Algunas personas, en base a ciertas creencias, viven bajo la impresión imaginativa que lo emocional de alguna forma equivale a lo espiritual.
Pero, realmente pertenecen a planos de la existencia diferentes.
Así pues,
encerrarse a canturrear melodías “místicas”,
bailotear danzas “mesiánicas” “sagrados”,
aplaudir en congregaciones exaltadas de adoradores,
adoctrinarse en ciertas fórmulas cuasi mágicas,
repetir con éxtasis reverente los lemas del líder y/o del grupo,
sentirse arrobado por emociones indescriptibles que se suponen conectan con lo infinito,
ayunar en lugares apartados,
subir a las montañas más encumbradas y sobrenaturales,
adquirir amuletos y libros exóticos,
vestirse de manera extraña,
rodearse de simbología religiosa,
ciertamente pueden tener un fuerte impacto en el plano emocional, y por consiguiente influir con potencia en el plano mental,
pero no por ello hemos de adscribirle algún valor espiritual.
Sin embargo,
cuando la chispa emocional se enciende y no provoca distorsiones,
ni altera el pensamiento,
ni radicaliza la conducta,
ni afecta la ética,
ni conduce al perjuicio,
ni atribula con creencias erróneas,
ni desvía de la construcción del shalom,
en ese caso,
a quien le sirva,
tal vez valga como una manera más para contribuir a cumplir con su tarea en el plano espiritual.
En sí mismas,
no tienen valor espiritual.
Tal vez no perjudiquen, pero tampoco ayuden.
Es cuestión de valorar con moderación y conciencia
los instrumentos que emplearemos para desarrollar nuestro potencial
y unificar nuestro ser.
«Mi amor, yo lavo los platos, ve a descansar»
«Ve al salon de belleza, yo me quedo con los niños»
«No te preocupes, yo arreglo la cama»
«Tranquila, yo ayudo a los niños con la tarea»
«Buenos dias/tardes/noches, por favor y gracias»
Eso es espiritualidad.
Gracias Moré
pues si, pero no solo. tu y yo preferimos esta, hay gente que usa caminos más tortuosos
Pues sí, saludosquerido Moré.