- Por santo podemos entender aquello que conecta (o está conectado) con el Eterno.
- Es común confundir severidad extrema (pesadas imposiciones, mayores restricciones, innecesarios cercos, enjuiciamientos continuos) y el repudio del pecador con una mayor santidad, pero esto es falso.
- Cuanto más nos rectificamos en el camino del Eterno, más unificados estamos, con nosotros mismos, con el prójimo, con el cosmos y con el Eterno.
- La rectificación permite la estabilidad multidimensional, en cada uno de nuestros planos de existencia, vigoriza nuestra salud, amplía nuestro gozo, abre canales de comprensión y sensación.
- Estar en unidad es experimentar la armonía interna/externa.
- Al diluir las falsas separaciones y preservar los correctos límites, nos elevamos en nuestra percepción de la realidad, creamos una renovada visión de la misma que hasta podría considerase una re-creación de la realidad.
- A mayor elevación, nos hacemos más comprensivos de las situaciones que, realmente o en apariencia, contradicen la santidad.
- La comprensión, unida al conocimiento y a la sanación emocional implica que se critica con menos acritud, no se difama, no se insulta, no se reprocha egoístamente, no se demanda con ánimo infantil, no se declara que todo es pecado y pecaminoso. Se encuentran más puntos para la cooperación que para el rechazo.
- A mayor rectificación corresponde más flexibilidad, menos exigencia desmedida, mayor bondad y justicia.
- Quien se va elevando en el camino del Eterno, quien va construyendo Shalom, menos juzga con severidad y más méritos encuentra.
- Con bondad y justicia, comprensión y aceptación, con unificación responsable, con flexibilidad sin dobleces, así se ayuda el prójimo a encaminarse él también por el camino de la rectificación.
- No a través de la actitud presumida, ni pusilánime, ni agresiva, ni coercitiva, ni separatista, ni de misionero, ni abusiva, ni agresiva, ni engañosa.
- Es la construcción de Shalom LA senda de la santidad.
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