Los jefes tribales de Israel trajeron sus ofrendas para la inauguración del Templo en el desierto, esto en la lectura de la parashá por estos días.
A raíz de esto, a mí me gustaría compartir con ustedes un pasaje de la Torá, de otra parashá, que siempre me ha parecido fascinante.
En el libro de Shemot/Éxodo, cuando Dios le da a Moisés las instrucciones para construir el Tabernáculo, le dice que recoja los materiales necesarios de las personas y que «toda persona cuyo corazón lo impulse, ofrezca una ofrenda para Dios» (Shemot/Éxodo 25:2).
Este versículo siempre me ha parecido significativo porque nos recuerda que la construcción del Tabernáculo fue verdaderamente un esfuerzo comunitario. No se trataba solo de los líderes o los ricos que ofrecían ofrendas, sino que cualquier persona que sintiera que su corazón latía por la construcción del Templo podía contribuir. Cada persona, sin importar el estatus social o económico, tenía algo valioso que ofrecer.
Creo que este mensaje es relevante hoy en día, cualquier día que leas esto, porque todos tenemos algo considerable que ofrecer, sin importar quiénes somos o de dónde venimos. Cada uno de nosotros tiene la capacidad de hacer una diferencia y contribuir a nuestra comunidad y al mundo en general.
¿Qué estás haciendo para marcar la diferencia?
Mi mensaje de inspiración para el lector es que no subestime el valor de su propia contribución. Ya sea que se trate de ofrecer una palabra amable, hacer un pequeño acto de bondad, o simplemente escuchar a alguien que lo necesite, cada acción que tomamos puede marcar una diferencia en la vida de otros. Como comunidad, podemos trabajar juntos para crear un mundo más amoroso, justo y sostenible. Si cada uno de nosotros hace su parte, podemos lograr grandes cosas.
https://youtube.com/yehudaribco