reactivas, violentas, y no cumpla la mera función de advertencia y alarma.
3- que se dispare ante imaginación de impotencia, o en situaciones en las cuales ya se sabe de la impotencia sentida y no se precisa del tronar de esta alarma ineficaz.
4- que se la niegue, obviándola, no atendiéndola y por tanto sigue activa y gastando energía, perturbando la armonía (como esa alarma que suena y suena y suena y suena y suena y suena… ¿te pasó?).
¿Entiendes cada una?
Espero que sí, pero igual brindaré un breve ejemplo…
Para continuar leyendo y aprendiendo, seguir este link: https://belev.me/2019/02/07/la-fuerza-del-enojo/
Es GRATIS y NO PIDE INSCRIPCIÓN.
Aprovéchalo.