«Y el asna vio al enviado del Eterno, quien estaba de pie en el camino con su espada desenvainada en la mano.
(A) El asna se apartó del camino y se fue por un campo.
Y Balaam azotó al asna para hacerla volver al camino.
Entonces el enviado del Eterno se puso de pie en un sendero entre las viñas, el cual tenía una cerca a un lado y otra cerca al otro lado.
(B) El asna vio al enviado del Eterno y se pegó contra la cerca, presionando la pierna de Balaam contra la cerca.
Y éste volvió a azotarla.
El enviado del Eterno pasó más adelante, y se puso de pie en un lugar angosto, donde no había espacio para apartarse a la derecha ni a la izquierda.
(C) El asna, al ver al enviado del Eterno, se recostó debajo de Balaam.
Y éste se enojó y azotó al asna con un palo.»
(Bemidbar / Números 22:23-27)
Te indique con letras mayúsculas entre paréntesis las reacciones de la asna para salvar la vida de su amo ante el peligro del enviado del Eterno delante de él con su espada lista para ensartarlo.
(A) Se fue hacia un campo abierto.
(B) Al estar en un camino estrecho, pero que permitía el transito en los dos sentidos, se fue a uno de los lados chocando así con una de las vallas y lastimando a su amo.
(C) No tenía por donde esquivar al ángel, ni podía volver sobre sus pasos, por tanto se desplomó allí mismo.
Las reacciones del hombre fueron una y otra vez la misma, azotar al pobre animal.
Ir hacia el campo abierto, según nos dicen algunos sabios, es metafórico de Abraham Abinu, pues él es el máximo exponente del JESED, que es la bondad ilimitada. Tal como el campo abierto, disponible para todos, sin limitaciones impuestas.
El camino cercado por ambos lados representa a Itzjac Abinu, quien es el mayor ejemplo en el TANAJ de la cualidad de DIN, juicio, severidad, limitación. Él era un hombre estricto, que se manejaba de acuerdo al código, sin apelar a algo diferente.
En tanto que la senda única, sumamente estrecha, simboliza a Iaacov Abinu, el hombre del EMET, la verdad, que es una de las resultantes de combinar armoniosamente el JESED con el DIN. La verdad es única. No existe algo así como mi verdad o tu verdad, es sencillamente la verdad o no lo es. Por supuesto que el amo de la Verdad es el Eterno, de hecho, Él ES la Verdad. Por ello, a nosotros, meros mortales, solo nos corresponde un atisbo de la Verdad. Sin embargo, debemos ser cuidadosos para no arruinar esa chispa con insolencia, presunción, falsedad, ignorancia, etc.
La asna estaría indicando, seguramente sin saberlo y sin conciencia, que Bileam estaba enfrentándose a la familia de esos tres grandes hombres, los patriarcas de la familia judía.
Y la única reacción del más grande profeta de los gentiles, ¿cuál fue?
Enojarse, azotar, enceguecerse, atontarse, aferrarse a su odio y desprecio, huir de la realidad, ahogarse en su propia maldad.
Tenía la oportunidad de corregirse, de ser él quien volviera a la senda correcta, y no pretender corregir al asna en su andar mucho más “espiritual” que el del profeta.
Pero, no.
No tuvo la capacidad, la voluntad, el deseo, Bileam para ser mejor que su animal de carga.
Esto nos deja una enseñanza práctica.
Al principio tenemos muchas opciones para elegir, como si tuviéramos todo el campo abierto ante nosotros.
Al optar por una senda, las opciones se van reduciendo.
Es de sabio y prudente evaluar, analizar, tener una visión crítica de nuestro pasaje. Para ver si es necesario modificar el rumbo, hacer una pequeña corrección, o seguir con decisión firme por allí. Pero no como un necio, no encerrado en celdita mental, sino con la libertad que está a nuestra disposición.
Luego, las opciones se reducen aún más, hasta que solo tenemos la actual. Incluso allí es imprescindible tener la conciencia y claridad para evaluar y analizar, con racionalidad y honestidad, para entender si es necesario hacer un alto, o retornar o seguir por el mismo camino.
No actuar como Bileam, terco, necio, embrutecido, corrompido por sus malos deseos.
Sino ser, un poco, como la asna; quien tuvo la suficiente sagacidad para percibir el peligro y tomar las acciones necesarias para prevenirlo. Quien elegía por lo que fuera perjudicial, hasta cuando ya parecía que no había nada más para elegir.
Elegir como asna o como gran profeta, ¿qué escoges tú?
Pues si el profeta es Bilaam, creo que prefiero al asna
y sin embargo, la mayoria de las veces parece que las personas elegimos creyendonos el mas sabio del barrio para ser menos listos que una burra…
Moshé antes de ser profeta fue humilde y por eso llegó a la prefecía, no al reves; estaba estudiando ese tema ayer y la razón que da la Mejiltá de Rabí Ishmael al Sefer Shemot y la razón de por qué Baruj, el discipulo de Ieremiah hanabí no alcanzó tal estado: en resumen por que todo profeta lo es para el pueblo y no el pueblo para el profeta y según la Academia de R. Ishamael, Baruj pretendia lo segundo
Cuando voy manejando he visto más prudencia en la calle de parte de animalitos que de parte de algunas personas.
Prefiero actuar como la asna.
Gracias y saludos.
y no sólo manejando se lo puede ver, no?
Si, no solo manejando se ve más prudencia de parte los animalitos que de las personas.
con respecto a este tema me queda una pregunta: ¿por qué entonces Di-s le permitió ser profeta a Bilam si tenia ese comportamiento? Por que recordemos que la profecía es algo que al final otorga Di-s y no algo que alcance el ser humano
seguro que lo que afirma es asi, mi querido profe shaul?
no sera que la profecia es una condicion natural del hombre, pero que el Eterno la ha bloquedo y asi seguira hasta la Era Mesianica?
por otra parte, la respuesta a la pregunta es clasica: para que las naciones del mundo no tengan la excusa de que no contaron con una personalidad como Moshe y por eso no tuvieron chance de recibir la Tora. tuvieron su enorme profeta, pero que se corrompio… mucha fe, mucha paparruchada ritualistica, pero poca construccion de shalom… en fin… algo habitual digamos.
hasta donde recuerdo según Rambam en Hiljot Yesodé Torá sostiene eso, pero sino estoy mal Moshé Jaim Lusatto en Derej HaShem sostiene lo que dice y desde luego todos los mekubalim
no entendí.
Buscaré las citas para explicarlo carlos