«Todos los aspectos de la realidad: sus altibajos dependen del ascenso y la caída del poder del pensamiento del hombre.»
Esta frase genial del gran Rav Kook nos recuerda la importancia de nuestros pensamientos en la forma en que experimentamos la vida. Según esta afirmación, nuestras percepciones y creencias, lo que construimos con aquello que nos pasa y sentimos, tienen un poder directo sobre la realidad que experimentamos.
Como dijo el rabino Yehuda HaLevi en la Edad Media: «Todo lo que tú eres es un reflejo de lo que piensas«. En otras palabras, nuestros pensamientos y creencias determinan nuestra realidad.
Esto significa que si queremos mejorar nuestra vida, debemos comenzar por mejorar nuestros pensamientos. Pero, especialmente, aprender a pensar, que no es algo que hagamos muy a menudo.
Porque, el verdadero pensamiento debe ser crítico, creativo, elaborado conscientemente.
Lo que solemos llamar pensamiento, en el lenguaje cotidiano, suele ser repetición de consignas, emergentes del inconsciente, retazos de ideas, creencias puestas en palabras… pero rara vez, pensamiento propiamente dicho.
Debemos elegir pensar, no tan solo suponer, imaginar, creer, o repetir.
Y, que el pensamiento opte por ser positivo y optimista, sin perder el realismo, en lugar de centrarnos en lo negativo y en las dificultades.
Debemos cultivar la gratitud y ver lo que tenemos a nuestro favor y el potencial favorable, sin desconocer aquello que está impidiendo nuestro mayor logro.
Debemos desterrar la repetición estéril de lemas, de frases hechas, de brotes espasmódicos de la mente que suponemos son pensamientos.
En resumen, el poder de nuestros pensamientos es enorme y tenemos la capacidad de crear, en cierta medida, la realidad que experimentamos simplemente cambiando la forma en que usamos nuestra mente.
Así que, te animo a tomar el control de tus pensamientos y a elegir pensar de manera positiva y constructiva. Verás cómo la vida mejora de manera significativa.
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