¿Te crees que eso que obtuviste gritando, amenazando, presionando, castigando, atemorizando, es una victoria?
Quizás realmente sientas que lo sea.
Pero, estaría buenísimo que probaras el otro método, el de estar plenamente atento, comunicar auténticamente, agradecer, pedir amablemente, respetar, elogiar sinceramente, criticar con deseo de mejorar, aprobar con amor… por ahí lleva más tiempo y un poquito más de esfuerzo dedicado, pero el resultado es probablemente mucho más valioso y duradero que el otro.
Toda esta semana he procurado aplicar este consejo. Y sí, es un mejor camino y pienso seguir en él.