La enseñanza correcta

Breve pero profundo estudio que esperamos sea de mérito para la pronta recuperación de Clara Jaia bat Rajel (hermana del querido Walter), y de mi hermano Efraim –Jaim- ben Bluma.
Pronto y total restablecimiento, junto a todos los hijos de Israel así como de los justos entre las naciones.

Ya nos advierte Maimónides de no tomar los midrashim literalmente (, como tampoco suponerlos “cuentitos de abuelas”).
Pero igual, no falta el “tzadik” (y fanático a veces) que no deja de hacer lo contrario y con gran parsimonia predica que es un burro (o rebelde) el que rechaza la literalidad de los ejemplos de los Sabios.
Con gran pietismo asumen que cada letra es de ineludible realidad material y por tanto es un hereje absurdo quien no crea como ellos hacen.
¡Si me habré topado con esta buena gente… bastante a menudo!

Tratar de hacerles ver lo erróneo en su comprensión y procedimiento, suele ser un caso perdido.
Es que, cuando el hábito se ha formado cuesta muchísimo cambiarlo.
Es una segunda naturaleza, que recubre como una máscara esa zona de nuestro Yo Auténtico que corresponde a los instintos.
Allí está la careta tapando la cara, usurpando su lugar, haciendo de cuenta que es la verdad.

Como pasa con el Yo vivido, generalmente, que toma el sitio del Yo Esencial y lo suplante.
Llegamos a morir convencidos en “nuestras verdades”, que distan de la Verdad.
Porque, cuando pretendemos estar próximos a ella, es necesario coordinar el Yo Vivido para que manifiesta al Yo Esencial, no para que lo invisibilice.

Como sea, así andamos por la vida, ciegos y a oscuras, dando tumbos, pero pregonando nuestra sapiencia y superioridad.
Cuestión típica de todas las religiones, tal como de cualquier otra manifestación del EGO.

Ahora dejemos de filosofar en las profundidades que nos esclarece la CabalaTerapia y contemplemos un midrash muy interesante.

Se encuentra en el Talmud, más precisamente el babilónico, Sandhedrín 21b, y dice más o menos lo siguiente:

Cuando el rey Salomón desposó a la hija del faraón,
el Eterno envió al ángel Gabriel (a veces se menciona a Mijael) para que descienda y golpee con una vara/caña en el mar,
lo que provocó que se produjera un banco de arena a su alrededor,
sobre la cual fue fundada la gran ciudad de Roma.

Los ingenuos fanáticos de la literalidad, ¿qué interpretan de este pasaje?
Pues, que ciertamente alrededor del año 960 AEC emergió en el Mediterráneo la bota que conocemos como Italia, pues antes allí había solamente agua.
Si tuviéramos el atrevimiento de mostrar que en realidad la bota existió “desde siempre”, o al menos desde bastante antes que el casamiento del joven rey con su segunda esposa, ¿cuáles serían los contra argumentos de los literalistas?
Por ejemplo, que la ciencia se equivoca, porque es un complot ateo contra la verdad de la fe.
O, que Dios puede hacer lo que se le antoje, entonces planta evidencia de que existía Italia pero en verdad es una prueba ficticia para probar nuestra fe.
O, que diga lo que diga la evidencia, el camino de la fe es el que hay que tomar, por absurdo que pueda parecer al corto intelecto humano.
O, que llevamos satánicos instintos que nos corrompen la mente y por lo tanto confundimos cualquier cosa.
O, que nada de lo que digamos será atendido, pues atrevemos a decir que quizás el midrash no es verdad literal.
Te animo a que compartas otras notables propuestas fantasiosas y despegadas de la realidad de los amos de la verdad esotérica, porque yo  ahora sigo con el tema central.

Pero, ¿qué habrán querido enseñarnos en realidad los Sabios al escribir tan extraño relato, indudablemente metafórico?
En pocas palabras: que el casamiento de Salomón con la princesa egipcia, así como con todas las otras posteriores, fue lo que debilitó en su base a la nación santa, lo que conllevó que al cabo de unos siglos de Roma viniera la tremebunda destrucción y exilio que todavía hoy padecemos en parte, aunque hayamos restaurado un poco con el moderno Estado laico de Israel en nuestra tierra sagrada.
De haber mantenido Salomón una conducta apropiada, la nación judía hubiera obtenido una fortaleza inusual, que le hubiese permitido preservar su integridad e independencia, a pesar de las dificultades que pudiera atravesar la región.
Pero no, Salomón tenía otros planes en mente, o alguna cosa impropia en el corazón; a pesar de su altura intelectual y capacidad notable; cayó y arrastró a su pueblo tras de sí.

Tú puedes escoger seguir por la senda de los que ven al midrash como una fuente inobjetable de conocimiento práctico y literal.
O puedes ser maduro, coherente, espiritual y adecuado a la Tradición Sagrada.
Está en ti la elección.

Sea cual sea, tienes que recordar que incluso las pequeñas acciones, que nosotros evaluamos como inocuas y limitadas, podrían derivar en enormes consecuencias absolutamente imprevisibles, para bien o su contrario.
¿Entendiste?
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